Los Visitantes

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Lionel Messi abrió los ojos. Aún podía sentir el frío en su cuerpo causado por los gases de la cámara criogénica en la que había pasado el último año de su vida. Con dificultad trató de mover brazos y piernas, no se sentían tan fuertes como recordaba, pero al menos aún reaccionaban. 

Presionó el botón de escape y la cámara se abrió apagándose la luz neón azul que la iluminaba y dejando escapar vapor blanco hacia la nave que lo llevaría en aquella misión para recolectar muestras de rocas de planetas tan lejanos al suyo. 

Se sentía confundido, y no era para menos, sus funciones vitales habían disminuido a las mínimas necesarias para sobrevivir. Debía ser así o su cuerpo no hubiera soportado la velocidad que podían alcanzar los cohetes modernos, por lo que el coma inducido era la única opción para regresar con vida. 

Aún había oxígeno, lo cual era una buena señal. Se sentó en el suelo, aunque no se había movido en un mucho tiempo sentía como si hubiera corrido diez maratones seguidos. Poco a poco comenzó a tomar conciencia de la situación. La nave estaba muy callada, lo cual era una mala señal, pues de repente recordó que no venía solo. 

El impulso de la adrenalina le hizo levantarse bruscamente, provocando un váguido que le hizo tropezar y le nubló la vista dos segundos, por lo que se sostuvo de lo primero que encontró. Cuando pudo reenfocar su visión, notó que era una cámara como de la que había salido un par de minutos antes. La luz estaba apagada, pero había alguien dentro. 

-¿Kun?- su garganta sin utilizar ardió al pronunciar el apodo de Sergio, su colega y por encima de todo, mejor amigo.

Las instrucciones comenzaban a regresar a su cabeza, así que buscó el panel de control donde se monitoreaban los signos vitales. Nada. La luz dentro debía estar encendida, solo se apagaba cuando las cámaras no estaban en funcionamiento. 

Un temblor se apoderó de sus manos mientras presionaba las teclas con desesperación, pero sin recibir respuesta alguna de la computadora que debía mantener vivo al segundo astronauta. De pronto recordó que había uno más. 

-¡Julián!

Esta vez su voz era más clara, pues la saliva había comenzado a fluir en su cuerpo. El más joven del grupo estaba en su cámara, con la luz apagada también. Se veían tranquilos, como si estuvieran dormidos. No habrían sentido nada, al final la muerte fue un pasito que el mal funcionamiento de las máquinas les había empujado a dar. Ese era uno de los tantos finales posibles, los tres lo sabían al momento de aceptar la misión. Esta, sin embargo, no fue opcional. 

El planeta Gea era el primer punto de colonización humana fuera del Sistema Solar original. Tenía condiciones bastante similares a la Tierra, con oxígeno, agua dulce y todos los componentes básicos para la vida, por lo que durante el siglo XXIV se inició el éxodo para comenzar el poblamiento. 

Las diferencias más notorias eran que, debido a que la atmósfera tenía niveles ligeramente distintos de los gases vitales, el cielo se percibía de un suave color verde y que su sol era blanco.

Cuando Lionel nació, en la segunda mitad del siglo XXVI, el planeta se hallaba bajo una guerra de poder entre dos potencias militares. Sámica abogaba por continuar con las exploraciones, con la esperanza de encontrar más lugares habitables de los cuales obtener recursos. Por su parte Tagrov promulgaba que lo mejor era regresar a la Tierra, pues muchas vidas habían sido perdidas en la carrera espacial humana. 

Aunque no había nacido dentro del territorio de ninguna su país, Agna, se hallaba bajo la esfera de influencia de la que ansiaba regresar a la Tierra. Para su desgracia, aunque intersideralmente mantenía una posición de protección por la vida, en realidad se trataba de un estado totalitario, donde toda opinión diferente a la política oficial era cortada de raíz. 

Voyage (MessiXOchoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora