Prólogo

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1. Viejos tormentos.

"Llegamos al mundo con los ojos cerrados, y la mayoría decide seguir su vida de la misma manera.

Seguimos ciegamente a quien nos lidera, quienes nos hacen creer que tenemos un camino ya definido.

Nos aferramos a continuar con lo que nuestros antepasados forjaron, mas no a cambiarlo.

Yo fui la excepción.

Fui educado para heredar y dirigir la compañía familiar, Dysar Corp. Llegado el momento, seguir el linaje familiar.

Perseguí los pasos de mi padre prácticamente desde que tengo memoria, pero no importaba cuanto me enseñaran, o cuánto me esforzara en hacerlo, no servía para eso, o era lo que me limitaba a pensar.
Tom, mi tío paterno, con quien mantuve una relación verdaderamente cercana – incluso más que con mi padre –, me enseñó lo que realmente quería convertirme; alguien que marcara la diferencia, y no lo haría estando detrás de un escritorio.

Tiempo después de cumplir la mayoría de edad, mi padre y yo, con quien llevaba un trato tenso de por sí, discutimos sobre la decisión que había tomado, eso fue lo que colmó el vaso.

En cierto modo sabía cómo repercutiría las vidas de los demás si algo me llegaba a pasar, pero fui egoísta y no le hice caso.

Y todo por intentar proteger a Thaner..."

Hace diez años. Mansión Dysar, Ciudad Black. 21:02 PM 24 de Agosto de 2008

La tormenta empeoraba, el sonido de la lluvia parecía no querer parar. Se podía sentir cada vez más tensión en el ambiente, sólo superado por los alces de voz. Papá y Aiden, discutían de nuevo.

— ¡Aiden, regresa aquí ahora mismo! —. Exclamó Derek, imperante —.
— Es mi vida, y tomé una decisión, papá —. Respondí sin vacilar, a la par que guardaba mis pertenencias en el bolso de cara a mí —.
— ¿A dónde irás? —. Apuntó mi Madre —. Aiden, aquí tienes todo lo que necesitas—.
— Lo sé, Mamá —. Articulé —. Y por eso me iré con Thaner, estaré bien —. Dije —. Volveré. Lo prometo —.

Crucé a la sala, con el bolso sobre mi hombro.

Lizz se acercó a mí. Quiso detenerme al principio, pero fue la primera en apoyarme al final.

— Lizz, yo... —. Me interrumpió clavando su mirada en mí —.
— No intentes explicarme nada. Me enamoré de Ti por tu carácter inquebrantable, determinación y voluntad —. Argumentó —. Ahora ve con él y llévate esto, para no olvidarme —. Me colocó un anillo y guardó una foto suya en mi bolsillo —.
— Eres la mejor, Li —. Afirme. Nos besamos cortamente —.
— Lo sé —. Aseveró —.

Mamá vino a mí.

— Adiós, Mamá —. Formulé abrazándola con fuerza —.
— Más te vale que vuelvas —. Respondió —. No sé qué haría si algo te llegara a pasar —.
— Todo estará bien. No tienes de qué preocuparte —. Avalé —.

Tom, se acercó.

— Aiden, antes que te vayas yo... —. Suspiró con pesadez —. Quiero que tengas esto —. Me acercó una memoria USB chapada en metal, con mi nombre grabado en el —.
— ¿Qué se supone que haga con esto? —. Inquirí con duda —.
— Te ayudará si las cosas se complican —. Manifestó con su particular tono —.

Lo abracé fuertemente. Correspondió el gesto.

— Cuídalos y cuídate —. Indiqué —.
— Siempre lo haré —. Me contempló durante unos segundos, con orgullo reflejado en sus ojos —. Tienes la sangre Dysar corriendo por tus venas —. Aseguró —.

Blackout: OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora