Todo lo que somos juntos [+18 Reo Mikage x fem! reader x Seishiro Nagi]

Capítulo 2

"Cuando nos enamoramos de alguien a primera vista, es porque esa persona fue nuestro amor en otra vida."

Había vuelto a casa junto con Reo y Nagi, aunque este primero no parecía muy contento por mi presencia. Honestamente, me molestaba el hecho de no agradarle, pero la verdad era que me lo había ganado a pulso.

Aunque realmente yo estaba demasiado ocupada pensando en el de cabellos albinos, tratando de encajar la sensación de llevarme tan bien con alguien que acababa de conocer. Era una sensación elecrtizante que me entumecía todo el cuerpo y que me mantenía adicta a la presencia de Nagi.

Reo dijo que él solía ir en limusina a su casa, pero ante mi negativa de meterme en un coche con él, se resignó a acompañarnos caminando hacia nuestras casas. Así que primero dejamos al peli morado frente a su casoplón de niño rico, y luego me despedí de Nagi a una cuadra de mi casa, para evitar que mi mamá nos viera juntos.

Realmente no sabía que pensar. No había intentado acercarme más a Reo, porque, después de todo, él seguía siendo el popular del instituto y no quería juntarme con él. Aunque Nagi también había comenzado a ser famoso, a pesar de que en un principio las chicas le evitaban.

El mundo era tan extraño...

― ¡Ya estoy en casa!― Avisé a mi madre una vez abrí la puerta de la misma.

― ¡Hola, cariño!― Respondió ella desde el salón.

Dejé mi mochila en el piso del pasillo y me dirigí a donde estaba ella. Y ahí la encontré, sentada en el sofá del salón con un montón de papeles de aspecto importante desperdigados por el mueble.

Me acerqué y tomé uno con cuidado.

― ¿Qué es esto?― Pregunté entonces, leyendo por encima las afiladas letras que ocupaban el folio.

― Nos mudaremos pronto, hija. No puedo mantener sola esta casa, ya sabes... Sin tu padre.

Asentí, en verdad sabía que ella no soportaba los recuerdos de papá que habían por toda la casa. Además de que la renta de mi madre no era suficiente para mantener esa casa, y ella se negaba a usar la herencia que nos había dejado papá para ese caso.

Mi madre interrumpió mis pensamientos cuando se volteó para mirarme.

― Y he encontrado un nuevo trabajo― Continuó hablando ella―, aunque llegaré más tarde a casa. Si eso te molesta puedo buscar otro horario para pasar tiempo contigo.

― Mamá...― Negué con la cabeza― Ya estás haciendo suficiente, no te esfuerces más. Yo estoy bien con esto, ¿vale?

Me acerqué a ella para darle un abrazo de oso. La quería, podía llegar a ser bastante estricta, pero la quería. Luego, me ofrecí a trabajar yo también, pero ella me dijo que no hacía falta, que yo era joven y que tenía que disfrutar de la mejor etapa de mi vida. Y aunque yo quería ayudarla, entendí lo que quería decirme y me sentí profundamente agradecida hacia ella por preocuparse de esa forma por mí.