II

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—Solo nos divertiremos contigo. Si te portas bien tal vez salgas con vida.

¡No por favor! ¡Aléjense de mi! Por favor no me hagan nada. ¡No, NOOO!

[...]

—¿Dalí, estás bien?—Unas manos movían mi cuerpo lentamente lo que hizo que me levantara asustada por el tacto —Solo fue un mal sueño, mírame.

Daisy tomó mi rostro con sus manos como si fuera algo delicado que podría romperse en cualquier momento. No pude contener mis lagrimas y empecé a llorar tratando de quitar ese nudo en mi garganta. Traté de hablarle pero estaba tan agitada que no se podía entender nada de lo que decía, Daisy no sabía que hacer para calmarme así que me abrazó.

Estuvimos un rato así y sentí como su respiración bajaba de ritmo y su cuerpo pesaba. "Se quedo dormida" pensé. 

No recuerdo cuando fue que empezaron estas pesadillas, tal vez fue hace 10 años o más, he tenido que vivir con esto y siempre son diferentes escenarios pero, se sienten muy reales, como si la lo hubiese vivido.

Tengo que dejar de pensar eso, los doctores me han dicho que es por la falta de sueño. Agarré mi teléfono para revisar la hora.

6:59

Que raro, se supone que a esa hora los rayos de sol ya deberían salir. Desconecté mi teléfono y con algo de dificultad logré quitar a Daisy para asomarme a la ventana. Tenía razón, el día esta nublado y pareciera que va a llover al rato. Al cabo de un rato que me quedé observando el cielo, mi teléfono empezó a vibrar recordándome que tengo que tomar mi medicamento.

En si, no es un medicamento como tal, se trata de una pequeña fórmula que logramos crear papá y yo para mi "padecimiento". Es más, digamos que son como vitaminas.

Por cierto ¿Ya estarán todos despiertos? La casa se encuentra en silencio y es muy raro ya que aquí empiezan todos sus tareas diarias muy temprano, ha de ser por el clima. Trato de despertar a Daisy para que se fuera a bañar, pero sólo recibo un quejido de su parte.

Al bajar las escaleras escucho un tarareo.

Ha de ser mamá que está preparando el desayuno.

Buenos días mami— me acerco para darle un beso en la mejilla y abrazarla por la espalda.

—Buenos días cachorra—contestó.

Abro el refrigerador para agarrar lo que buscaba pero al notar que sólo habían frascos vacíos y otras fórmulas decidí preguntar.

—Oye mami ¿sabes si hay más de mi fórmula en el laboratorio de papá?

—No lo sé hija, pero tu papá aún no sube al parecer se quedó toda la noche trabajando. Ve a preguntarle si quieres.

En todo este tiempo, mamá no se había volteado a verme debido a que estaba concentrada con la comida. En cuanto ella se volteó, me miró con una expresión de preocupación. Me imagino que ha de ser que tengo cara de no saber qué es dormir.

—¿Tuviste pesadillas Dalí?— asentí con cansancio— ¿Haz estado tomando tus fórmulas?

—Debí haber olvidado tomarlo anoche.

Reencarnación  - Chica VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora