LET IT SHINE │Donde Gabriel Montez se muda con su familia e inicia una nueva vida; va a un nuevo colegio, juega al básquet, canta, baila y se descubre a sí mismo en el proceso.
a high school musical fanfic
high school musical x oc's
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LA CAMPANA SONÓ UN TIEMPO DESPUÉS y Gabriella no tardó nada en recoger sus cosas e intentar salir.
—Oye, oye, oye, ¿a dónde crees que vas? —su hermano la tomó del brazo.
—A ver a Troy —respondió con una sonrisa.
Al chico le dio un tic en el ojo.
—¿A Bolton? ¿La razón por la que nos castigaron? ¡¿Acaso te volviste loca?!
—Quizás solo quería comprobar que si era yo.
Quiso llevarse las manos a la cabeza, preguntándose cómo ella podía ser una genio en clases pero una completa ingenua y empática para otras cosas. ¡El tipo la había llamado en medio de la clase y ahora ambos tenían detención! ¡El primer día!
Su madre iba a matarlos.
—Gabs, hermanita, no sé si no has pensado en esto pero el tipo al que le diste tu número en año nuevo no te ha llamado desde entonces —trató de explicar, con falsa calma—. ¿Por qué crees que ahora sí puede verte y llamar como si nada?
—Seguramente estuvo muy ocupado —lo excusó—. ¡Vamos, Gabs! Déjame ir a verle.
Él ya tenía claro el rotundo NO, pero la pequeña chica lo había mirado con una cara tal que sencillamente no fue capaz.
—Pero yo te acompaño —dijo por fin, saliendo tras de ella.
Solo dieron unos pasos fuera del aula sin ver al castaño. Gabo ya estaba dando gracias a Dios, porque de seguro al tipo le había dado vergüenza hacer lo que hizo y huyó. Sin embargo, el mismo los sorprendió por la espalda.
—¡Oye! —le dijo a su hermana.
—¡Esto es...!
—¡Imposible!
—¡No puedo...!
—¡Creerlo!
Ay, por el amor al cine, esto parecía una comedia romántica donde los protagonistas terminan la frase del otro. ¿Y Gabo? Bueno, él era ese personaje que siempre hace de mal tercio. Roy ni cuenta se había dado de su presencia. ¡Genial!
—No puedo creer que vivas aquí, te busqué el día de año nuevo —estaba diciendo Gabriella.
—Tuvimos que regresar antes.
—¿Por qué susurras? —preguntó esta vez Gabriel, con el entrecejo fruncido.
Roy por fin lo notó, sonriendo hasta que reparó en la cara molesta del muchacho.
