Una mañana como cualquiera

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Como todas las mañanas un joven de 23 años se levanta a las 7 de la mañana para preparar el desayuno y alistar a su hermano pequeño Titi de 6 años para luego alistarlo y llevarlo a clases ya que este asiste al preescolar y así este poder ir a la universidad luego, debido a que su padre Staxx ya debe estar en su trabajo de enfermero en el hospital o en algún turno doble.

Sabe lo difícil que es para su padre mantener a dos hijos sobre todo ya que no son sus hijos biológicos, es por eso que se esfuerza el doble para ayudar en casa, ayudando con los quehaceres del hogar y preparando el almuerzo para su hermanito y todas las noches prepara la cena para todos sin olvidar dejar un plato para su padre.

Dando las 8 en punto, con su hermanito ya vestido y esté listo con su mochila, computadora portátil y libros para la universidad junto con las cosas de su hermanito, van juntos de la mano a la escuela de su hermanito, con 5 minutos de antelación antes de que suene la campana, se despiden con un fuerte abrazo antes del que el joven omega se despida de Titi.

Al ser Quackity un omega le es más fácil cuidar de su hermanito ya que con su aroma puede tranquilizarlo si se siente triste u asustado por algo, luego de ver como el pequeño entra dentro de la institución, da media vuelta y toma el mismo camino de siempre que da hacia su universidad.

Por el camino como es rutina para Quacks se detiene frente a la misma floristería que le pertenece a un joven peli castaño cuyo nombre no conoce y nunca se ha animado a preguntar, pero anhela el conocer ya que desde su primer día de universidad este lo ha enamorado con sus hermosos ojos rubís, pero para no ser tan obvio prefiere concentrarse en las flores las cuales siempre han sido su pación, contrariamente a su decisión a la carrera que estudia la cual es derecho.

Llegando al establecimiento, hacia bastante calor así que era natural que esta vez en el escaparate se encontraran flores como la Hibiscus, Bungabillia, Gerardios, Rosas rosas, Verbenas, Claveles entre otras. Como adoraba ver y oler las flores eran lo que más le hacía feliz, eran tan grande su pación que se había quedado tan absorto en sus pensamientos que no se había dado cuenta que estaba soltando sus feromonas dejando un dulce aroma a lavanda por todo el lugar, de pronto fue sacado de sus pensamientos cuando su reloj sono alertándolo que tan solo le quedaba treinta minutos para llegar a clase, rápido tomo su bolso y se echó a correr para no llegar tarde lo último que quería es arruinar su historial de llegadas puntuales perfectas, no quería decepcionar a su padre ni a sus maestros.

Por otra parte Luzu el dueño de dicha floristería estaba llevando un racimo de flores boca de dragón para acomodar en el escaparate de su local y por fin abrir la tienda cuando olio un dulce aroma a lavandas que capto por completo su atención, ese aroma ya le era similar, salió para ver a quien le pertenecía y tan solo pudo ver un borrón de alguien corriendo a toda prisa tomando algo entre sus manos, tal vez un estudiante que llegaba tarde a clase, rio con gracia con media sonrisa ya que le recordaba a su amigo Rubius, ya que este solía tener la misma rutina todas las mañanas. Suspiro para luego dejar las flores en su lugar y dejar la puerta abierta sin dejar de preguntarse de quien pertenecería ese aroma que tanto le llamaba la atención desde hacía bastante tiempo.

Floreria - LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora