II. ¿Qué es el amor?

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Al otro día, Isagi y Bachira fueron a explorar la isla. Ambos usaban ropas ligeras, como una polera de tela delgada y un short veraniego. Además, usaban sandalias cómodas. Estaban caminando por un sendero de tierra en medio de una jungla. Había un lago, el cual rodeaban mientras caminaban y hablaban de temas triviales. Su plan era encontrar esa misteriosa cascada que habían mencionado sus compañeros de habitación, pues le causó mucha intriga dicha aseveración.

El clima estaba caluroso y húmedo. Típico de islas tropicales. Isagi y Bachira, al estar en buena condición física no se sentían tan cansados. Pero decidieron tomarse un break, pues había un árbol grande que daba sombra con su follaje y la vista era preciosa. Ya que, tenían vista hacia el lago cuya orilla estaba a unos metros de donde se encontraban ellos y el oleaje era suave y calmado.

Ambos se sentaron en unos troncos caídos que estaban en la orilla y se quedaron ahí sumergidos en un silencio para nada incómodo.

—¿Te gusto? —dijo Bachira sonriendo—. A mí me pareció que sí.

Ese comentario salido de la nada impactó a Isagi y de la sorpresa casi cae del tronco. Para Isagi ese tema eran terrenos desconocidos y no porque no haya tenido novia antes, tuvo un par, pero fueron relaciones cortas que ya habían quedado sepultadas en el pasado. Era desconocido, porque nunca imaginó sentirse de esa forma con un chico. Pero ahí estaba Meguru Bachira, mirándolo con expectación.

—Estoy confundido, Bachira —dijo Isagi exhalando una bocanada de aire—. Nunca me había pasado esto con un chico, ya sabes.

—¿Y si te ayudo a aclarar tu confusión? —Bachira ladeó su cabeza mientras le sonreía.

—¿Eh?

—Sólo debes cerrar tus ojos y dejarte llevar —dijo Bachira.

Isagi, esperanzado, le hizo caso y dejó pasar unos segundos. Bachira se acercó a él con lentitud. Sí, le iba a robar un beso, porque presumió que sólo así podría aclarar la mente de su interés amoroso. Fueron sintiendo las respiraciones de ambos, de paso también sintieron esa mezcla de alientos previa al beso, pues ambos sabían que ocurriría lo inevitable, pero a veces el destino puede o no ser amigo.

—¿¡Isagi!? ¿Estás por ahí? —se escucharon gritos de Nagi—. Rin te está buscando.

Ambos se alejaron y se quedaron con las ganas de darse ese beso, pero estaban a mitad de la nada y eran compañeros de habitación, ese beso lo dejarían pasar porque, ya habría otros momentos en el futuro para subsanar sus deseos.

—Aquí estás, Isagi —dijo Nagi quien era acompañado de Reo.

—¿Para qué me buscará Rin?

Todos levantaron los hombros en señal de desconocimiento. Tanto Nagi y como Reo usaban ropas veraniegas. Pero, Bachira tuvo un mal presentimiento. Aparte de que sintió muchos celos. Y por qué de la nada Rin se interesaba en Isagi, ¿podría ser acaso que gustara de él? Era imposible.

No siguieron dándole vueltas al asunto y para pesar de Bachira, acordaron regresar a la mansión. Bachira estaba decaído y se le notaba, pues él era muy extrovertido. Sin embargo, no podía serlo ahora si tenía los ánimos por el suelo.

—¿Qué pasa, Bachira? —dijo Reo—. Te noto diferente.

Isagi y Nagi estaban enfrascados en una conversación que de forma aparente sólo les concernía a ellos, por lo mismo, Reo no tenía ni voz ni voto en esa conversación.

—Gracias a ustedes mi cita con Isagi se arruinó —dijo con un puchero.

—Ah, ¿estaban en algo importante?

Unas paradisíacas vacacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora