Tsireya tiene los ojos clavados en su hermano.
—“Ao'nung, estamos...”
Él decide alejar aún más a su hermana. No se atreve a mirarle a la cara. Sólo pone distancia entre ellos mientras baja la mirada, incluso podríamos decir que de lo intensa que es, taladra el suelo. Cierra los ojos, aprieta los puños y se atreve a hacer contacto visual con Tsierya. Su rostro está serio, inexpresivo.
—“¿Está vivo?”
—“Oh, Neteyam...”
La na'vi cambia su expresión. Sus cejas caen, sus párpados bajan ligeramente y sus labios se abren para dejar escapar unas palabras que se reducen a una onomatopeya, ya que su hermano la ha cortado sin siquiera dejar que responda. Él, en su lugar, la esquiva y camina, casi trotando hasta la aldea.
—”¡Ao'!¡Espérame!”
Pero no quiere mirar hacia atrás. La ira que lleva dentro puede más que el llamado de su hermana. En cuanto se despierta de su ensoñación, está corriendo tan rápido como las piernas le dejan. Los nervios se apoderan de cada sección, por más diminuta que sea, de su cuerpo. Salta raíces, esquiva vegetación diversa, cambia de sentido, toma otros caminos, pero es inútil. No se orienta. Y Tsireya no puede seguirle la pista tan rápido. Con cada pisada en esa tierra inocente le recuerda a la injusticia de los hechos. Esa que ha logrado llevarse a cabo mediante el odio y la obsesión. Esa que se ha llevado vidas consigo. Incluida la de Neteyam, piensa. Va tan embalado como flecha disparada con la mayor de las fuerzas y la más potente rabia, que termina por ser aplacado por su hermana. Fue una sorpresa, pero sabe que es la única forma de detenerse.
—“¡Tengo que ir!¡Déjame ir!”
—“Para, déjame ayudarte...”
—“¡Tú no vas a ayudarme!¡Yo soy el que tiene que...”
Y su voz se quiebra. Las cuerdas vocales tiemblan al igual que sus manos. Tsireya las agarra con su suavidad característica a la hora del trato.
—“Escúchame hermano, vamos juntos a casa.”
Ao'nung accedió, sin decir mayor palabra. Ambos ponen camino a su aldea, y tras unos minutos de silencio que parecían interminables, ella pregunta con voz sutil:
—“¿Qué sientes?”
Esa pregunta descuadró aún más a su hermano, que durante el camino había estado mirando al suelo y moqueando. Este sólo se limitó a responder de manera hosca.
—“¿Qué voy a sentir? Estoy... Enfadado, cabreado.”
—“Sé qué caras pones cuando estás puramente enfadado, pero este no es el caso... hay algo más. No quiero que te sientas acosado a preguntas, quiero entenderte.”
—“Eso no sirve, Reya. Es inútil. ¿Para qué quieres más problemas, eh?”
Y el silencio volvió a reinar. Sabía que su hermano tenía ciervo carácter, pero jamás lo había visto tan negado a soltar prenda.
—“¿Es por Neteyam?”
Ahí el Na'vi de cabellos recogidos sintió una punzada en el pecho. Frunce el ceño, con clara rabia.
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Nada se ha extraviado.
Fanfiction/Neteyam x Ao'nung/ Sólo es lo que pone el título, nada se ha extraviado, nada se ha perdido. Trato de que esté bien escrito. ✨🌿