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Caleb:

Tararea una canción mientras enjuaga los platos.

—Gracias por ayudarme con esto, tesoro, no era necesario — Dice mamá mientras le pasó el último plato.

— Está bien, mamá — Cuando terminó ella se seca las manos en una toalla blanca.

— Bueno, tenía ganas de ver una película ¿Quieres acompañarme? — Me sonríe y no puedo decirle que no. — Prepararé palomitas para la ocasión, sería divertido.

— Claro, mamá — Sonreí ante la idea.

Mamá preparo unas palomitas, pero ni siquiera las toque.

Se que ella me invitó a hacerle compañía, pero me sentía más cansado de lo normal, no se en que momento pase de descansar sobre su hombro a su regazo.

Sus manos me acarician el cabello, eso que ella hace que tanto me tranquiliza.

Atento a la luz del televisor y luchando por no dormirme, pero no lo consigo ya que sin darme cuenta de ello lo hice.

...

Al despertar apenas si puedo tomar una inhalación sin que el cuerpo me duela, aún así me levanto y bajo en busca de mamá.

Me faltaban al menos unos cuantos peldaños para bajar las escaleras que me faltaban, pero me detuve al escuchar a mamá hablar por teléfono.

— No logro entenderte, Miles — El tono de su voz es bajo y débil. Odio cuando se pone así — Hablemos más tarde. — Y con eso finalmente cuelga.

Cuando sus ojos encuentran los míos no puedo ni siquiera fingir una sonrisa.

— Hola, cariño — Deja el celular en la mesa y se levanta — ¿Cómo dormiste?

— ¿Estás bien, mamá? — Me adelante a preguntar y su expresión cambio a una de confusión.

— Tranquilo, no es nada — Niega, pero se que está restandole importancia. — Despertaste más tarde, pero tranquilo prepararé el desayuno rápido.

— ¿Puedo ayudarte? — Cuestione y sonreí ligeramente cuando ella asintió.

Claro que no me dejó ayudarla. Solo me pidió que mirara o que le pasará alguna cosa que no alcanzará, aún así... Me gusta estar con ella.

Después de todo solo somos ella y yo.

...

Lo bueno de no poder hacer ejercicio físico es lo que puedo hacer en ese tiempo.

Lástima que a Sam se le acabaron las excusas para saltarse a esa clase.

Apartó los ojos del libro en mis manos cuando alguien se sienta a mi lado.

— Están jugando quemados — Comenta Jane casi con tristeza, ella ama los deportes y es lamentable que su enfermedad le haya arrebatado eso.

Creo que antes de que nos hiciéramos amigos ella me comentó que jugaba volleyball en un equipo, pero cuando le dieron su diagnóstico tuvo que renunciar a ello.

Se que ella daría todo de si, pero su cuerpo no aguantaría lo suficiente.

— ¿Qué estás leyendo? — Gira su cabeza en dirección a mi.

— Nada — Le pasó el libro y me encojo de hombros — Solo fingo leerlo, hoy no tengo ganas de leer.

— No puedes leer con tanto ruido, entiendo porque te gusta sentarte aquí — Ella toma el libro mientas lo ojea. — Nunca me gustó leer jaja. — Desde el rabillo del ojo puedo verla abrir el libro y pasar todas las páginas de una sola vez.

Tú Júrame Que Volverás (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora