♰ Τέσσερα ♰

850 78 73
                                    


La niña de cabellos negros yacía sobre el sillón donde hace un momento el joven investigador estaba leyendo un libro. Ella dormía tranquila en ese pequeño espacio, siendo siempre acompañada de su fiel mascota: Guacamole.

Zorman le había dejado dormir ahí, no vió necesario llevarla a su habitación, ni nada por el estilo. Saber que tenía a la pequeña bajo su vigilancia de alguna forma le transmitía una sensación de apogeo. Una sensación de tranquilidad que calmaba tanto a su cuerpo como mente.

Atribuyó esto a la simplicidad de que al ser una menor silenciosa y pacífica, era más fácil sobrellevar su compañía, pero estaba equivocado.

De forma inconsciente percibía a la menor como su propia hija, y su comportamiento con ella lo demostraba. En cualquier otra situación se hubiera limitado a solo darle un objeto y dejarle en un espacio donde no tocara ni hiciera nada. Eso hubiera hecho, sin embargo el instinto de cuidarla le superaba.

De modo que prefería tenerla cerca mientras seguía revisando entre los estantes, buscó y buscó hasta dar con un par de libros, que él pensaba serían de ayuda. Lo primero que necesitaba hacer era dar con el circulo alquímico que dibujó, para así entender el por qué fue abierto y cómo volver a abrirlo.

Tomó lugar en un sofá cercano a la pequeña, comenzó a leer cada uno de los ejemplares, haciendo lo mejor que podía para recordar los simbolismos del círculo. A decir verdad aquel viaje dimensional había hecho de sus memorias, espacios borrosos y pocos lúcidos.

Los recuerdos de esa noche se iban desvaneciendo y eso le asustaba.

Siguió con lo suyo hasta que el tap tap en la puerta llama su atención. Un tanto desconcentrado por la interrupción, se levanta de su lugar con dirección a la puerta.

Cuando abre la puerta ve la alta figura de Drako, imponente y fuerte como siempre, pero esta vez luciendo un atuendo diferente al de antes. Sí, ahora vestía una sotana negra, larga y de botones dorados. La mascarilla que cubría la mitad de su rostro ya no estaba, dejando al descubierto ese mentón cuadrado, cubierto por una barba desvanecida que le hacía de alguna forma verse más sugestivo.

El otro Drako no tenía barba... Definitivamente debería dejársela crecer.

El de anteojos tuvo que morder el interior de su mejilla para no dejar escapar un suspiro.

—Hola, Zorman. — Suave, baja y afable. Su voz era tan cautivante y contrastaba tanto que le fue difícil no volver la mirada a él. —¿Todo bien?

Sí, definitivamente sí.

—Ah, sí, sí. Todo bien. — Trastabillando las palabras evita el contacto visual. De nuevo sentía calor.

Drako hace una mueca, no convencido por la afirmación, pero sin intereses en seguir preguntando.

—¿Pasa algo? — Pregunta Zorman, mientras hacía el intento de acomodar sus anteojos sobre el tabique de la nariz.

—Nada importante, sólo venía por mi niña.

—Oh, sí, claro. — Se hace a un lado, señalando el apartado sillón donde dormía la pequeña. —No lleva mucho tiempo dormida, aunque no creo que sea conveniente despertarla...

Drako se adentra a la habitación, acercándose al sillón donde su pequeña descansaba. Guacamole hizo sonar su cascabel, en una forma cordial de saludar al mayor, este sonrió y se quedó de pie, frente al sillón.

—No la despertaré. — Sonríe, cálido, y Zorman cree que hace aún más calor.

Se inclina hacía ella, tomándole delicadamente en brazos. Le mira, atento, contento por ver el descansar de la niña. Le sostiene bien, procurando que el movimiento no la despertase, Zorman también le mira, complacido por el gesto amable. Sin embargo poco le dura la ternura, porque al instante el cuerpo de la niña se desvanece en un denso humo muerto, parecido a la ceniza cuando es sacudida.

† Un Voto De Por Medio † Drako & Zorman ✟ Zormako ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora