Miré la sombra esforzando mi vista, y me fijé en el pelo, tenía el pelo revoltoso, me parece extraño peor creo saber quién es, espera... Me siguió?!
me levanté de la silla rápidamente y tomé mi bicicleta para ir ai casa.
Al montarme me dió un fuerte calambre en la pierna que hizo que me cayera al suelo de lleno.
-aah- me quejaba.
A continuación me di unos golpes en la pierna hasta que sentí que se destensó lo que sea que fuera.
Manejé lo más rápido que pude, entonces cuando iba por una curva.
-AaaH!!-grité.
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Un auto venía muy rápido y casi me atropella, me salvé gracias a que cierta persona hizo que el auto se desviara.
Si
John Doe
De la nada cuando él apareció, el auto se estrelló en el asilo de al lado y John Doe me sostenía en sus brazos.
-estás bien?- preguntó sonriendo.
-b-bien- dije, estaba viendo cómo el auto se incendiaba.
-vamonos, ya se encargará la policía- dijo.
Me llevó en sus brazos por todo el camino, estaba tan distraída mirándolo que no me di cuenta de que me había traído a mi casa.
-llegamos linda- dijo sonriendo, ahí salí de mi trance.
-cómo sabes dónde vivo?- le respondí, ya nada me sorprende.
-te ví por el camino- dijo bajandome.
Decidí no preguntar más, él me salvó, me ayudó aunque yo lo hubiera dejado solo en la escuela...
-quieres pasar?- le pregunté.
-claro!- dijo alegre.
Pasamos adentro de mi apartamento y le ofrecí algo de comer.
-quieres... Unas tostadas?- no tenía más para ofrecer.
-por favor- dijo sonriendo.
Me dirigí a la cocina a sacar el pan y algunas cosas de la nevera, cuando me agaché sentí a alguien atrás así que de inmediato me giré.
-carajo me asustaste!- le grité por el susto que me dió.
-te ves muy linda asustada- me dijo.
-que?...
-dime, te gusta que te asusten?- preguntó.
-si, pero no así- respondí.
Doe estaba en una posición la cual se podría mal interpretar si tuviese las ventanas abiertas.
-podrias dejarme salir?
-oh, claro, pásame eso, te ayudaré - dijo estirando sus manos.
-no te preocupes por eso, ya lo hago yo- le dije.
-no, no, déjame ayudarte.
-yo lo hago, me salvaste, déjame hacer algo por tí.
-tu sola presencia es suficiente recompensa- dijo y me quitó de las manos la mantequilla y el queso.
No supe que decir, él puso todo en la mesa y me miró.
-hagámoslo juntos- dijo sonriendo.
- . . .