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Le llamó temprano en la mañana por teléfono para que fuera más rápido de comunicar la buena noticia del día.

— Entonces, ¿Ya volvió esa persona y ya todo está bien?— cuestiona solo para rectificar la información.

— Así es, Mikey— responde contento sirviendo un poco de jugo en un vaso.

— Ah, mira. Quedé.

— ¿Qué?

— No, nada— le da un trago más a su café, ahora se siente más tranquilo con eso—. ¿Y cuándo vas a presentarnos, Takemichi?

Esa pregunta es a la que tanto le ha temido el nombrado.

— Bueno... Aún no estoy seguro...— trata de mentir pero con sus amigos le es casi imposible.

— ¿Umh? ¿Seguro de qué?

— Ah... Digo, de que él tenga... Ah... ¡Tiempo libre! ¡Sí!— fue lo más "ingenioso" que se le vino a la mente—. Me explicó que suele estar bastante ocupado trabajando y es porque coincidimos en la calle que nos encontramos je, je...— ya se estaba inventando una mentira convincente.

Esas palabras confundieron un poco a su amigo, pero le creyó, ya que Takemichi suele ayudar a las personas en la calle, como a las abuelitas, a los niños, a damas y así, sin recibir nada a cambio.

— Bien...— aunque no está muy convencido de su respuesta la acepta—. Ah, tendrás que contarme cómo lo conociste, quiero detalles para la próxima, ¿Ok?— se dió un golpe mental por eso, ya parece su hermana con la vecina del frente platicando cual amigas cómplices.

— Claro, a la próxima será— hubiera dicho algo más pero el minino se acercó a él juguetón, se tumbó frente suyo sobre sus piernas boca arriba y se dejó acariciar el pecho.

— Por cierto...

— ¿Sí?

— ¿Qué harás con Chifuyu mañana?— él se refiere a la propuesta que le había dicho antes; dato que el de ojos azules compartió con él para recibir algún consejo.

La expresión tranquila de Hanagaki cambia a una preocupada, cosa que notó el gatito y empezó a subir al pecho del chico. Tener a Baji de ese modo y cerca lo reconforta bastante.

— Sé lo que tengo que hacer, pero no quiero que se lo tome a mal...— es sincero, aprecia tanto al ojiesmeralda que no quisiera perder su compañia por un sentimiento unilateral—. Temo que nuestra amistad se estropee, pero tampoco puedo mentirle con respecto a lo que siento, con esto no...

En ese punto ya dejó de acariciar el pelaje del gato, quien al verlo triste se preocupó y empezó a ronronear para él, en un intento por animarlo.

Manjiro también empezaba a preocuparse, no quiere que el mismo corazón roto se vuelva a repetir, Takemichi no soportaría perder a alguien más por algo así.

— Tranquilo, todo estará bien— con voz suave trata de calmarlo también, buscando las palabras que diría su hermana en esta situación—. Si de verdad te aprecia, entenderá tus sentimientos y no te presionará más con eso.

Extrañamente lo dicho estaban funcionando y a su amigo le estaba regresando la esperanza de poder estar en paz con Matsuno.

— Además, tú ya tienes a alguien en quien pensar, se tendrá que aguantar porque llegó tarde a conquistarte— eso definitivamente no es algo que diría su hermana... O tal vez sí.

— ¡Mikey, no digas esas cosas!— su grito asustó a Baji que hasta un brinco dió y su pelaje se erizó al momento—. Disculpa— le dijo en un susurro al gato tapando su teléfono.

¿Puedo quedarme aquí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora