Clair de Lune || Larry Stylinson

1. El chico que...

"No quiero ver nada más ahora que te he visto a ti"
(Daylight, Taylor Swift)

Era la primera vez que le tocaba vivir completamente solo, eso implicaba palpar los bolsillos de su pantalón cada 5 minutos solo para asegurarse de que está llevando las llaves de su departamento.

Harry Styles era todo un independiente.

El verano había terminado y todos los estudiantes estaban más que listos para regresar a sus largas y aburridas rutinas en la universidad.

En las calles se podía distinguir jóvenes con vasos de café, cargando mochilas y libros, escuchando música y otros, novatos, preocupados por lo que les esperaba en esas aulas donde aprenderían asignaturas que supuestamente les darían un trabajo en el futuro.

Harry era el último tipo, un novato de universidad que se dirigía ansioso a su primer día de clases. Se había mudado hace una semana a Londres, en un pequeño departamento muy cerca de su facultad. Sus padres hicieron un gran esfuerzo para poder pagarle un lugar únicamente para él, pues sabían muy bien que Harry apreciaba mucho su espacio personal y que no soportaría quedarse en una residencia con otros estudiantes. Más que todo por el hecho de que Harry canta y toca la guitarra todo el tiempo, no podría hacerlo si es que vive al lado de otras 20 personas.

El calor del verano se sentía mil veces más fuerte en su nuevo departamento, debido a que aún no había podido instalar el aire acondicionado. Esto causó que Harry saliera 20 minutos antes solo para escapar del horno en el que se había convertido su hogar.

Caminó escuchando su playlist favorita y se sentó en una de las bancas que se encontraban en el campus, esperando a que sea hora de entrar a su primera clase.

La universidad conservaba un estilo antiguo que impresionó a Harry desde el primer momento en el que supo que quería estudiar en Londres. La extensión de los edificios era inmensa, como una pequeña ciudad solo para universitarios, razón principal por la que solo había jóvenes estudiantes caminando por las calles, leyendo en las cafeterías o comprando en los supermercados. Es por eso que no tardó en hacer amigos, considerando que Harry siempre fue muy sociable, conoció a muchas personas en tan solo una semana.

Faltaban alrededor de 10 minutos para que su clase optativa empezara. Era su primera y única clase del día, lo que era un buen comienzo sin presión para la semana. Un lunes con una sola clase, que suerte ¿verdad?

Había muy poca gente en el campus, en especial porque ya eran casi las 5 de la tarde y la mayoría tenía sus clases en la mañana.

Después de un rato, Harry se quitó los audífonos debido a que ya había terminado de escuchar las pocas canciones que su teléfono le permitía almacenar. De pronto se dio cuenta de lo pacífico que era el campus a esas horas. Solo se escuchaban el sonido de las hojas moviéndose y a la gente caminar a paso lento. Cerró los ojos e intentó relajarse, quizá de esa forma podría ordenar sus muy confusos y desastrosos pensamientos

Pero de pronto toda esa tranquilidad y paz se vio interrumpida por un ruido estrépito de algunas cosas cayendo al suelo y una voz delgada diciendo "lo siento" repetidas veces. Harry abrió los ojos y movió la cabeza intentando buscar la fuente proveniente del sonido.

Y fue entonces cuando lo vio.

Un chico intentando llevar en mano varias cajas apiladas, al parecer había chocado con alguien y ahora todas sus pertenencias yacían en el piso. Era delgado, de estatura mediana y su rostro estaba pintado de rojo por la vergüenza. Sus miradas chocaron por un milisegundo, o al menos eso le pareció a Harry. El chico levanto todas sus pertenencias y caminó lo más rápido que pudo hasta la puerta de lo que seguramente era la residencia de estudiantes.