RENACER - 06/07/22

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Para muchos, el hecho de que la madrugada se pose sobre su natalicio, es sinónimo de celebración, pero, hay un pequeño número de personas en este planeta, el cual no lo ve de esa manera y yo... soy una de ellas. Sin embargo, esta vez, es un tanto diferente, ya que, no hace menos de 10 meses, estuve a un suspiro de regalarle a mi ser, una fecha de caducidad, y por alguna razón (aún desconocida para mí), sigo aquí.

Seis meses atrás, la vida me bendijo con el obsequio más grande que he recibido, el cual fue permitirme cumplir mi sueño, y desde entonces... De algún modo eso (sumando la luz de una pequeña estrella), fueron suficientes para motivarme a sembrar mi semilla en esta realidad y poco a poco, las raíces de mis oraciones, se extiendan por el mundo. No a cualquiera la vida le otorga una segunda oportunidad, y aunque nadie me lo diga (O al menos no quién yo quisiera...) Me voy a tomar el atrevimiento de sentirme orgulloso de todo lo que en 300 días, pude lograr y así, seguir buscando más que eso honradamente.

Y no seré capaz de mentir, no todo ha sido perfecto... Me señalo a mi mismo con el índice de la culpa de mis errores, no son de nadie más que míos y siempre estaré arrepentido de mis acciones; pero como prometí, seré capaz de buscar la manera para enmendarlas, ya que, con la misma intensidad que en 100 idiomas dije “Te amo”, sabré aprender a decir “Scusate...”

Y, como siempre dije: Solo el tiempo será capaz de demostrar cada una de mis palabras.

Si me preguntan algún día cómo fui capaz de hacer todo lo que yace en mi mente hoy, diré que fue gracias a personas que no dejaron que permaneciera en silencio, que me impulsaron a conjugar las prosas que escondían mis pensamientos y sentimientos en papel, de la misma manera en la que una madre le da palmadas a su bebé sobre su espalda para que de un suspiro exhale sus gases... Sinceramente, nunca podré pagarles por tanto, y a quienes no lo hicieron (cuando era su deber), también les estoy agradecido; me enseñaron que se le puede llamar hogar a otras viviendas, madre y padre a otros brazos, y lo más importante, me ayudaron a crear y comprender esta frase:

— Las lágrimas, y la pausa que viene después de un suspiro, son la triste e irrevocable afirmación, de que estamos vivos.

PER L'AMORE DELLA MIA VITA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora