-Lo siento amo Michikatsu, pero si lo hace quedaría paralítico. Y también lo siento joven Douma, no hay nada que pueda hacer al respecto, solo obedezco órdenes de mi amo. Únicamente puedo interferir si su vida se encuentra en juego.- Habló el peliceleste.
-Pero mi vida se encuentra en juego.- Respondió Douma haciendo un puchero.
-Habla de la vida del amo Michikatsu. Realmente lo sentimos Douma. No podemos entender el dolor físico que sientes ya que aunque nos hagan lo mismo no lo sentiriamos, pero si podemos entender el dolor sentimental que sientes. Sin embargo nuestro amo está lleno de felicidad, y nosotros solo podemos velar por su felicidad.- Respondió el peliverde apenado.
-Como sea, ya váyanse, quiero tener un momento romántico con mi bebé.- Gruñó molesto Michikatsu frotando su enorme erección en sus nalgas.
-Si amo.- Respondieron ambos haciendo una reverencia antes de irse.
-Contigo nada puede ser romántico, hijo de puta.- Gruñó furioso pataleando haciendo una muequita de dolor por las lesiones en el ano.
-Quieto bebé.- Susurró con voz ronca en su nuca repartiendo besos por su espalda. -Te vas a lastimar.-
-¡LO DICES DESPUÉS DE DESGARRARME EL PUTO ANO!- Gritó furioso Douma.
-No mi amor, no te lo desgarré.- Se inclinó y susurró en su nuca con voz ronca. -Aún.- Lamió el lóbulo de su oreja y comenzó a frotar la erección entre sus muslos.
Douma tembló asustado y estiró las manos al borde del colchón para gatear intentando inútilmente huir del pelinegro, quién le seguía el paso gateando encima suyo. -Podemos estar así todo el día jugando, tengo todo el tiempo del mundo cariño~- Se inclinó y lamió su nuca.
-P-Por favor...- Sollozó. -D-Déjame ir, no le diré a nadie, no te denunciaré. P-Pero déjame ir.- Estaba realmente desesperado. No le importaba si no pasaba nada con el Tsugikuni, solo quería estar lejos de el.
-Ay mi amor.- Lo abrazó por las caderas y comenzó a besar su cuello. -Jamás te dejaré ir. Tu eres el amor de mi vida. No puedo estar sin ti. La única forma de que puedas alejarte de mi es cuando tu precioso cuerpo no me soporte más y tenga que disfrutar con tu cuerpo sin vida.-
Douma rompió en llanto al saber que no tendría salvación, que no volvería a ver a su hijo ni a sus amigos. -E-Entonces mátame de una vez.-
Michikatsu rió con ternura y lo volteó dejándolo frente a el. -No digas bobadas cariño, no voy a matarte, no puedo hacerlo. Ya te lo dije. Te amo tanto que no puedo dejarte ir.-
Inosuke estaba sentado en el sofá bebiendo una limonada mientras veía de reojo a su padre quien estaba junto a el con una sonrisa aterradoramente amable viendo el televisor.
-Algo le pasa a este viejo, actúa más raro de lo normal.- Pensó mientras le daba un sorbo a su bebida.
-¿Te gusta la limonada cariño? La preparé como te gusta.- Habló con una gentil sonrisa Douma acariciando el cabello de Inosuke.
-Sí.... Oye pa, ¿por qué no tomas tu?- Preguntó alzando una ceja hacia el mayor.
-No tengo sed en estos momentos hijo. ¿Por qué no vas a ver a tu novio?- Preguntó mientras dejaba el cabello del adolescente y se cruzaba de piernas agarrando su celular.
-Está vestido, me dice motes cariñosos y no peque o cerdito, no le dice puto o joto a Zenitsu, se cruza de piernas, escribe en el celular con el dedo índice como una abuela de 90 años y no con los pulgares.- Pensó el menor mientras analizaba la situación. -¿Quién chota sos? Mi papá es joto, pero tampoco se cruza de piernas. ¿En dónde está mi papá?- Se puso de pié viendo con el ceño fruncido al peliplata dejando la limonada en la mesa.
El ojiarcoiris rió con ternura poniéndose de pié, carraspeó y dejó su boca abierta. -Me atrapaste.- Habló una voz varonil y desconocida mientras el robot avanzaba hacia el menor que retrocedía aterrado. -¡INOSUKE CORRE!- Se escuchó ahora la voz de Douma.
-¡Papá!- El adolescente corrió desesperado hacia el robot y lo agarró de los hombros con los ojos cristalinos. -¡Papá!¡¿Quién es ese hombre?!¡¿En dónde estás?!-
-¡ESTOY SECUE- ¡MMMM!-
-Ahora yo te atrape.-
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