🍒(1). 𝑪𝒉𝒐𝒄𝒐𝒍𝒂𝒕𝒆 𝒚 𝑱𝒂𝒑𝒐́𝒏.

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Los ojitos cafés de cierto niño brillaron con deseo, sin dejar mirar las barras de chocolate en el estante.

Él quería, no, necesitaba, obtener más que sea una, pero no podía. La razón era que cierto rubio embarazado no se lo permitía, y eso lo ponía triste.

¿Por qué papá kook, tampoco me permitía tomarlas? es más ¿Por qué las comprarían sino me iba a dar un poco?, se cuestionó cruzándose de brazos sin dejar de mirar la fuente de sus deseos.

Una rica y deliciosa barra de chocolate.

En ese momento Taeyan se encontraba en casa, en compañía de Jungkook, mismo que estaba revisando algunos cuadernos y calificando pruebas de su nuevo grupo de estudiantes.

Cabe mencionar que el año lectivo para el pequeño, había culminado casi un mes después de que Jungkook retomará las clases, teniendo la mala suerte de ya no darle clases a su hijo.

Algo triste para el más pequeño.

La mirada del pelinegro estaba clavada en los cuadernos de sus estudiantes, que no se percató en el momento exacto en que Taeyan, ya de seis añitos, bajo de un saltito los chocolates, que juro ocultar bien.

Chocolates cuales le pertenecían aun hermoso rubio embarazado de cinco meses y medio, y por obvias razones quien los tocara pagaría por su atrevimiento.

Más Taeyan se dijo a si mismo que nada malo pasaría si solo se trataba de una.

Si, eso pensó.



(🐾)





Tanto Jungkook como Taeyan, mantenían sus cabezas agachadas, mientras se encontraban sentados sobre sus piernas, en posición de disculpa. Ellos escuchaban sin opción los regaños del bonito, pero bastante molesto rubio quien parecía estar a punto de llorar.

Si, las hormonas.

Jungkook estaba desesperado, se sentía inquieto, no le importaba recibir regaños parte de su novio por su descuido, pero no podía soportar escucharlo llorar, y en la voz de Jimin se escuchaba como si estuviera apunto de hacerlo.

Taeyan se sentía culpable, porque prácticamente él tuvo gran culpa de lo que hizo y tampoco se pudo detener cuando probó uno de los delicioso chocolates, sino que terminó por comérselos todos en el trascurso del día, a total desconocimiento de Jungkook.

Si, todo era por un dulce. Pero no un dulce cualquiera, sino los cinco chocolates que Jimin había comprado porque casualmente había descubierto que a sus bebés les gustaba mucho.

Misma razón por la cual actualmente se encontraba molesto y triste al no tener ninguno de sus amados chocolates.

— Me voy, unas horas a la casa de mis padres y esto pasa — las lagrimas comenzaron acumularse en sus ojos. — Eran mis chocolates, los de tus hijos — miro a Jungkook — y de tus hermanos — miro a Taeyan. Los acusados miraron con arrepentimiento al tierno rubio, de mejillas más rellenitas y rosadas. Les partía el corazón verlo llorar.

— Perdón, amor.

— Perdón, papi.

Se pronunciaron al mismo tiempo.

Jimin limpio las lágrimas de sus ojos y se cruzo de brazos, acción que resaltó a un más su pronunciado vientre.

— Como castigo, no irán conmigo a Japón. Por lo tanto se quedarán aquí a reflexionar sobre sus actos, uno por descuidado y el otro por tomar las cosas sin permiso — tanto como padre e hijo, miraron asombrados a Jimin.

◞°❊ 𝑂𝑢𝑟 𝑓𝑎𝑚𝑖𝑙𝑦, 𝐽𝑒𝑜𝑛'𝑠 ❊; (2t) ᴋᴍ. (Volvimos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora