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Es tarde, el fuego arde bajo sus ojos, las lágrimas no dejan de caer.

El diablo besa a quien sea, tiene a quien sea, no serás alguien especial, solo un peón más en el tablero.

Le servirás al rey, obedeceras al rey, no importa que frente a ti tenga a otra mujer.

¡Te lo advertí! Maldito diablo despiadado, le rompiste el corazón.

Pequeña Jenny ingenua, debiste tomar tus alas y huir, no puedes cambiar lo que viste, él tiene a más como tú.

- ¿Aún me amas? - pequeña niña tonta, él no puede sentir amor.

- Claro, ángel - deja de escucharlo, ¡por favor solo vete!

- ¿Mucho? - esa alma inocente merece amor, no una dosis de tus mentiras.

- Cómo para hacerte el amor - sonrió con deseo acariciando su mejilla.

La cargo hacia la cama, admiro y beso cada parte de su cuerpo ¡Bastardo! Disfrutas el amargo placer de un corazón inocente.

¡Aléjate de ella!

¿Cómo puedes amarlo? Si bien, el amor es tan lindo que puede doler.

- ¡Me fascinas! - hablo con deseo y entre jadeos sin querer detenerse.

Cierra los ojos angel, sabemos que lo haces por amor.

- ¿Ya te vas? - pregunto con tristeza.

Él no la miro, termino de vestirse y hasta entonces respondió:

- Debo hacerlo cariño - beso su cuello y se marchó.

- ¡Valentine, espera! - apenas cerro la puerta otra persona lo detuvo - ¿Esta Jenny? - Kevin necesitaba saber que estaba bien.

- ¿Para que la quieres? - su presencia no era bien vista para el rey.

- Es mi mejor amiga, ¿Tengo que explicarte hasta de lo que hablamos? - respondió molesto.

Maldita tensión entre el bien y el mal.

- No está - negó su presencia, la idea de que alguien más la tuviera lo consumía vivo.

«Eres mía, angel » sus pequeñas palabras resona en la cabeza de Jenny, debían estar tatuadas en su corazón para que no lo olvidará.

- No sé ni porque te pregunté - lo hizo a un lado y tocó la puerta.

Nadie toca al rey, nadie toca el diablo sin atenerse a las consecuencias.

- ¡Kevin! - Jenny lo abrazo apenas abrió la puerta.

Valentine carraspeo la garganta molesto.

- Amor, sigues aquí - fue a besarlo - ¿Te importa si lo hago pasar? - pregunto con ternura.

Se acercó a su oído y respondió:

- Está noche verás lo que soy en realidad - pauso sus palabras, mientras la acariciaba por detrás - Maldito el día en que me hiciste sentir celos - no había amor en sus palabras, tacto o ternura, esa voz firme, gruesa y temible la hizo estremecer.

- S-si, amor.

Ángel, aún no es tarde ¡Sal de ahí porfavor!

Devil Doens't Bargain✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora