Introducción

134 13 0
                                    

Aquella mística y misteriosa criatura, de sublime, monstruosa y demencial belleza, rodeaba la cabaña una y otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquella mística y misteriosa criatura, de sublime, monstruosa y demencial belleza, rodeaba la cabaña una y otra vez. Danzaba entre la nieve, al resplandor de la luna, mostrando lo desnudo de su piel, lo irresistible de su figura... ¿De dónde provenía tan tentadora visión? Le era imposible explicarlo, lo único de lo que estaba consciente era que su corazón se había acelerado a un ritmo enloquecido al verla. También sabía que aquella era una de las chicas de las que hablaban las historias sobre la montaña, una de las extrañas leyendas que habían logrado turbar sus sueños días atrás mientras realizaba su investigación, como ahora turbaba su percepción del mundo la imagen de su cabello, de sus ojos, de su cuerpo.

Estaba solo, aislado del mundo, que había quedado tan lejos al pie de la montaña. Sentía el terrible impulso de correr a los brazos de aquella visión, de besarla, de ser uno con ella, pero si de algo estaba seguro a pesar del estupor que irradiaba, turbando sus pensamientos, era que si ponía un pie fuera de la cabaña su vida terminaría. ¿Por qué lo atormentaba de esa manera? ¿Qué había hecho él para merecer tal castigo? ¿Acaso había sido demasiada su insolencia al subir esa montaña plagada de portentosos misterios?

Jamás hubiera imaginado que, en su primera noche, antes de desempacar los cuadernos de notas o cargar las baterías de su cámara, antes de dar un solo paso en nombre de su investigación, una de las criaturas de la montaña estaría tocando a su puerta, hipnotizándolo con su infernal danza, atrayéndolo como el más feroz y demencial cazador.

Cada célula de su cuerpo, cada fibra de su ser, debatía con su raciocinio. Quería salir, correr en la nieve para encontrarse con ella; la tentación era abrumadora, aplastante. Se encontraba fuera de sí, embriagado por su silueta, perdido en un maremoto de lujuria ultraterrena, de deseo incontrolable, víctima de un frenesí de pasión hasta entonces desconocida.

Se sentía a sí mismo tirando de su cuerpo para alejarse de la ventana, pero ya no era dueño de sí. La miraba a los ojos a través del cristal y ella sonreía, con una expresión rígida y desalmada, tan arrebatadoramente bella que resultaba dolorosa, pero también, aterradora hasta perder el aliento solo de contemplarla. Sentía que su corazón no podía soportarlo, el conjunto de su ser le hacía perder la razón, le hacía sentir incontrolablemente vulnerable, sumiso, aterrado y enamorado de ella. Se encontraba preso de su hechizo, su magia negra realizaba un juego demente y enfermo con él.

La criatura con apariencia de mujer detuvo su danza y se acercó a la cabaña, la respiración de Iván se aceleró hasta que comenzó a darle vueltas la cabeza, mientras ella recostaba su pecho desnudo contra la puerta de madera. El hombre cerró los ojos, temblando, mezcla del horror y el placer de aquella imagen, entonces, a pesar de que la puerta se encontraba cerrada, a pesar de que la criatura estaba en el frío exterior, donde el viento arrastraba toda la vida o el sonido, sintió los labios de ella moverse en su oído y susurrar tres palabras que le hicieron dar un vuelco al corazón, palabras que resonaron dentro de él como un eco celestial que amenazaba con arrastrarlo a los infiernos, palabras que no importaba con cuanta fuerza luchara, le era imposible ignorar. La escuchó decir "Abre la puerta"

FUEGO ESTELARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora