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-Queridos pasajeros, queremos darles la agradable noticia que hemos llegado al aeropuerto de Incheon. En unos minutos más podrán descender del avión, pedimos por favor se mantengan por lo mientras en sus asientos respectivamente. Como siempre, agradecemos su preferencia. ¡Bienvenidos a Corea!-

El piloto volvía a hacer uso del altavoz, sin embargo, Emily estaba más absorta observando por la ventana. No podía creer que, después de tanto soñarlo, por fin podría conocer la tierra que vio crecer a su madre, de la cual ella también, de cierto modo, formaba parte. Aún no procesaba el hecho de que en sus venas corría sangre de Asia y menos de Corea.

Una vez que estuvo dentro del aeropuerto, con maletas en mano, empezó a buscar entre la gente a su tía InAh, la cual supuestamente había quedado de pasar por ella para evitarle el gasto en taxi. 

Sólo había un pequeño problema, Emily no recordaba cómo lucía su tía. No la culpen, fue hace más de 5 años que no había visto a su tía, y para ser sincera, no eran lo que se podría decir unidas.

A medida que paseaba por la sala, prestaba sumo cuidado y atención a las mujeres de la complexión parecida a su madre, quizá eso iba a ayudarle. Sin embargo, lo que menos espero fue ver a un señor corpulento, de más de metro ochenta de alto, con gafas de sol, que sostenía un letrero con su nombre escrito en él.

Un poco dubitativa se acercó a él.

Al acercase, el hombre le preguntó en un casi perfecto inglés -¿Es usted la señorita González Kim?

Emily le respondió en un casi perfecto coreano -Sí, lo soy. ¿Usted quién es?

-Ah, perfecto. No sabía que hablaba nuestro idioma; eso sin duda nos evitará problemas. Un gusto señorita González- el señor hizo una reverencia total- Mi nombre es Choi SeJun, trabajo para la señora Park, antes señorita Kim, su tía. Ella me solicitó que la escoltara a casa.- dicho esto, el hombre tomó las maletas de la mano de Emily y ésta procedió a caminar junto a él.

-Puede llamarme Emily, o en su defecto llamarme señorita Kim. El González lo uso en México. Y no entiendo, ¿por qué mi tía no vino por su cuenta? Sinceramente esperaba verla aquí

-Vale señorita Kim, verá. La señora Park estaba afinando los detalles para su cena de bienvenida, por ello no pudo venir ella personalmente. Pero no se preocupe, en menos de lo que piensa estaremos llegando a la residencia Park. Usted sólo necesita relajarse, me imagino que está agotada por el viaje.

Emily no supo que contestar y sólo atinó a asentir con la cabeza, mientras trataba de igualarle el paso a ese hombre que, por lo que se había imaginado, trabajaba para su tía. Pero realmente no entendía nada.

Por lo que recordaba, su tía era menor que su mamá por como 5-6 años. Apenas tenía un trabajo decente en una oficina de abogados donde era asistente y no le iba mal, pero tampoco ganaba lo suficiente como para solventar gastos como pagarle a un guarura personal. Algo no tenía sentido. 

La única razón lógica que se le ocurría era que su tía se hubiese casado con un magnate o algo parecido, cosa que se le hacía ridículo. Su tía nunca tuvo intensiones de contraer nupcias con nadie... a menos eso le había dicho la última vez que la había ido a visitar a México.

¿A caso había llegado alguien que le hiciera cambiar de opinión? Además, qué era eso de "señora Park".

Todo el camino hacia encontrarse con su tía estuvo callada, meditando los posibles escenarios con los que se podría encontrar. 

Una vez terminaron de recorrer la carretera, se adentraron Seúl. Todo era tan hermoso, luminoso y colorido que Emily tenía ganas de pedirle a SeJun que se parasen en cada esquina de ser posible. Afortunadamente contaba con el tiempo suficiente como para recorrer esa hermosa ciudad de arriba a abajo, sin ninguna prisa.

AgapimúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora