Narrador omnisciente
Caracas, Venezuela.
20 de junio de 2020.
Los flashes de las cámaras cayeron sobre los cuatros jóvenes que descendieron de la limusina. Esperaron al inicio de las escaleras cubiertas por una alfombra roja a Alesha e Ibrahim, que llegaban por separado solo porque el chico quiso presumir su auto.
La emoción y los nervios atacaron con más fuerza a la chica al admirar la imponencia del hotel al que llegaban. Era la primera vez que asistía a una fiesta de ese nivel, y se sentía como un sueño llegar junto a uno de los artistas más codiciados del país.
—Supongo tendrás la amabilidad de abrirme la puerta —comenta, mirándose por última vez en un espejito.
—Naciste con manos, úsalas —sugiere él.
—De pana que tú no sirves, Ibrahim.
El chico bajó del auto riendo, las cámaras captando su encantadora sonrisa. Le entregó las llaves al Valet parking y dio la vuelta para abrirle la puerta a la pelirroja.
Ella se guindó a su brazo y se unieron al grupo que los esperaba. Los seis subieron al mismo paso, la prensa se empujaba y gritaba preguntas que no responderían por el momento. Ese día debían actuar como autenticas personas de la alta sociedad.
Adentro, en la inmensa recepción fueron recibidos por el señor y la señora Negretti. Ellos manejaban las principales empresas de alimentos en Venezuela y eran propietarios de canales televisivos dentro y fuera del país.
Tras una corta bienvenida e intercambio de amables palabras, los chicos continuaron al salón donde se llevaría a cabo la velada.
Desde las afueras del hotel podía notarse el lujo y la imponencia del Imperial Luxury, sin embargo, nada se comparaba con estar ahí dentro. Era, de lejos, el lugar más impresionante que habían pisado.
—Si estoy soñando, por favor no me despierten —murmuró Salomé, la novia de Mervin, anonadada.
El gran salón parecía salido de alguna película monárquica. Era de un estilo barroco, con techos altos y candelabros colgando de ellos. El piso era un mármol reluciente y la decoración seguro fue derroche de dinero. Una escalera llevaba al espacio en donde colocaron mesas para los invitados, mientras que del otro extremo los músicos deleitaban a los presentes con una suave melodía sobre el escenario.
Los del servicio de catering se movían de aquí para allá con bandejas de bocadillos y copas de champagne, y cerca de la puerta que daba a un corredor se encontraba una barra a la que Ibrahim le puso el ojo.
Al bajar, un fotógrafo los intercepto para capturar la fotografía de aquel dichoso momento en que la banda Cuatro Estaciones, acompañados por tres chicas espectaculares, hacían acto de presencia en la fiesta que no sería olvidada en mucho, mucho tiempo.
—Algo me dice que salí con los ojos cerrados en la foto, que pesar —Mervin se lamenta con dramatismo—. Tan bellos que son mis ojos.
—Y después dicen que el egocéntrico soy yo.
—Es que tú a veces te pasas de insoportable —responde Alesha.
—Yo estoy segura de que salimos muy bien —Mariana toma la palabra, ser tan positiva era una característica suya—. No es por nada, pero hoy ustedes se ven bastante guapos. Pensé que solo vería a Hassiel usando traje cuando se casara —bromea.
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Inefable: Traiciones Dolorosas | (Borrador)
Mystery / Thriller«Cuando las cámaras se apagan, él ya no vuelve a ser el mismo». *** Estar en la cima y arriesgarse a tomar decisiones equivocadas tiene sus consecuencias. Y caer en la arrogancia, las debilidades del ego y la subestimación puede llevarte hasta lo má...