Capitulo II.

38 6 2
                                    

-Y entonces ¿Que piensas de... M-16? -preguntó la rubia desde su lado del escritorio tras hechar un vistazo a la libreta de anotaciones, mirando fijamente a Since que tras sus gafas negras que nunca se quitaba le devolvía la mirada, con la cabeza apollada en sus manos entrelazadas.

Una computadora gigantesca que estaba a espaldas de la rubia mostró a una chica de cabello negro ebano, flaca pero musculosa con el ceño fruncido profundamente. Era Fradea. Los ojos de Since se iluminaron tras las gafas.

-Supongo que ella es increible, tiene un cuerpo flexible y aunque lleva poco tiempo aqui sus músculos no están tensos en la arena, el único problema con ella es que trata de cerrar los ojos, me fastidia ¿Podrias arreglar eso? Creo que con una buena reprimenda bastará.

»En la sesión de introducción usa menos anestesia, pero explicale por que lo haces. Puedes usar también la configuración 6, supongo que eso seria suficiente, solo trata de no magullarla demasiado, me molesta oir en los altavoces sus gritos de dolor todo el tiempo. Esta progresando bien, solo necesita un empujoncito.

Cherry con el labio entre los dientes escribia «C6» debajo de la foto de Fradea. La chica no era alguien que disfrutara de estar alli, puesto que aunque imperceptiblemente temblaba al escribir esas simples letras, por que sabía que significaban y porque no conforme con eso, Since tambien la obligaba a supervisar el proceso.

-¿Que hay de P-21?

Y al escuchar aquello Since no necesitó ver la imagen para saber que se trataba de Kerstin Preud.

-hum, una lindura ¿No? Me la encontré en la playa. Acerca de ella, la necesito el viernes, se todo lo dura que puedas y necesito sus medidas hoy mismo, el uniforme ya está, pero la armadura no, tambien llévala con Grumm supongo que querrá verla despues de la primera prueba -extrañamente Since se quitó los las gafas y devolvió la mirada a Cherry que asustada no podia apartar los ojos de los suyos, rodeados de piel enrojecida que nunca sanó y unos ojos grises rasgados, ella guardaba cierto parecido con Kerstin. Quizá esa fuera la razón de que la chica estuviese aqui ahora.

»No quiero que salga ilesa ¿Entiendes? Quizá un...-Since esbozaba una sonrisa gatuna que parecia casi hambrienta mientras trazaba circulos invisibles en la madera pulida de su escritorio - pequeño desliz en los controles, puede ser donde quieras. Y si ya terminamos puedes irte- señalo la puerta con sus uñas perfectas en un elegante ademán. Cherry se encontró preguntandose ¿Como podia hablar y aun asi conservar en los labios semejante sonrisa?

Aun asi se levantó y a pasos pequeños y con la cabeza gacha llegó a la puerta. Antes de cerrarla atinó a mirar la cara de Since que volvia a tener puestas las gafas.

«...»

En las mazmorras nadie podia levantarse por culpa de un fugitivo rayo de sol, puesto que estaban bajo tierra. Aun asi todos menos Kerstin que aun no se acostumbraba a los horarios, se levantaron diez minutos antes de que un merodeador embutido en ropajes negros -que recordaban un verdugo-, pasara golpeando con un mazo pequeño los barrotes de la celda, creando un barullo increiblemente fuerte que despertó con un sobresalto a la unica chica de cabellos dorados que allí había.

Fradea miraba con aire taciturno un punto en la pared, rodeada de los brazos de Mied que había pasado la mayoría de la noche en vela junto a ella, abrazandola para sentir que asi al menos podría protegerla, aunque no fuera un sentimiento verdadero en muchas formas, no podia evitar que a Fradea Melij le fueran a torturar, aunque esto, claro, ni él lo sabia.

De la pared junto a la reja de la celda que era considerada la puerta colgaba oscilando en el aire un papel atravesado de manera brusca con un clavo oxidado que tenia anotados los escuadrones de ese día.

Lunes.

Escuadrón I : Keyla J-3, Jean B-7, Mied R-15, Lauren F-72, Fradea M-16 y Creta L-14.

Escuadrón II: Leila M-21, Bruen L-6, August J-96, Shayla K-50, Skilar B-13 y Blend U-46.

-¿Dos dias seguidos?- susurró Skilar en el oido de Gineiva, desconsertada.

Gineiva se limitó a fruncir el ceño con desagrado para añadir: -la tiene en la mira, va a explotarla. Pero... me pregunto...... ¿Cuántos errores le habrá encontrado hasta ahora?

-No suele ponernos a prueba durante dos dias seguidos desde.... -y se estremeció sin atreverse a decir el nombre- ¿Que le habrá visto?

-Es una rebelde total, no la he visto luchar, pero dicen que es muy dinamica, si tengo suerte lo sabré el jueves.- suspiró pesadamente- no puedo esperar...

Mientras ellas charlaban, no despegaban la mirada de Mied y Fradea, sintiendo una punzada venenosa de celos. Mied, si bien no resaltaba por el cabello azabache o los ojos grises que todos menos Kerstin en la celda poseían, resaltaba por su carisma y sus rasgos cincelados. Él era por mucho el mas guapo de entre los cuarenta y nueve hombres que vivían por decirlo de alguna manera, allí.

Ese dia, la tensión podia palparse en el aire, como una mano que estrujaba sus corazones y les hacía difícil la tarea de respirar, incluso a pesar de que casi todos estaban acostumbrados al miedo y dolor de luchar en la arena, nadie hacía mucho ruido, y lanzaban miradas furtivas a Fradea por el espectáculo de la noche y a Kerstin por que ese dia sería su primera sesión de introducción, que para todos habia resultado fatalmente dolorosa y mas que por error ellos sabian que era con un propósito, quizá el de que supiesen a que se enfrentaban, aunque no por ello dejaba de ser cruel.

El cerrojo de metal que nadie sabía a que hora se ponía por que no duraban despiertos a mas de las once, pero qué siempre estaba allí al despertar hizo un ruido espantoso al abrirse por lo oxidado qué estaba, a este le siguio la puerta de la celda.

Un merodeador con un andar entre desgarbado e imponente se dirigió hacía dentro mientras todos contenían el aliento. Sabia cada persona en la celda que iba a por Kerstin, que al principio un poco histerica habia suplicado por que no la sacasen de alli, lo sorprendente fue cuando el merodeador tuvo que batallar con Mied para que también le dejara llevarse a Fradea.

Kerstin nunca había sentido tanto miedo, tampoco se habia sentido tan impotente o torpe. Sobre todo tampoco sabía que era que tu pecho martilleara al ritmo de un corazón desbocado, estaba descubriendolo pero no estaba siendo, nada parecido a una ocasión alegre, pues de haber elegido hubiese preferido no conocerlo jamás.

Jalada por un encapuchado que no sabia como nombrar se dirigía a traves de escaleras que parecian eternas de nuevo al exterior, acompañada de una chica de cabello negro y ojos grises con expresión vacía que le recordaba a un cascarón de huevo sin nada dentro, casi transparente, encajaba totalmente en aquel entorno hostil. Le asustó mas pensar que quizá algún dia ella se volviera como la chica hasta tal punto de mezclarse con la terrorifica construcción.

Subiendo poco a poco por las escaleras iluminadas pobremente por las antorchas de las paredes y luego de dar muchas vueltas que la despistaron totalmente, llegaron a un pasillo de un blanco inmaculado que tenia doce puertas a lo largo, en la primera a la izquierda desapareció la chica de ojos grises escoltada por un encapuchado y a ella la metieron en el primer cuarto a la derecha, pero en cambió el encapuchado se fue, dejandola sola en el cuarto que parecia un extraño laboratorio.

Todo lleno de botones blancos y muebles o aparatos blancos parecía un hospital, la única variación de color eran las luces rojas, azules y amarillas que habia en todos los controles. Quizá tardando demasiado en recorrer lentamente todo, tratando infructuosamente de averiguar para el que servían.

Cuando reparo en lo que parecia una mesa con cuerdas de cuero de mas o menos su tamaño un escalofrío recorrió su espalda, de repente se sentía pálida.

Casi en ese mismo instante los gritos desesperados de una mujer lo llenaron todo.

Avatar [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora