Capítulo 5

556 58 12
                                    

Me siento abrumada, el dolor de ambos siento como si fuera mío.

Puedo oír sus pensamientos con claridad, lo que me sorprende porque no estoy teniendo ningún tipo de contacto con As.

Observo con atención mi cuerpo y veo la posibilidad que su sangre sobre mi piel también me permita escucharlo.

Miro con tristeza su mano y luego a él, enojado, llamando a los otros empleados para que se lleven el cuerpo de Marina.

Siento como si estuviera fuera de esta escena, viendo todo desde lejos, sin sonido y en cámara lenta, creo que nunca había visto tanta sangre junta. Hace menos de un día que conozco a Asmodeo y yo vi dos muertes y un intento de asesinato. No sé cuánto tiempo de vida tenga estando a su lado, lo que se es que mis últimos días serán con el estómago lleno y una buena cama donde dormir. No me arrepiento de nada.

—Juliette...—Lo observo aún absorta en mis pensamientos.

—¡Juliette! —Se sienta a mi lado y pide que le traigan vendas y trapos limpios.

—¡Oye! Reacciona —me sacude y logro volver a la realidad.

Miro como limpia la sangre de mis piernas con la mano sana.

—¿Estás bien? —me observa preocupado.

—Yo... No sé, no estoy muy segura de lo que acaba de pasar.

—¿A qué te refieres?

—Aún escucho cómo te duele, creo que tu sangre sobre mi piel también me deja escuchar tus pensamientos.

—Lo siento, no sabía, no quiero que te asustes. Intentaré pensar en algo más.

—¡No! —detengo la mano con la que aún limpia la sangre de mis piernas. —No quiero por ningún motivo que dejes de pensar en lo que realmente sientes que necesites pensar.

Me observa algo confundido por la torpeza de mis palabras.

—Lo que digo es que, está bien que te duela y si pensar y maldecir por dentro te ayuda, no dejes de hacerlo por mí. Estoy bien.

Sonríe ligeramente —Me asusté —acepta —Mi corazón latió tan rápido cuando vi ese cuchillo directo hacia ti que terminé herido por actuar impulsivamente.

—Si no lo hacías, tal vez me moría.

—Tal vez si o si, tal vez no me lanzaba como animal y lo pensaba un milisegundo más, tú estarías bien y yo también.

—¿Y cómo?

—Le daba un tiro, por ejemplo

Lo miré asustada

—No importa —sonríe. —Lo importante es que estés bien, no podría perdonarme si mi invitada de honor pierde la vida el primer día que vive bajo mi cuidado.

Sonrió—Creo que me voy a morir —explico y toco mi pecho.

Me observa preocupado —¿No puedes respirar? ¿Te duele algo?

Niego, tomo su mano y la coloco en mi pecho —Lo sientes —Lo veo ruborizarse y mirar hacia otro lado. —Creo que algo está mal con mi corazón, va muy rápido, me deja sorda.

Quita su mano —No quiero que escuches lo que estoy pensando —Se levanta apenado y pide asistencia con su mano herida.

—No entiendo nada —murmuro mientras veo algo de sangre en el suelo.

Sí, la cojo podre oír sus pensamientos siempre —Dijo que no quiere que lo escuche y solo me da más curiosidad.

La observo por un rato, sacudo la cabeza y me alejo. Debería como mínimo respetar la privacidad de las personas, ¿cierto? No quiero ser intrusiva y además, si él también es un asesino, no quiero saber nada de esos planes. Como escuche por ahí ojos que no ven corazón que no siente. No sé muy bien que signifiqué, pero creo que encaja con esta situación, creo...

—Vamos, toma esto y nos vamos a comprar. —As aparece con su mano ya vendada.

—¿Qué es? —pregunto mientras me quito la camisa.

—¿¡Qué haces!? —cierra la puerta de su cuarto nervioso.

—Dijiste que me cambiase, eso hago.

Él aparta la mirada.

—¿Y qué se supone que es esto? — señalo

—Se llama ropa interior.

—Entiendo... ¿Me ayudas?

—¡Qué!, no. Ni hablar.

—Esto no me entra —forcejeo con la prenda. —Me quieres matar con esto verdad o tal vez sea un sombrero a ver —lo coloco sobre mi cabeza.

Él voltea y carcajea.—¿Qué haré contigo? —se acerca. —Esto es una prenda interior —explica —Se llama Bombacha, no es un sombrero —vuelve a reír.

—¿Cómo que harás conmigo? Obvio cuidarme y mimarme —sonrío.

—Ven levanta esta pierna y métela por aquí, ahora la otra. ¡Muy bien! Así es como se usa.

—Oh, me hace picar el trasero, es algo incómodo.

—Te acostumbrarás. —Sonríe—Esto es un pantalón, ven otra vez metes un pie por aquí —lo hago y él levanta la prenda hasta que veo mis dedos por el otro extremo —Y repites con la otra pierna por aquí —Comienza a levantar el pantalón.

—No está mal su trasero

—Viste, es esponjosito —digo haciendo puñito con mis manos.

—¡Qué no escuches lo que pienso! —grita y se ruboriza.

—Tú me tocaste primero —Me defiendo.

—Pero es porque no sabes vestirte y tengo que andar subiendo y abrochando tus prendas —claramente está a la defensiva.

—No te preocupes —sonrió —Nadie más me vestirá solo tú.

—Deberías aprender a hacerlo sola —murmura.

—Pero cuando lo haces tú se siente bonito y mi estómago se pone revoltoso y algo extraño le pasa a mi corazón. Es una sensación extraña, bonita y nueva para mí.

—Deja de decir esas cosas o te arrepentirás.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora