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Todo comienza como un día normal, pero la unica diferencia, que no todo podia estar normal, vivía en la ciudad bajo la compañía de su Madre en la ciudad de Metrópolis, sus padres se habían divorciado desde que el tenia ocho años, y por acuerdos del juez, la custodia quedó en manos de su madre, sólo podia estar al lado de su Padre durante las vacaciones, desde ese entonces, el solo ha podido ahnelar que esas fechas llegaran para poder pasar tiempo entre padre e hijo, pero el verdadero problema, era que nunca iba sólo, la sobre-protección era molesta, pero jamas se había atrevido a decirle algo, pues a cada lugar con el que su Padre iba, su Madre siempre estaba al frente. Habían transcurrido desde ese entonces ya nueve años, y la situación jamás cambió, las vacaciones habían llegado, al fin habían terminado los días de escuela, los bullicios de la gente hacian escándalos en sus oídos, aunque en verdad pensaba que el verdadero escandalo era la voz de su Madre regañarle por cosas que ni siquiera el entendía de lo que se refería, caminaba con pasos lentos en la fila listo para abordar el avión, ¿ qué pasaba ?, no había una sonrisa en ese angelical rostro, no había una llama que expresara alegría, ese rostro y semblante tristón algo nos decía, las manos en sus brazos demostraban claramente que buscaba protección alguna. Pero la tenía, se suponía que su "amada" Madre lo protegía, ¿ qué pasaba ahí ?, ¿ De que buscaba protegerse ?

Quizás nadie lo sabría, la mañana era fría y nisiquiera aquel abrigo le protegía, sentía frío, sentía miedo, pero pequeño muchacho, ¿ que atormenta tu inocente alma ?, llegó tu turno, subió a paso lento aquellas metálicas escaleras, pero el empujón casi lo hacia caer, había sido su Madre quien habia hecho aquello, se veía molesta, que ni siquiera le importó el insulto que el hombre frente a su hijo le había dicho, buscó el número de asiento que se le había sido asignado, coloco las maletas en el maletero y tomó asiento junto a la ventana, el sol comenzaba a azomarse y podía apreciar la visible niebla lentamente disiparse, sin darse cuenta, una ligera lágrima resbaló hasta su mejilla, su madre pareció haberse dado cuenta, molesta, tomó entre sus dedos la barbilla de su hijo bruscamente e hizo verla, el muchacho ni siquiera se inmutó a quejarse, era como si supiera que si lo hacía... Le iría muy mal.

- Deja de llorar, que no eres chica. Limpiate esas lágrimas

Exclamó molesta para quitar las lágrimas del rostro de su hijo sin ninguna pisca de delicadeza, él, solo tuvo ganas de llorar aún más, quitó las manos de su madre haciendo que esta le mirara con más molestia, aunque ya no pareció importarle, miró hacia a la ventana con nostalgia secando sus lágrimas, esperaba llegar a casa lo mas rápido que pudiera, deseaba refugiarse en los brazos de su Padre y que lo protegieran, deseaba un halago de ese hombre con el que solo pasaba en vacaciones, quería mas a su Padre, que a su propia Madre.

«Bienvenidos a Aeronave Suite, esperemos gocen su estancia en camino a su destino »

El chiquillo cerró con fuerza los ojos y mordió con fuerzas su labio inferior, se sentía roto, incomprendido, triste y abandonado. Se suponia que el viaje a Westopolis era de máximo cinco a seis horas, dependiendo del clima, pero para él, era como si solo pasaran media hora, su mirada seguía clavada en el vidrio perdido entre las nubes esponjosas, a veces ahnelaba ser un ave para así poder volar libremente, no sufriría, no soportaría los insultos de la gente y ni la de su Madre. Pero eso, era solo un lejano sueño, si tan solo tuviera el valor de poder acabar con su vida lo haría sin importarle y sin dudarlo siquiera un solo segundo. Miró por reflejo a su Madre, quien se notaba concentrada en una revista que ni siquiera el comprendia de dónde fue que salió.

Tres horas después

Y aún parecia hacerle una eternidad, era como si el tiempo se detuviera y el avión flotara, su semblante no cambiaba y sus ojos no brillaban, sus mejillas se notaban pálidas y no hacía otra cosa mas que escuchar música estimulante desde su celular, su Madre parecia haberse dormido y eso alegraba en cierta forma a su quebrantado corazón. Suspiro pesado recargando su peso contra el respaldo de su asiento, en verdad deseaba con toda su alma poder quedarse con su Padre para nunca mas volver a gran Metrópolis. Se acomodó con calma en su sitió con la única intención de así poder descansar, pero con solo hacerlo, una sensación nada extraña se generó en la boca de su estomago, cubrió su boca entre sus manos y se puso de pie de su asiento dejando caer de su teléfono y los audífonos con la intención de irse al baño, cuando estuvo a un solo paso de salir del pequeño espacio la voz de su Madre le hizo temblar por completo.

- ¡¿ A Dónde Vas, Silver ?!

En verdad que no deseaba contestarle, pero si no lo hacía, recibiria un castigo una vez que llegaran a Westopolis.

- Solo iba al baño

- Mm Ve y no te tardes

Se sintió completamente incómodo ante la mirada que los pasajeros posaban sobre él, en verdad que su Madre no tenia ni vergüenza de exponerlo ante la gente. Asintió rápidamente y corrió casi de prisa al fondo cerrando con movimientos torpes el interior del baño, se puso de cunclillas contra el escusado sufriendo arcadas que le desgarraban la garganta sin siquiera expulsar nada, al fallar en el intento de expulsar lo que necesitaba su estomago tuvo que recurrir a usar los dedos, eran peor que las arcadas, pero era un método muy efectivo para lidiar con su problema, metió sus dedos lo más que pudo sintiendo tocar contra su glándula repetidas veces, una y otra vez, hasta que pudo sentir como aquella sustancia subía con violencia su garganta hasta a su boca, sacó de prisa los dedos de boca y escupió con violencia en el interior del escusado. Las lágrimas saladas brotaron y recorrieron su rostro por completo de nueva cuenta, cuando las arcadas terminaron, bajó la escotilla del inodoro y enjugó su boca y rostro, se miro por un segundo en el espejo tan solo para apreciar su rostro, toco entre sus dedos sus mejillas, barbilla y nariz, pero se miró solo con asco y molestia, apretó sus mejillas notando en el espejo como se hacia un "bulto" entre sus dedos, si su rostro estaba así, no pofia imaginar su cuerpo.

- Me das asco, solo mirate... Eres un cerdo

Pero ese gesto de molestia cambió a ese semblante melancólico.

- ¡¿ En Dónde Estabas ?!

- En el baño

Molesta, su Madre tomó con fuerzas la oreja de su hijo y tironeo de ella con violencia, Silver, solo pudo ahogar un gemido adolorido que eso le causó y sujetar su oreja sobre la mano de su Madre. Apenas si habia llegado a su asiento y su Madre cuestionó con "sospecha" porque había tardado tanto.

- ¡¿ En Dónde Estabas ?!

Gritó su Madre importándole una mierda que los demas pasajeros la escucharan y observaran, muchos con lástima, odio, pena y vergüenza.

- ¡Que En El Baño!

Gritó el menor esperando que con ellos, su madre le soltara, en efecto eso hizo, pero solo para soltar una cachetada a la cara de su hijo.

- ¡A Mi No Me Gritas!

En la distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora