ꨄ 6 ꨄ 𝖠𝗇𝗁𝖾𝗅𝗈.

158 17 6
                                    

Puedo observar como la llevas a una cabaña.

Se nota abandonada.

Estoy mirándolos desde la esquina de una de las tantas rocas qué hay esparcidas por el lugar.

Después de que entraste en esa puerta antigua y opaca, me acerqué, con la prioridad de hacer el mínimo ruido posible.

Apegue mis oídos a la puerta, intentando escuchar algún tipo de conversación o... acción entre ustedes dos.

Pero no escuchaba nada, tal vez se habrían ido a otro extremo de alguna habitación de ahí.

Carajo.

Recorro la mediana cabaña de madera, buscando algún orificio que me favoreciese para poder escucharlos.

Después de aproximadamente siete minutos, logro encontrarlo.

El hoyo era pequeño, pero lo suficientemente accesible como para echar un vistazo al interior.

Me asomo, pero lo único que encuentro es una polvorienta y tétrica sala.

Intento mover más mi visión, buscando tu hermoso cuerpo junto al de aquella zorra, pero no los encuentro.

Acaso... ¿lo están haciendo en una habitación?

Maldito sea el día en el que la conociste.

Espero unos minutos, intentado buscarte fallidamente.

Espero que salgas de donde sea que estés, pero no escucho ni veo nada.

Carajo. Tal vez se durmieron después de "hacerlo."

De tan solo pensar en las miles de cosas que pudieron hacer mientras no los veía...

Me llena de rabia y asco.

Aunque no haya escuchado ningún gimoteo o ruido extraño, lo presentía. No quería estar más ahí.

Me alejo de aquel agujero que me permitía ver el interior de aquella cabaña abandonada.

Estaba dispuesto a irme del lugar, hasta que escucho sonidos provenientes de esta. Se escuchan bruscos.

Me acercó rápidamente a la abertura, observando una escena que, para nada esperaba ver.

Pero era algo que me alivió y... excito a la vez.

Observe cómo arrastrabas con algo de desesperación el cuerpo de aquella mujer.

Hasta dejarla en lo que parecía ser el piso de la "cocina", tirándola ahí.

No despierta, ¿la drogaste, amor mío?

O quizás... ¿La mataste?

El simple hecho de pensarte matando sin piedad a aquella zorra... hacia que me imaginara bellos momentos junto a ti.

Ambos cazando con clara lujuria y amor en nuestros ojos, matando y jugando con los cuerpos de nuestras víctimas.

Esos pensamientos hacían que mi cuerpo saltara de la emoción y casi soltara un chillido de alegría.

Carajo, tengo una erección con tan solo imaginarte a mi lado, haciendo lo mismo que yo, siendo iguales el uno para el otro...

Fui sacado repentinamente de mis pensamientos por un grito que probablemente resonó en aquel solitario bosque.

Conocía perfectamente esa voz, era la de aquella zorra, ¿verdad?

No la mataste después de todo.

Si mal no recordaba, su nombre era Nami.

Si, Nami. Aquella asquerosa mujer de clase baja estaba gritando por ayuda, soltaba gritos desgarradores.

Arruinaba mis tímpanos.

Tal vez mi querido Luffy la estaba torturando, de ser así, tendría que verlo con mis propios ojos.

Salí de mis pensamientos y miré una vez más, esta vez encontrando una escena... que inmediatamente me causo repulsión.

Como a la vez anhelo y excitación.

Pude ver cómo estabas penetrando a aquella zorra peli naranja, sin tener piedad en que si la rompías o no.

Te importaba en lo más mínimo sus suplicas. Mientras más se quejaba, más fuerte le dabas.

A la vez, pude alcanzar a observar que la mujer no estaba en un buen estado.

Tenía marcas y moretones por toda su piel.

Pero lo que más me gusto fue ver su cuerpo hecho una mierda total.

Y más cuando abrió la boca jadeante.

Le faltaban trozos de lengua, piel, cabello y carne.

Cada grito de dolor que soltaba, era callado por una brusca intromisión en sus labios.

Para después arrancarle otro pedazo de su lengua, botándolo en alguna parte de la habitación.

Luego bajaste hacia su cuerpo, observándolo como un simple e inservible objeto.

Como un niño pequeño observaría el nuevo chupón que su mami le había comprado.

Listo para ser mordido y lamido las veces que se le plazca al niño.

Lo que hiciste después, me lo venía venir, pero no esperaba que lo hicieras de aquella forma... tan placentera.

Bajaste a uno de los pechos de aquella mujer, lamiendo esa sumisa zona con anhelo.

Formando circulitos de saliva con tu lengua.

Carajo, eso me ponía más duro de lo que ya estaba.

Para luego de unos cuantos mimos después, morderla cruelmente, desgarrando aquella blanca y fina piel que alguna vez había llegado a ser.

Y aunque no había perdido el toque, su antigua tersa piel ahora era de un tipo morado claro.

Observe como masticabas con gusto y placer su carne, lamiéndote los labios en el proceso.

Eso me puso caliente, quería entrar y decirte que dejaras a aquella zorra.

Que me tenías a mi, que podrías jugar y hacer tanto como quisieras con mi cuerpo.

Quería tomarte ahí mismo, pero sabía que eso haría que te enfadaras.

Porque podía notar el placer que tenías al masticar cada asqueroso trozo de su carne.

Al masticar... carne humana.

ꨄ Siempre Juntos - LawLu ꨄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora