Parte 5

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Los días pasaron con mucha tensión, aún cuando tenían que pasar con sus hijos, se mantenían con total indiferencia de lo ocurrido, para no afectar en nada a sus retoños, las salidas se mantuvieron de la misma manera al comienzo, los niños disfrutaban de todo lo que hacían y sobre todo de estar junto a sus padres.

México estaba pensando en irse y no es que tenía recién la idea, desde hace mucho lo quiso hacer, ya estaba pasando las dos semanas y, estaba pensando que era lo mejor, aún cuando sus hijos se molestaran y se pusieran triste, pero quería dejar a Rusia solo para no perturbarle su existencia, sabía que serían meses en la que no se verían ya que cuando Rusia mande a sus hijos nuevamente a América, éste se hundirá en su trabajo como siempre lo suele hacer y sería lo mejor para que ambos asimilaran de toda las confesiones que se dijeron


"Imagínate dentro de cinco años estar sentado en la playa viendo hacía el mar, tu pareja está construyendo castillos de arenas con tus hijos, todos riendo como si tuvieran cinco años, luego, se miran uno al otro y se dan cuenta que todo funcionó al final"


Cuando Rusia leyó esa foto no pudo evitar desmoronarse, era como si describieran ése quinto año de matrimonio junto a México en la que, todo se sentía tan bien, en la que todo era amor y no había ningún problema, en la que... sentía que México lo amaba, lo amaba con todo su ser; cuando iban a las playas de México y... disfrutaban deliciosamente las vacaciones, en la que... pensó que todo estaba bien, en la que... pensó que... lo de él y México seguiría para siempre y jamás se vendría abajo ésos hermosos años que pasaron juntos...

— Oh, estás acá afuera

Tomaron otro día de descanso durante todo ésos momentos de salidas de diversión y felicidad, todos se permitieron gozar como si fueran una familia unida, como si el amor estuviera a flote del núcleo

Luego de que llegara la noche, México junto a Rusia dejaron a los niños en sus habitaciones para que descansarán del día tranquilo pero movible que tuvieron en casa, cada quien se fue por su lado sin hablarse, se volvió costumbre, en ésos días ninguno se hablaba a menos que lo requería y era por sus hijos

Luego de casi dos horas en la que Rusia permaneció en su oficina trabajando, viendo todo lo que se le acumuló ya que había dejado de trabajar gracias al pensar de las últimas palabras que le dijo México. Salió a tomar algo para relajar su cuerpo cansado, llegó a la cocina para dirigirse a la refrigeradora y sacar algún vodka pero para su sorpresa, no había ninguna botella, pensó que ya se había acabado desde hace mucho, quizás México tomaba de ello y lo terminó,  pero cuando dirigió su mirada hacía la puerta del patio, notó que alguien estaba allí, así que cuando se acercó y salió para ver el lugar, vio al mexicano sentado en uno de los sillones exteriores con todas la botellas de licores en la mesa, mientras se abrigaba con fuerza, la noche era bastante fría

— ¿Necesitabas tomar? —contestó México viéndolo sin dejar de aferrarse a la sabana gruesa que tenía

—Rusia frunció el ceño— ¿Por qué estás aquí afuera con esté frío?

— Solo estoy tomando

— Pero no es necesario salir aquí a morirte de hipotermia

— Me siento cómodo aquí

— México-

— No de verdad —siguió—, aunque no lo creas, me siento muy cómodo en está situación, me gusta, además de que pronto iré América y quizás... vaya a México y allá no hará tanto frío como acá, así que aprovecho —sonrió

¿Otra oportunidad? // RusMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora