Vuelve a preguntar

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Abrieron la puerta con cautela. Los lobos habían olido, desde hacía varias calles de distancia, el olor de comida recién hecha y aunque no era raro que en el loft se hiciera comida casera, si que lo era que el olor fuera tan persistente cuando ellos llegaban para su tarde de estudio. Uno a uno fueron entrando y los humanos fueron capaces de captarlo también.

–¿A que huele?

Allison fue la única valiente, o la más estúpida, que se decidió a preguntar a pesar de que todos seguían quietos en medio del salón.

–He hecho bizcocho.–Derek no apartó la vista de su lectura, de hecho paso de página con tranquilidad.–Tenéis zumo de naranja recién exprimido también.–alzó la mirada para ver cómo todos le miraban como si le hubiese crecido una cabeza extra. Se encogió de hombros.–Estaban de oferta.

Stiles logró no reírse y se sentó en el suelo sacando las cosas de su mochila con tranquilidad. Al ver que nadie más se movía, rodó los ojos y los miró.

–Si váis a quedaros de pie todo el día, podríais traer la merienda.

Con un movimiento de cabeza les señaló la cocina y todos parecieron reaccionar. Boyd y Erika fueron a preparar vasos y platos para todos, mientras que los demás se sentaban y preparaban sus deberes. Mientras no le prestaban atención, Stiles le dedicó una sonrisa radiante a Derek causándole un leve sonrojo y que esté se ocultara de nuevo en su libro. Anotadolo como una victoria, apartó la vista encontrándose con la sonrisa pícara de Isaac y no pudo evitar sentirse avergonzado. Él presenció lo ocurrido la noche anterior y, por lo tanto, ya debía saber que ocurría.

–Este bizcocho está delicioso.–comentó el de cabello rizado con aparente inocencia ya que sus ojos desbordaban malicia.–Me pregunto que te ha llevado a hacerlo.

–Encontré una receta familiar, y ya que estáis decididos en adueñaros del loft, no voy a dejar que paséis hambre.

Stiles le lanzó a Isaac un cojín a la cara causando que riese a carcajadas para luego ponerse a estudiar con la ayuda del humano. Por lo tanto, el tema fue dejado de lado para fortuna del Hale, quién no había contado la verdad. Había buscado la receta de su abuela entre las pocas cosas que sobrevivió al incendio, y aunque si que lo había hecho para que todos comiesen algo, el mayor objetivo era impresionar a Stiles y demostrarle que podía cambiar y ser mejor.

–Estoy cansada, ¡Es hora de peli!–se quejó Erika recogiendo y guardando sus cosas en su mochila, de mala manera.

–¿Alguien trajo palomitas?

La pregunta de Lydia causó que el entusiasmo que se había generado se desvanciese. La mayoría habían estado cansados después del entrenamiento y se habían olvidado completamente de traer palomitas u otro snack para el momento de ver la película, la cual no habían elegido tampoco.

–¿Alguien dijo palomitas?

Peter entró como si hubiese esperado su momento, con las manos ocupadas por bolsas llenas de lo que parecían bebidas y un montón de comida basura que sin duda se terminaría antes que la película. Scott le arrebató las bolsas y se dirigió a la cocina a preparar todo. Cualquier excusa le servía mientras que no tuviese que seguir haciendo los ejercicios que sus profesores ponían, a su parecer a modo de tortura.

–Nuestro héroe.

A pesar del tono de broma de Stiles, su mirada era solemne y su mano se movió a la espalda baja de Derek. Este se tensó ante el contacto, no porque le molestase o no quisiese ser tocado por el humano, si no por la implicación que tenía. De alguna forma había dejado que entrase y se colase tan debajo de su piel que sabía que Peter no habría ido a por todo aquello si él no se lo hubiese pedido. Era algo que le fascinaba y le aterraba a la vez.

ArsonofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora