Parte 2

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— ¡Papá!, ¡YA goloden!, ¡y Mexia ne perestayet molestar!, ¡¡stanovitsya en un loco!!

El llamado de Xirus lo hizo salir de su concentración, ambos miraron al juego viendo como Xirus apuntaba a un pequeño endemoniado que estaba corriendo por todos lados como loco, están seguro que es por la hambre, ya había pasado un tiempo desde que no comieron y es obvio que pasaría. Rusia resoplo y México se echó a reír. Cosas de niño raro. Rusia se tuvo que parar llamando a todos que ya era hora de irse, mientras caminaba para agarrar a su hijo menor con un poco de dificultad, ya que el muchacho seguía en su mundo a menos que lo detuvieran. Rusia iba atrás de los demás que caminaban, llevándose a Mexia como un saco de papa sobre su hombro,  éste pataleaba llorando porque quería seguir jugando, aunque más bien era porque tenía mucha hambre, conocían lo tonto que era su hijo

Fueron a un restaurante para alimentarse, cada quien tomó su puesto y cuando el pequeño Mexia se sentó, empezó a comerse los pastelitos que estaban en la mesa, México intentó pararlo para que no lo hiciera antes de que llegue la comida, pero Rusia se lo prohibió ya que le convenía que se llenara de pan para que no coma tanta carne, México no dijo nada y obedeció, además no estaba lejos de la realidad, era lo mejor para ése cavernícola

Hablaron, hicieron comentarios, se divirtieron, comieron bastante ya que la comida estaba deliciosa. Los niños siempre guardaban esos momentos en sus memorias, tener a sus padres juntos, disfrutando y riendo era muy esencial para ellos, aunque claro, no es como que nunca pasaba, pero, como cada quien andaba por su esquina, era hermoso verlos juntos y sentirse como una típica familia.

Xomur era el que más estaba contento, ya que aún cuando sus padres hablaban comúnmente, sabía que simplemente se trataban por ellos, y verlos ahí juntos disfrutar tan naturalmente era maravilloso; él solía ver unas de esas cuantas discusiones que tenían sus padres, que no eran nada suaves, aún cuando ellos pensaban que él no estaba ahí o se iban a pelear lejos a su esquina, fue doloroso, y aún más cuando le notificaron que ya no iban a vivir juntos, fue muy jodido para su corazón sabiendo que no podían vivir juntos y que su tío Perú le dijo que era lo mejor para ellos, pero, no quería aceptarlo, y menos que su padre tenía un "amigo" como él solía presentarlo, siendo su propio tío, sabía que había  interés por parte del africano y no le agradaba en lo absoluto. Demasiado celos tenía. Pero no podía hacer nada, simplemente ser indiferente

— Oh, pensé que descansarías

Luego de convivir un rato en el restaurante y bajar la comida totalmente, ambos tomaron rumbo a la casa, México le escribió a Perú para que le diera permiso a sus hijos en quedarse en su casa, ya que lo pidieron, los niños esperaban muy paciente la respuesta de su padre y aún cuando no demoró en contestar lo sintieron una eternidad, recibiendo el sí del sudamericano, cosa que retumbó en todo el carro. México los dejó en su cuarto ya que era el de la cama enorme, y todos podían entrar a su manera, mientras que él se quedaba en una de las visitantes, no era malo, no era la primera vez que pasaba. Rusia se encontraba en la cocina, limpiando los postres que los niños habían comido antes de ir a la habitación a dormir, luego de hacerlo, se iría al hotel

— Bueno, me di un baño y pensé en dejar el arroz y los frijoles listos para mañana —expuso México, dirigiéndose a uno de los almacenamientos a buscar el arroz

— Yo lo puedo hacer, puedes descansar tranquilamente, hoy tuviste un día pesado y es bien tarde

— Tranquilo, no me tomará mucho

— Mañana podemos comer afuera, no es necesario que cocines —ofreció Rusia

—México lo miró— ¿Mañana no tendrás el día libre?

¿Otra oportunidad? // RusMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora