Después de un par de días, Yaga llamó a Percy después de clases para que pudiera hablar con la persona que podría tener las respuestas a su problema.
Cuando su profesor le había dicho que conocía a alguien con más conocimiento que él en ese ámbito, la azabache esperaba escuchar la voz de un anciano al otro lado del teléfono, fue por eso que cuando escuchó la voz de una mujer joven del otro lado de la linea, casi no pudo disimular su sorpresa.Al parecer, era una de las hechiceras de grado especial, lo único que la azabache sabía era que se la pasaba viajando por el mundo en lugar de ejercer su trabajo exorcizando maldiciones como el resto.
—¡Percy, es un gusto conocerte! Aunque por ahora solo podamos hablar remotamente, espero poder conocerte en persona algún día. Mi nombre es Yuki Tsukumo —fue lo primero que escuchó la azabache salir del auricular del celular que sostenía sobre su oído, recordó una vez más que cuando tuviera dinero suficiente, tenía que comprar uno de esos aparatos—. Yaga ya me ha contado sobre tu problema y justo resulta que hace un par de años estuve en Grecia, por lo que creo tener una idea para poder ayudarte.
El corazón de Percy comenzó a latir con fuerza, emocionada por lo que podría estar a punto de escuchar. Delante de ella, se encontraba Yaga, quien se vió contagiado de la emoción de la azabache cuando vió sus ojos brillar con esperanza y una pizca de felicidad.
Pero mientras los segundos pasaban y Yaga escuchaba la voz lejana de Yuki Tsukumo dándole algún tipo de instrucciones a Percy, vió como la expresión de su alumna cambiaba hasta que volvió a parecer la misma Percy de los últimos días: cansada y decepcionada.
—Entiendo —contestó al final la azabache, después de unos tres minutos en los que solo había hablado Yuki—. Gracias por su ayuda, lo intentaré.
Acto seguido, le tendió el celular a Yaga y tan pronto como el mayor lo tomó, Percy dió media vuelta y salió del salón rápidamente, sorprendiendo a los tres otros alumnos de segundo año que se encontraban espiando.
Shoko abrió la boca para preguntar como había ido todo, pero tan pronto como vió la expresión de Percy, volvió a cerrar la boca. Sus otros dos compañeros tuvieron la misma reacción, incluso dejando un espacio en la entrada para que la azabache pudiera salir y seguir su camino.
Percy Jackson parecía estar a punto de matar a alguien.
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Después de aquel incidente, nadie vió a Percy por el resto del día, y cuando le habían preguntado a Yaga sobre lo que había pasado, su profesor se había visto tan perdido como ellos, pues al hablar con Yuki y preguntarle sobre lo que le había dicho a su alumna, la hechicera de grado especial soltó una risita para después decirle que era un secreto y que no se preocupara. Acto seguido, le había colgado a Yaga después de una breve despedida.
—No está en su dormitorio tampoco—les notificó Shoko a los chicos mientras se unía a ellos en el campo de entrenamiento, donde habían esperado que se encontrara la semidiosa, poniendo en práctica cualquier consejo que aquella mujer le hubiera dado.
Los tres estudiantes se sentaron cerca de las escaleras, sin saber que hacer a continuación.
—Podríamos decir el nombre de su tío muchas veces hasta que se vuelva una bengala de energía maldita para mis ojos y entonces iríamos a donde está —sugirió Satoru, jugando con una rama haciendo figuras en el suelo de tierra.
Suguru y Shoko lo ignoraron por completo, aún sumidos en sus pensamientos e intentando llegar a una idea decente.
—¡Podríamos llamar a Blackjack! —saltó Shoko, poniéndose de pie y caminando hasta estar frente a sus dos compañeros—. Percy me enseñó cómo.
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Una semidiosa maldita.
Fanfiction-|-ꜱᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ: Semidiosa y Titán-|- Perceia Jackson no se quejaba demasiado, dejando de lado el exilio de su universo origen y su más reciente huida del último universo en el que había estado, ahora vivía una vida tranquila en Tokio, acompañad...