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—Compañeros. Me alegra poder dar comienzo a la fiesta de hoy. Nuestro querido Aguni nos ha hecho un gran favor rellenando las despensas con alcohol, por lo que... —Un coro de vítores se levantó al escuchar aquello. El sombrerero mandó callar a todos para poder seguir hablando—Como iba diciendo. Las despensas vuelven a estar al completo por lo que espero que hoy os lo paséis especialmente bien. No os entretengo más—Hizo una pequeña pausa— ¡Doy por comenzada la gran fiesta!

La música comenzó a retumbar por todo el lugar. Todos los presentes se lanzaron en carrera a la zona de la piscina y el bar. Empezaron a esparcirse dejándome algo más de espacio y enseguida elevé la cabeza en dirección a aquel balcón.

Crucé miradas con El sombrerero y después de un asentimiento por su parte, pude dar comienzo con la diversión.

Me separé de la columna en la que estaba apoyada y me dirigí hacia el bar con una sonrisa en los labios.

Me tuve que hacer paso a empujones para poder llegar a la barra. Me apoyé en ella y comencé a gritar:

—¡Ey! ¡Kuina!—La chica se giró en mi dirección con un vaso rojo en la mano y una botella de alcohol en la otra. Estaba rellenando la copa mientras mordía una especie de pajita. Frunció el ceño al encontrarme allí.

—¡Estoy ocupada, espera ahí!—Asentí y ella volvió a su posición anterior devolviéndole el vaso a la persona que lo había pedido. Se secó las manos y se acercó hacia mi con rapidez. Otra persona que ni siquiera conocía tomó su puesto en aquella barra —Si es por lo del otro día te juro que yo no tenía nada que ver, Ann me dijo que...

—Lo sé, lo sé. Fue todo idea de Chishiya—Rodé los ojos mientras mi amiga sonreía— Venía a decir que necesito tu ayuda en algo—Kuina frunció el ceño y se apoyó en la barra quedando frente a mi—Primero ponme una copa—Ella sonrió mientras negaba con la cabeza al escucharme—Cuando te toque cambiar turnos ven a la zona de piscina y búscame, tengo una broma que devolver y muchas ganas de fiesta.

—¿Oye, pero y quién dice que vaya a ayudarte?—la miré con los ojos entrecerrados durante unos segundos. No tardó mucho en apartar los brazos de la barra y sonreír— Vale, pero quédate en algún sitio visible. Oí a los militares decir que tenían que buscar algo y que empezarían por la zona de piscina. No quiero cruzarme con ninguno. Dan miedo.

—Si, si, lo que mandes—Miré al chico que había ocupado el puesto de Kuina y noté lo nervioso que estaba. La gente rodeaba su zona de la barra en busca de alcohol y él no era capaz de escuchar todos los pedidos. Le señalé y dirigí la mirada a mi amiga—Me parece que alguien necesita refuerzos.

Kuina se giró con rapidez y después de abrir mucho los ojos dio media vuelta en dirección a aquella muchedumbre. Me quedé esperando impaciente hasta que volviera con lo que yo le había pedido, pero nada. Ya había pasado tiempo y no quería seguir allí esperando.

Intenté caminar hacia la piscina pero era como nadar a contra corriente. La gente me impedía el paso y me empujaban de vuelta a mi sitio. La música cada vez estaba más alta y aunque normalmente me hubiese alegrado hoy no era uno de esos días.

—Joder—Me quejé en voz baja y tras un par de intentos más, me rendí y volví en dirección al bar. Salté la barra y me metí dentro. Donde estaban las botellas. Cogí la primera que pillé y de un salto subí a aquella mesa que acababa de saltar.

—¿Por qué hacéis cola para un par de vasos si os podéis llevar la botella entera?—Grité todo lo fuerte que pude y pareció funcionar. El gran grupo de gente que me había oído pegó un grito y empezaron a acercarse a mi—Ey, ey. Atrás. La botella es vuestra si os apartáis todos y me dejáis pasar hacia allí—Señalé el lugar a donde iba en un principio y al escucharme todos comenzaron a apartarse.

Utopía-Shuntaro ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora