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capítulo uno:de regreso a la ciudad
monza, italia. 12 de septiembre, 2021.
CARLOS agarró una botella de agua y se acercó a la esquina de su cuarto en el motorhome de Ferrari, donde Flor estaba hecha una bolita mientras sollozaba, se sentó a su lado y la abrazó como pudo. La chica de a poco devolvió el abrazo y escondió su rostro en el cuello del piloto. Sainz pasó su mano por la cabeza de la chica, acariciandole, miró por encima de su hombro y vio como en el teléfono de ella habían más de cien notificaciones de Pierre: sesenta y cuatro llamadas y más de noventa y nueve mensaje, y contando.
El español nunca la había visto así de destrozada y no sabía cómo actuar, la conocía desde hace tres años y esta faceta de ella no era algo que se veía seguido. La apretó contra su cuerpo y dejó que llore, le rompía el corazón verla.
Hace menos de dieciocho horas que habían salido fotos de Gasly con una chica morena en un boliche en Lisboa de hace unos meses. Y nuevas fotos de ayer a la noche, cuando supuestamente él estaba descansando en su habitación. Vale aclarar que él le había dicho que esa misma chica solo era una fan que se acercó para una foto unos meses atrás. Además de que ese viaje a Portugal supuestamente fue con su familia.
Y dos horas después de la carrera, decidió terminar con el francés, quien ya venía de mal humor por no haber podido terminar la carrera debido a un accidente. Pierre lloró y le suplicó que no lo dejara pero la decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás.
La puerta se abrió de repente y Charles entró con cara de preocupación, Carlos suspiró y se paró enfrente de la argentina, bloqueándola del campo de visión de su compañero y amigo.
─ Flor, aquí estás... Pierre está enloquecido, habla con él, por favor.
Leclerc intentó acercarse pero Sainz se lo impidió. ─ Charles, no. No la merece. Vete.
─ Carlos, tú no tienes nada que ver, no te metas.
─ Y tu tampoco, pero no me voy a quedar parado, sin hacer nada, viendo cómo quieres que vaya con Gasly.
El monegasco cruzó miradas con la chica y ella notó como le estaba suplicando. ─ Flor, por favor...
Carlos volteó a mirarla y se corrió de entre los dos. ─ Cinco minutos y listo. ─ y salió, no sin antes ver a su amiga, que solo le asintió.
Charles se acercó con cautela y se sentó en el mismo lugar donde había estado Carlos, levantó su mano y le secó las lágrimas que seguían cayendo.
─ No voy a ir con él y no me jodas.
─ Pero... ¿qué pasó? Está loquísimo intentando encontrarte.
