A diferencia de su amo, T/N no compartía mucho el gusto por el frío, prefería los ambientes templados dónde la ropa y los abrigos no llegaba a ser un estorbo y dónde no fuese necesario desvestirse para no sentir que la ropa se pega a la piel, simplemente la temperatura media entre todo.
Aún así, ahí estaba siguiendo a su amo, cargando con un pequeño cesto en dónde guardaba una botella de vino y algunos cortes de queso para degustar en una de las mesas del jardín. Tal vez era una ocasión especial y por eso su amo había pedido tener un pequeño entremés en el patio.
Su amo vestía un abrigo de piel que denotaba su nivel de clase, así también que mantenía cálido su delgado cuerpo, aunque su plumaje se veía ligeramente esponjado para mantenerse tibio por igual. Mientras tanto, el mayordomo vestía una bufanda que cubría su rostro para mantener una respiración templada y un abrigo que no le privaba de su movilidad. Aún así, intentaba mantener su cola separada del suelo para no congelarse.
El paisaje se adornaba con un adorable color blanco, tan brillante gracias a los rayos del sol que destellaban sobre algunas estalactitas que colgaban de algunas orillas de los techos y los portones de metal, así como los faroles que iluminaban el camino de piedra labrada.
Al arribar a una de las mesas, el mayordomo se encargó de retirar la nieve que se había amontonado encima, dejando el espacio suficiente para servir la tabla de quesos, una copa de cristal y un cojín para que su amo no se siente sobre el frío y húmedo metal.
— Listo, señor. — Avisó el joven diablillo antes de apartarse un paso atrás para darle espacio a su amo de sentarse segundos antes de servir el vino en su copa, presentando la etiqueta mientras la servía.
El príncipe degustó del aperitivo, bebiendo segundos después un pequeño sorbo de su bebida, suspirando con gusto al tragar.
— Que agradable día. — Musitó. — No siempre cae nieve por aquí, es sin duda una ocasión que merece disfrutarse. — Se mantuvo observando su jardín tan bien decorado con arbustos que hacían figuras variadas a lo largo del camino de piedra, encantado por esa capa de nieve que descansaba sobre estos. — ¿Te gusta la nieve, T/N? — Preguntó antes de girar su visión al diablillo.— Me temo que no me agrada mucho, si le soy sincero. — Respondió de la forma más respetuosa que pudo. — Prefiero los climas cálidos.
— ¿Por qué? — Preguntó curioso, quería saber si había algún motivo en específico para eso al mismo tiempo que giraba su cuerpo en dirección al mayordomo, posando ambas manos sobre el soporte del asiento en el que estaba y acto seguido su mentón sobre estas.
— No quisiera molestarle con mis opiniones, señor.
— Tonterías, cuéntame. — Respondió mientras tomaba otro sorbo a su vino, manteniendo aquellos ojos carmesí bien clavados en su pequeño y preciado sirviente.Aquel diablillo soltaría un suspiro lento pero disimulado, no quería que fuese interpretado como molestia, y entonces comenzó a contar:
— Como usted sabe, siempre estuve viviendo en la calle como los demás diablillos, no siempre pude hacerme de un lugar donde esconderme de las temperaturas violentas o de climas como estos. — Mencionaba con un tono de voz neutral, pues no quería preocupar a su amo por semejante vivencia.
— Me trae recuerdos de una vida que ya dejé, y ahora que estoy con usted, supongo que podría disfrutarlo más a su lado. — Intentó cambiar su hablar con un final algo optimista, y resultó en un éxito pues el búho sonreía aliviado.Sin embargo, no hubo respuesta verbal ante aquella historia. El búho se levantó de su asiento y a paso seguro se acercó a aquel diablillo, qué más daba si solo era un paso o dos, y cuando la distancia se volvió nula, abrazó a su mayordomo, recargando su mentón sobre su cabeza con cuidado de no lastimarse con los cuernos.
— No pasarás frío otra vez aquí, T/N, puedes estar seguro de eso. — Exclamó con una voz suave, acariciando su espalda con la misma dulzura con la que le hablaba.
El diablillo seguía perplejo, no tanto por el contacto físico afectuoso que recibía sino por aquellas palabras, tanto así que se había olvidado por unos segundos de corresponder al abrazo. Rodeó su cuerpo con ambos brazos, cerrando sus ojos con tranquilidad.
— Se lo agradezco, amo Stolas. — Agradeció, entonces supo que su puesto en aquella casa real no era simplemente de un mayordomo, quizás significaba algo más para su amo.
Cuando el abrazo se tornó demasiado largo, intentó separarse sin éxito alguno de su amo, quien soltó una risita burlona al sentir que el diablillo le empujaba.
— Eres muy suavecito, y debes estar muriéndote de frío. Déjame calentarte. — Se excusó el más alto mientras acariciaba su cabeza y cabellos.
— S-Señor...
— Señor nada, déjate querer. — Insistió antes de darle una sacudida al diablillo, lo que terminó por sacarle una pequeña risa.
— Okay, okay, lo comprendo... Gracias.
— Has hecho mucho por mí y sin obtener nada a cambio, déjame consentirte aunque sea un poco. — Mencionó segundos antes de apartarse del abrazo, regresando a su lugar para seguir con su bocadillo, terminando con este en una velada tranquila y pacífica.Casi como una señal, un copo de nieve cayó sobre el dorso de la mano del principe, quien lo observó fascinado.
— Está nevando. — Elevó su mirada al cielo y presenció cómo poco a poco las nubes cubrían los pocos rayos de luz que se asomaban entre estás para dejar caer en su lugar una lluvia ligera de copos de nieve, los cuales no tardaron en caer sobre ambos.— Será mejor volver, señor.
— Bien dicho, fue un excelente descanso.T/N comenzó a recoger todo para ir adentro de vuelta, y entonces ambos regresaron al interior de la mansión Goetia, dejando sus abrigos sobre el perchero de la entrada y quitaban el exceso de nieve de sus zapatos.
— ¿Le gustaría que prepare al- — El mayordomo se ofrecía nuevamente a preparar algo, está vez quería hacer algo tibio, sin embargo se vio interrumpido una vez más por un abrazo de su amo desde la espalda, quien descansó una vez más su mentón sobre su cabeza. No hubo respuesta verbal.
— ¿Señor? Debo regresar estas cosas a la cocina, y la botella a- —
— Trae la botella contigo, vamos a mi alcoba. — Susurró el búho a su oído, separándose despacio de él antes de hacer un movimiento que esponjó todo su plumaje, claro que quería que su mayordomo viera eso. — No tardes.La seriedad con la que hablaba le confundía, pero no pudo negarse a su indicación. Minutos después volvería a la alcoba de su amo con aquella botella en mano y un par de copas limpias, tocando la puerta antes de entrar.
Y entonces se encontró con su amo entre la oscuridad de su pieza, sentado a la orilla de la cama, con sus piernas cruzadas y sus ropas ligeramente sueltas, podían verse sus ojos carmesí brillantes entre la penumbra, y con un ademán le indicó al diablillo que se acercara.
— Cierra la puerta, T/N. — Su voz seguía siendo sería, pero no resultaba atemorizante para él, sino... Llamativa.
El diablillo obedeció y se acercó, intentando mantener su postura recta mientras dejaba todo en la mesita de noche, y entonces las manos ajenas lo jalaron de los hombros. En un abrir y cerrar de ojos, su amo se encontraba sentado sobre su regazo.
— ¿S-Señor? — Un rubor crecía en sus mejillas, ¿Qué tenía tan animado a su amo?
— Un abrazo puede darte calor, pero no creo que sea suficiente, mi querido T/N. — Musitó con una voz sensual, acercándose más a su rostro de una forma peligrosamente lujuriosa. — Déjame consentirte una vez más... Es una orden. — No había necesidad de reafirmar que se trataba de una orden, aunque esta fuese una bastante peculiar entre sus otras órdenes.El diablillo tragó saliva y se dejó hacer, retirando el listón de su cuello para dejarlo libre para el más alto, ya había ahí una curiosa marca oscura, algún encuentro pasado que se había quedado como un secreto para ambos.
La tarde es larga y fría, pero las sábanas son calientes y suaves.
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Copos De Nieve [One Shot]
Fiksi PenggemarSpin-Off de la historia "El Sello De Stolas" Un pequeño relato de un invierno entre estos dos personajes, quizás el frío y la blancura de la nieve les acerque más, quien sabe. Nada de lo mostrado aquí altera la historia principal. #InviernoSelfshipp...