Capítulo 2 | Srta. Johnson

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No olviden dejar su voto

Lucas

-Señorita Johnson déjeme pasar por favor. -Mi voz sale suplicante. Nunca había llegado tarde.

Mis pesadillas son un tanto fuertes, pero no lo suficiente para que lleguen a interrumpir las actividades de mi día.

Siempre he sido uno de los mejores estudiantes, entrego mis tareas a tiempo y soy responsable, me gusta que todo lo que hago este bien hecho.

No sé que me esta pasando.

-Señor Romero, sabe que esas son mis reglas, siempre las he aplicado con todos mis estudiantes y usted no puede ser la excepción. Lo siento.

-Pero Señorita Johnson. -Trato de buscar alguna respuesta pero nada llega.

-Pero... sí puede hacer algo por mí. -Me mira con ojos expectantes.

-¡Si lo que sea! -Después de decir eso me doy cuenta del exceso de emoción en mi voz a lo que la mujer delante mío y yo nos quedamos un poco desoncertados. -Perdón. Sí, haré lo que me pida. -Hablo más despreocupado.

No te quieres llevar mal con la Srta. Johnson, te puede llegar a hacer la vida imposible.

-Bueno, que tal si lleva estos libros a la biblioteca y me ayuda a ordenarlos en sus estantes. -Mientras lo dice camina fuera del salón, nos acercamos hacia una puerta de algún tipo de armario en la esquina del pasillo; saca una llave del bolsillo de su falda para después abrir el armario, dentro de él se encuentran 6 estantes llenos de libros, mi boca se abre por todo el trabajo que me asignaron.

Me hubiera quedado afuera.

Regresamos al salón y nos paramos frente a la pizarra.

La mujer me observa. -Bueno, como es mucho por hacer puede llevar a otro de sus compañeros.

-¡Yo, yo, eligame a mí! -Liah se levanta del banco y agita el brazo exageradamente.

-Señorita Taylor ni siquiera sabe de trata la actividad. -Mi amiga me mira con irritación en sus ojos. -Qué tal... -La mujer repasa el aula con la mirada buscando a su próxima víctima.

Sus ojos se centran en un punto y yo lo sigo.

Alcanzo a ver a un chico dormido boca abajo sobre la mesa, su mochila se encuentra sobre ella y sus brazos cruzados arriba de sus pertenencias, haciendo un pequeño espacio donde descansa su cabeza.

La Srta. Johnson se acerca a su lugar haciendo resonar sus tacones por la estancia, levanta la mano con la palma abierta y suelta un golpe en la madera de la mesa provocando que el chico levante su cabeza rápidamente.

Desorientado mira a la mujer y los alumnos estallan a carcajadas.

Pobre.

-¿Qué tal la siesta? -Pregunta la maestra.

El chico recobra la compostura.

-Excelente, gracias por preguntar. -Él responde con tono campante haciendo que la Srta. Johnson se irrite más.

Si algo que me disgusta, son los alumnos que tratan de hacerse los chistosos.

-Qué tal si en vez de dormirse cuando estoy a punto de dar mi clase, va y ayuda a su compañero. -La maestra me señala mientras yo sigo parado frente al pizarrón, yo me encojo en mi lugar por la vergüenza.

El chico se levanta con una mueca de disgusto tomando su mochila, la maestra lo sigue y yo voy detrás de ellos; los tres juntos salimos del aula.

-¿Y qué se supone que tengo que hacer? -Pregunta molesto.

Luz de Luna (BL) | +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora