Sin rumbo

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29 Noviembre del 2022
Camille

Ensayo en mi cabeza cada uno de los pasos que me enseño mi tío Kereem en estos casos. La verdad nunca entendí por qué razón me enseñaba todo eso, siempre pensé que con mis padres estaría a salvo. Eso pensaba, más sin embargo, por el sonido que escuché al salir no creo que así sea.

El hombre que maneja el coche se detiene en un semáforo, mientras habla en griego, aprovecho esto para jalar la puerta y correr lo más rápido que puedo.

Corro y corro, hasta que no puedo más, choco de frente con un niño que parece tener mi edad, su ropa está sucia y desgastada.

-Ayúdame por favor, me secuestraron, me están buscando.

- A ver, a ver, tranquilízate. No puedo ayudarte si no te entiendo nada.

Escucho que alguien se acerca corriendo, por lo que empujó al niño de enfrente hacia atrás de unos arbustos frente a una bonita casa, escondiéndonos ambos. En silencio y con señas le suplico para que no haga ruido, pues efectivamente es el tipo que me secuestro. El niño ni siquiera se mueve y le agradezco a Dios.

Mi secuestrador no nota nuestra presencia y pasa por detrás de nosotros.

-¿Por que te seguía ese señor?

-No se, no sé qué esté pasando. Hoy entraron a mi casa y me sacaron a la fuerza.

-Hijole si estás metida en un rollote, pues mira si quieres puedes quedarte conmigo, le diré a la doña Silvia que estarás aquí unos días, ella te tira paro para que duermas con nosotros mientras tu familia te busca.

-Si por favor, si me prestan un celular podría llamarle a mi tío para que venga por mi.

-Bueno, pero para usar el teléfono tenemos que pagar dinero. Si quieres puedes trabajar conmigo, yo te enseño para que saques dinero más rápido.

-Va, muchas gracias, por cierto me llamo Camille.- le extiendo mi mano y antes de tomarla, se limpia la mano en su ropa.

-Yo me llamo Santiago, todos me dicen cachorro, soy de México, lo digo porque tú tienes finta de ser gringa. De hecho no sé cómo es que entiendes y hablas muy bien el español.

-Si, soy americana, pero mi mamá era mexicana por lo que me apasione con todo lo que tiene que ver con Mexico y aprender español no fue problema.

-Órale que chido, pues yo aún no sé hablar inglés, bueno si puedo decirte hello.- se ríe- ven, te presentaré a doña Silvia. -comienza a caminar revisando que no venga nadie y lo sigo.

——-
Llegamos a una casa como cualquier otra y Santiago pasa como si nada, al entrar veo a muchos niños durmiendo en el suelo, con el mismo aspecto que Santiago, ropa sucia y desgastada.

-Señora Silvia le presentó a Camille, quiere dormir unos días aquí y trabajará conmigo.

Mi atención se centra cuando una señora de entre unos 40 y 50 años entra y me escanea con la mirada de forma despectiva mientras mastica un chicle de forma maleducada. El acto me causa un poco de asco, sin embargo, justo ahora no es buen momento para ponerme a criticar a la única persona que puede ayudarme.

-Pues si. Tienes el trabajo y podrás dormir, pero de una vez te digo, yo me llevo el 90% de tus ganancias.

-Señora Silvia, me comprometo a instruirla.- dice Santiago detrás de mi.

-ok. Aunque creo que le iría mejor en el negocio de sonrisas porque es mujer y pues... - me escanea con la mirada - está muy bien cuidada y bonita.

No entiendo que tiene que ver que lo que acaba de decir, solo asiento sin dudar.

Lágrimas de sangreWhere stories live. Discover now