Estoy muy conciente

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Su respiración comenzó a agitarse, sabía que pronto perdería la cabeza, ya conocía los efectos de esa maldición. Comenzó a acercarse rápido a paso firme hacia el hombre sentado en el sofá hasta quedar enfrente suyo.

— ¿Qué hacés despierto? — preguntó Ota haciendo un gesto de disgusto al perder el juego —

— No puedo dormir..

— ¿Querés una birrita? - Lio negó con su cabeza -

Nicolás era una persona energética, la sonrisa en su rostro nunca faltaba, una gran persona que alentaba a sus compañeros a seguir adelante por más que él se sintiera peor, un verdadero capitán, por algo lo era del club Portugués, Benfica. Lio sin perder mucho tiempo se sentó sobre el regazo del menor quien se rió ante esto. 

- ¿Qué hacés? 

El delantero besó los labios del contrario, su respiración estaba agitada tanto que su pecho subía y bajaba notoriamente, su cuerpo está ardiendo, obligando a Nicolás a recostarse en el sofá hasta apoyar su cabeza en los almohadones. 

- ¡Eh! - el menor lo separó bruscamente - ¿Qué mierda te pasa? - sonríe extrañado - 

- Porfavor, ayúdame. 

Lionel volvió a atacar los labios ajenos mientras sus manos bajaron por el pecho del menor hasta el borde de su camisa, jugando con ésta hasta introducir sus manos debajo para acariciar el torso bien trabajado debajo suyo. Otamendi intentó empujarlo varias veces, pero Lío era fuerte, aunque sea más chico físicamente, su cuerpo para nada era ligero. Por fin pudo quitarle la camiseta al defensor, entre forcejeos.

— Dale boludo, me estás jodiendo — sonrió nervioso —

Pensó que tal vez era una broma que pasaba los límites, pero en fin y a cabo, una broma, se equivocó. Messi frotó su redondo culo contra el bulto debajo suyo, atacando los labios de Nicolás de nuevo, la desesperación era tanta que se escuchaba con claridad los labios húmedos chocar entre mordidas, y lamidas. Sin poder evitar las reacciones del cuerpo, Otamendi tenía una notable erección entre sus pantalones, resignado dejó de forcejear con el mayor solo tomándolo por la cintura, jadeos escapaban de su boca.

— Bien.. — felicitó Lío sonriendo —

Lionel se bajó de encima suyo y se inclinó entre sus piernas para comenzar a acariciar con sus manos la erección debajo de la ropa del menor. Nicolás dejó de resistirse, estaba mal, tiene una familia, casado con hijos igual que el mayor, pero no podía detenerlo, y luchar con él solo complicaría las cosas, en fin de cuentas solo pasaría una vez, ¿No?.

Pronto sus pantalones junto a su ropa interior serían quitados, dejando a la vista su pene erecto goteando líquido pre seminal, Lío no pudo evitarlo, comenzando a lamer la glande con sus rosados y calientes labios, dejó caer algo de saliva para dilatarlo más, finalmente metiendo todo el reproductor masculino en la boca, hasta que lo sintió cerca de su garganta, estaba totalmente perdido, sediento de sexo comenzó a succionar moviendo su cabeza de arriba abajo.

Otamendi soltaba gemidos cortos y bajos, tan roncos que enloquecía más al delantero, una mano se apoyó sobre su cabeza, entrelazando aquellos largos dedos en los cabellos ajenos para darle embestidas y garchar su boca salvajemente. La situación se había ido de las manos por completo, Lío al borde de ahogarse, se separa para toser un poco, apenas terminó, el defensor le quitó la ropa inferior que por cierto, solo era el boxer, el cual estaba tan pegado en el cuerpo que se notaba lo mojado, y erecto que está.

El defensor lo tomó por la cintura para acomodarlo encima suyo, acercó una de sus manos a su boca para escupir y llevarla a la entrada del mayor, que para su sorpresa ya está un poco dilatado, eso le facilitaba las cosas.

— No tengo forro

— No importa — respondió Lío jadeante —

Fue guiado por las manos del menor en su cintura, comenzando a bajar con lentitud introduciendo el miembro en su estrecho interior, se arqueó de tal manera que Otamendi se mordió el labio inferior llevando una de sus manos en la espalda contraria para sostenerlo mejor, ambos intentaban no hacer tanto ruido para no llamar la atención de sus compañeros, pero era difícil, empeoró cuando las embestidas lentas se hicieron presentes. Lío aún mordiendo su labio inferior no podía controlarlo, por lo que Nicolás lo tomó del cabello para acercarlo y comerle la boca.

Dios, sos un hijo de puta.. — gemía Messi contra sus labios —

No tardarían mucho las embestidas más rápidas, Otamendi no se detenía a pensar como le parecía tan atractivo, tan caliente, Messi saltando encima suyo, intentando callarse con desesperación, y el sudor recorriendo su cuerpo. Sostuvo la cintura de Lio firmemente buscando aquel punto en especial que al apenas encontrarlo lo notó, ya que el delantero clavó sus uñas en los hombros del menor.

Sin siquiera tocar su miembro, Lío se corrio manchando el vientre de ambos, fue dado vuelta para las últimas embestidas, ya debajo del menor con sus piernas completamente abiertas, Nicolás se corrió dentro suyo sin pensarlo dos veces, Lío se arqueó apretando los almohadones debajo suyo con fuerza.

Ah..

Cuando la semilla terminó de llenar el interior de Messi, el menor sacó su miembro con cuidado, y se vistió la parte inferior, luego de un corto beso en los labios, comenzó a caminar hacia su habitación, dejando atrás al capitán de la selección agotado que a los pocos minutos se iría también a su respectiva habitación.

Pero en su camino, escuchó pasos detrás suyo que lo alarmaron, y aunque se formó de valor para investigar quién o que era, no había absolutamente nada, supuso que era su imaginación para seguir hasta su destino, apenas amanezca se daría una ducha con agua caliente para lavar si cuerpo que de milagro no tenía ni una sola marca, hasta ahora..

La excitante lista de amantes del capitán de la selección Argentina apenas estaba dando sus primeros pasos, porque de a poco probaría distintos sabores, o mejor dicho, provincias, y países.. ¡Mucha suerte a tu culo, Lío!

Mi lista de amantes (Messi harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora