Estrellas. 2/2

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Julián llamó la atención de la mitad del aeropuerto con aquel grito, incluyendo la del hombre de sus sueños.

Corrió, lo más rápido que se pudo permitir, pasó entre la gente, pidiendo perdón varias veces por meterse entre quienes estaban en aquella fila, Julián llegó hasta Enzo con el corazón latiéndole a mil por hora.

Se abalanzó a los brazos del azabache, quien muy confundido lo recibió, Enzo lucía terrible, tenía los ojos rojísimos y una cara de querer morirse.

Y aún así, para Julián fue como verlo por primera vez, tan lindo como siempre.

─ Julián, qué hacés ac... ─ Enzo trató de hablar, Julián le estaba estrujando el cuerpo de lo fuerte que lo abrazaba. La gente a su alrededor observaba la escena en silencio, hasta el guardia de seguridad estaba metido.

─ No te podés ir, no es justo ─ Julián sollozó, alzando su vista para mirar a Enzo, Álvarez intentaba hablar. ─ No está bien, no me podés dejar, no si nos queremos.

Enzo miraba a los ojos del castaño atónito por completo, ¿Cómo el azabache de podría haber siquiera imaginado alguna vez que alguien sería capaz de ir a retenerlo al mismo aeropuerto?, para Enzo era surrealista, algo que pensó que sólo les pasaba a las parejas enamoradas de las películas.

Julián trataba de recuperarse, la gente aún estaba mirándolos, a ninguno de los dos jóvenes parecía importarle.

─ Hay más soluciones, Enzo, te juro que las hay. ─ Julián murmuró, Enzo permanecía mudo. ─ Yo no puedo dejar ir al que podría ser el amor de mi vida, no por miedo.

Enzo sintió el pecho cálido, Julián rogaba interiormente para que el pelinegro abriera la boca.

─ Julián, es complicado...

─ No lo es.

─ Sí lo es, es complicado, ¿Qué hago yo si te hace algo?

─ No me va a hacer nada, Enzo, tu viejo es un pelotudo.

─ Es un pelotudo que te puede hac...

Ambos se estaban desesperando, Enzo estaba terriblemente nervioso, se vio interrumpido por la voz de Álvarez otra vez, se miraron fijo.

─ Vamonos.

Enzo se quedó a medio hablar, Julián lo había enmudecido, estaba a punto de preguntar qué quería decir, Álvarez se le adelantó.

─ Vamonos, Enzo, vamonos de acá, los dos, juntos.

Fernández miró a los ojos del castaño, no parecía estar jugando, sonrió incrédulo de todos modos, sin entender aún.

Le costaba a Enzo a veces.

─ ¿Cómo de acá? ─ Preguntó bajito, tratando de comprender, Julián lo tomó de la mano, tratando de convencerlo.

─ De Argentina.

Enzo entreabrió sus labios, quería preguntar muchas cosas, Julián apretó su mano levemente, Fernández lo miró directamente, sonriéndole algo nervioso.

─ Enzo, mi familia vive en Inglaterra, si vos me decís que sí, si vos te atrevés a decirme que sí, yo te llevo conmigo y no me lo pienso ni medio segundo. ─ Julián habló rápido, era probablemente la locura más grande que se había atrevido a proponer en su vida, su bastante corta vida.

Pero Julián sentía que había algo especial.

Que Enzo era esa persona que quería amar, por la que quería dar todo.

─ Julián, no podés dejar tu trabajo, y tus cosas acá, tu vida, seguís estudiando, tenés mucho por delante acá y... ─ Enzo trató de darle razones a Álvarez para que lo pensara mejor.

¿Sos doctor de gatos? ── Enzo x Julián. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora