Cuando alguien te llegue a amar de la manera en la que yo te amo, te voy a dejar ir. Porque ahí te vas a dar cuenta de lo especial que eres y ya no necesitaré recordártelo, aun así, estaré ahí para no dejar que nada ni nadie te haga creer lo contrario.
Para que comprendas un poco más mi forma de admiración, se asemeja a Nam apreciando uno de esos costosos cuadros llenos de formas abstractas que no cualquiera puede discernir.
A veces hablo conmigo de ti, y llegué a la conclusión de que encierras magia y aunque me tome años deducir esas partes de ti que desconozco, no les tengo miedo, las voy a abrazar.
No entiendo por qué lloras, pero sé que soy afortunada de dedicarle tiempo a esos planetas llenos de lágrimas que esconden un corazón partido y ocultan una batalla.
A través de las sombras te miro contraer cada músculo para no seguir llorando. Quiero ser la persona que está allí, no importa que tan rota estés, o que tan destruida te muestres.
Te miro a los ojos, a esos brillantes ojitos marrón oscuro que me piden respuestas sinceras, y no puedo evitar pensar que nunca podré esconder ni siquiera la verdad más tonta como la de Papá Noel. Solo me queda sonreír mientras nuestras palabras se encuentran. Algo que siempre me ha gustado y que me permite escucharte reír. Y es el mejor sonido del mundo; el de tu risa mezclándose con el oscuro silencio.
Debí darme cuenta de esto antes. Debí notarlo desde hace años. Debí ver la manera en que hacemos nuestro al silencio y hablamos a través de él. Puedo escuchar nuestros corazones latiendo asincrónicos. Puedo sentir la lucha interna que se desata en tus emociones.
Todas esas noches en las que el miedo a la oscuridad no me permitía dormir, recuerdo cómo me consolabas y me dejabas compartir cama. Esos momentos en los que nuestro corazón se conecta, el miedo se esfuma y te conviertes en mi refugio, ese lugar seguro en el que mi vida se siente un paraíso a pesar de seguir en mi mundo corrompido por la soledad y el miedo a ser abandonada.
Ninguna de las dos sabe lo que sucederá más tarde. Tal vez este recuerdo se esfume como la espuma de las olas. Pero, por ahora, lo voy a guardar bajo llave en mi corazón.
