Lo primero que Percy hizo después de alejarse de la ventana de su nuevo apartamento, fue buscar en los bolsillos de su ropa.
Ya no vestía la ropa con la que había partido de Shiganshina, tenía puesta una playera negra con estampado de un dibujo animado que no pudo reconocer, y unos jeans un tanto desgastados, pero como quiera, estaba sorprendentemente feliz de usar algo a lo que estaba más acostumbrada a comparación del mundo anterior.
Encontró lo que buscaba: una cartera, dentro había unos cuantos yenes, y gracias a que su mente se había reprogramado para adquirir suficiente conocimiento sobre al lugar donde estaba, pudo calcular que tampoco era mucho dinero, lo suficiente para comprarse algo de comer ese día.
Además de eso, también había una tarjeta de identificación, su verdadero objetivo en aquella búsqueda.Miro su fecha de nacimiento y una vez más, gracias a sus conocimientos adquiridos de ese lugar, pudo calcular su edad.
¿Por qué soy dos años más joven que cuando me fui de Shiganshina?, se preguntó ella con el ceño fruncido. ¿Cuál era aquella manía con rejuvenecerla?
Ahora tenía 17 años, algo de dinero, y un apartamento completamente amueblado para ella sola.Un momento.
¿Ella sola?
Miró a su alrededor, buscando la masa gigante de color negro que era su fiel pegaso, pero falló en encontrarlo.
―¿Blackjack? ―le llamó ella en voz alta, y espero por una respuesta.
Su voz viajó por todo el apartamento, pero no obtuvo ninguna respuesta inmediata. Ni el sonido de los cascos de un caballo, ni el aleteo de las alas de un pegaso. En cambio, recibió su respuesta cuando la puerta de su habitación (¿Y cómo demonios supo que esa era su habitación?) comenzó a abrirse lentamente, causando un chirrido que le recordó a Percy a las películas de terror que antes solía ver, si esto fuera como esas películas, ahora era el momento en el que el monstruo o el asesino se asomaba por la puerta entreabierta.
En su lugar, apareció el morro de un caballo negro casi a la altura del suelo.
Jefa, algo raro está pasando conmigo, fue lo que dijo Blackjack, parecía ansioso y tal vez un poco asustado.
Antes de que Percy pudiera preguntarle a qué se refería, Blackjack terminó de empujar la puerta con su cuerpo, abriéndola por completo y dejando a la vista el cuerpo de su ¿perro?. Del cuello para abajo, el pelaje de Blackjack se hacía más espeso y su cuerpo más pequeño, Percy lo reconoció como el cuerpo de un perro adulto, bastante grande si le preguntabas a ella, pero poco en comparación con su tamaño como pegaso. Lo que desentonaba con el físico (aparte de la cabeza de caballo) era la cola de pescado que crecía ancha donde debería haber estado la cola de un perro. Percy se quedó en su lugar, boqueando y sin que ninguna palabra saliera de sus labios, no sabía si reírse o preocuparse.
Cuando estuvo segura de que ninguna carcajada saldría de sus labios, fue que volvió a hablar.
―Mi padre mencionó en su carta que sus bendiciones se reflejarían de diferente manera según el entorno en el que nos encontramos ―le dijo la azabache, acercándose a su compañero―. Donde estábamos antes era usual ver caballos, pero donde estamos ahora probablemente no tanto. Tu cuerpo debe estar decidiendo como camuflarse en este mundo.
Blackjack bufó.
En el lugar anterior no había donuts, y en este no están acostumbrados a ver caballos por la calle, yo escogeré el próximo universo, jefa.
Dicho eso, Blackjack se sacudió, con un estado de mente más tranquilo pareció poder controlar su camuflaje pues su cuerpo comenzó a cambiar frente a los ojos de la azabache. Comenzó a crecer y su pelaje se volvió más corto, la cola de pez desapareció y fue reemplazada por la cola de un caballo. En menos de cinco segundos, tenía a su pegaso en su forma original parado frente a ella.
El pegaso relinchó, feliz de volver a la forma que le correspondía, paseó por el apartamento y Percy agradeció que era lo suficientemente espacioso cómo para que el pegaso no tumbara las cosas a su alrededor.
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Una semidiosa maldita.
Fanfiction-|-ꜱᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ: Semidiosa y Titán-|- Perceia Jackson no se quejaba demasiado, dejando de lado el exilio de su universo origen y su más reciente huida del último universo en el que había estado, ahora vivía una vida tranquila en Tokio, acompañad...