concubina 🐉

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II

Llegó dejando las prendas limpias de la emperatriz para luego tomar las joyas y la corona que usaría para el banquete real para la presentación del festival hacia la realeza y desear un próximo heredero en la ceremonia de luna de plata que se haría en 3 días.

Había tenido algunos encuentros con el emperador de forma secreta pues aún no quería que nadie supiera que era la concubina hasta que sus aposentos estuviesen listos. La chica de ojos verdes salió de la habitación para dirigirse hacia los aposentos del emperador quien le dijo que viniera cuando terminase de dejar las cosas de la emperatriz.

Mientras caminaba se topó con la emperatriz, detuvo su paso para observar el piso y hacer una reverencia a su excelencia. La emperatriz Wonyoung miró a su sirvienta cercana y dio unos cuantos pasos llamando la atención de la bailarina secreta.

—¿Eras Kim Sunoo, verdad?— pregunto la castaña.

—Sí alteza— alzó su rostro.

Sus ojos verdes se toparon con los ojos oscuros de la emperatriz, de pronto sintió una cachetada en su rostro dejando de lado su cara con un ardor. Sus manos se dirigieron al golpe dado para ver a la emperatriz con el ceño fruncido.

—Eres una ramera, no puedo creer que tú una tonta sirvienta haya bailado para el emperador—empujó a Sunoo haciéndolo caer al piso teniendo un gran impacto.

—Alteza y-yo— recibió otra cachetada.

Y estuvo por volver a darle un golpe si no hubieran escuchado a los guardias nombrar la llegada del emperador Park Sunghoon. Wonyoung se giró para hacer una reverencia y estuvo por saludar a su esposo si tan solo este no hubiera pasado por su lado para solo hacerle caso al de ojos verdes.

Sunghoon levantó a la muchacha con cabellos dorados admirando la belleza en el proceso, el azabache miró a la concerte quien estaba perpleja y sorprendida por las acciones de su esposo hacia una sirvienta.

—Es mi concubina— advirtió el hombre tomando la cintura a Sunoo.

—Emperador, no puede tener una, dijimos que lo intentariamos— dijo Wonyoung arrodillándose ante su esposo.

Los guardias, sirvientes y personas del gobierno miraban la escena lo que hacía sentir humillación a la emperatriz consorte. El único rol de la castaña era ser una reina justa con el pueblo, dar un heredero y ayudar a su esposo, sin embargo, durante los diez años de casados no había sucedido nada de ello.

Sunghoon era el único que hacía las cosas pero la emperatriz no era capaz de darle un hijo o una hija hermosa para sus vidas.

Wonyoung se sintió devastada al ver en cámara lenta como el emperador la dejaba de lado para caminar al lado de su nueva mujer rubia con unos ojos esmeralda y joven.

Porque Park Sunghoon a sus 30 años por fin sentía lo que era enamorarse de la persona correcta y esa era su hermosa concubina joven de veinte y cuatro años.

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—¡Atención la reina madre!— todos se levantaron de las mesas para ver ingresar a una mujer anciana.

Sunghoon se levantó acercándose a su abuela y ayudándola a tomar asiento en el medio. Wonyoung estuvo por levantarse para ayuda a su esposo pero la concubina del rey aún no presentada le ganó.

—Muchas gracias Sunoo— dijo en voz baja la anciana tomando asiento.

—Abuela—habló Sunghoon mirando a su concubina— Deseo dar un pequeño anuncio.

—Adelante—dio autorización la reina madre para ver a su nieto ponerse de pie nuevamente.

Wonyoung se tenso bajando la cabeza, la iban a humillar.

—Quiero decir solo que el día de hoy vi que todos estaban entusiasmados por saber mi decisión, hace dos meses conocí a la persona indicada para hacerla mi concubina real— soltó sin más para mirar a su amante quien se puso de pie.

La rubia se levantó mostrando sus preciosas telas obsequiadas por el emperador, tomó su brazo y sonrió levemente pero aún así pudo sentir la mirada hirviente de la emperatriz encima de él.

—Espero que todos, puedan entender que a partir de ahora a ella nadie la puede tocar, acosar y golpear— miró directamente a la emperatriz quien apretó sus puños— Ella es mi concubina.

La gente celebraba por la decisión sabía que había elegido el emperador y con mucho más razón debido a que sentir de dos días se celebraría la luna de plata pero esta vez sería diferente.

Sunghoon la pasaría tanto con Wonyoung y con Sunoo para saber si aún la emperatriz era fértil, y si Sunoo quedaba preñada.

Le quitarían a Jang Wonyoung su título real y la sacarían del palacio para enviarla al palacio viejo donde sería una sirvienta por no haber dado a luz a un heredero y por no ser justa con los demás.

—Soy la emperatriz, puedo darle un hijo a nuestro señor— habló para sí misma mientras las sirvientas la vestían.

—Señora—llamó una sirvienta con los cabellos similares a su contrincante.

—¡No me toques!— empujó a la sirvienta quien solo era una adolescente—¡Dije que no quería rubias!

—Calma su alteza, saquenla de aqui—dijo su sirvienta fiel, Rei.

—Termina de arreglarme, tengo que ser la primera— dijo con odio recordando la sonrisa de la amante de su esposo.

Mientras que en los aposentos de la reina había un pequeño escándalo, en los aposentos de la concubina real había risas y tranquilidad.

—Se ve hermosa— terminó una señora con los adornos en el cabello de la amante.

—¿Me veo linda?—preguntó mirando el traje blanco.

—Si, muy linda, ahora vamos a la habitación especial donde nuestro señor estará esperando—dijo la mujer

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—Si, muy linda, ahora vamos a la habitación especial donde nuestro señor estará esperando—dijo la mujer.

Durante el trayecto Sunoo se sentía algo ansiosa por llegar y estar en los brazos de su amor pero su paz soñada fue interrumpida cuando a su lado apareció la emperatriz cubierta de oro literalmente.

-—Espero que sepas que serás la última— dijo caminando lentamente con sus damas.

—Eso lo elegirá el emperador ¿No cree? Además, diez años de casado y no ha podido dar un heredó—dijo Sunoo defendiéndose de las palabras ardidas de su competencia.

—Cuidado con tus palabras, aún soy la emperatriz y tu solo eres alguien insignificante—gruño molesta llegando a la puerta.

—Atención su alteza imperial Park Sunghoon— informaron.

El azabache llegó con un traje de azul brillante acompañado de su corona con una gran diamante en el medio haciendo representación a la luna.

—Alt-

—Sunoo te ves hermosa— dijo elogiando a la concubina.

—Gracias señor— sonrió para sonrojarse.

—Alteza, se ve hermoso—se acomodó su tiara que tenía también un diamante.

Sunghoon asintió para abrir las puertas mientras que las damas y sirvientes se ponían a un lado para que el emperador, la emperatriz y la concubina real ingresaran a la habitación donde iniciaría el evento especial.

Wonyoung y Sunoo se dieron una mirada antes de ser escogidas respectivamente.

—Acércate

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𝗰𝗼𝗻𝗰𝘂𝗯𝗶𝗻𝗮 ; 𝘀𝘂𝗻𝗴𝘀𝘂𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora