No sabía que viviría entre los álbumes de Bruno Mars constantemente; no lo creía hasta que conocí a Apolo.
Todo comenzó cuando entré a la universidad, mi primer año, durante los primeros meses.
Yo acababa de salir de una relación que no acabó bien, una relación en la que lo pase muy mal. Lo único que hacía era llorar, todas las noches, desde los últimos meses antes de dejarlo con Darío; él me destrozó tanto que nunca pensé que podría ver a alguien con los mismos ojos con los que le veía a él.
Pero todo cambió cuando conocí a Apolo, un chico castaño, de ojos marrones, que media aproximadamente un metro y ochenta centímetros, todo lo contrario a mí, yo rubia, de ojos verdes y de un metro sesenta.
Era la presentación de inicio de curso, y él hablaba sobre el club de debate de la Escuela, dijo que el año pasado habían competido contra algunos Centros de la misma Universidad en la que estábamos estudiando. La verdad que me gustó mucho la idea de estar en el club de debate.
Nada más acabar la presentación, me acerqué a él junto con un grupo de gente que había conocido ese mismo día. Se presentó y nos comentó que estaba en el segundo curso. Después de eso nos dijo que si queríamos irnos con él a tomarnos algo, y todo el grupo con el que iba acepto a ir.
Ese mismo día, en la cafetería de la Escuela de enfrente, Paula, una chica del grupo, nos invitó a salir con ella y su chico ese mismo viernes; nosotros aceptamos, tanto Pedro, Roberto, Sofía, y yo. Apolo ya se había ido cuando Paula lo comentó, pero esa misma tarde nos preguntó que si Apolo podía venir, y ninguno se opuso ni dijo que no a que viniera.
Pasaron los días, y yo con Apolo no me dirigía la palabra, no nos había salido la ocasión para hacerlo. Mientras tanto, Roberto y yo empezamos a hablar mucho, cuando quiero decir mucho, quiero decir a todas horas; en casa, en clase, por la mañana, por la tarde, por la noche. Quedábamos para ir juntos a clase y para volver. Roberto, por así decirlo, me atraía, pero no sólo físicamente, sino que me encantaba su manera de pensar, su manera de ser y de expresarse. Pero por el otro lado estaba Pedro, con el que también hablaba todo el rato, pero con el cuál no tenía tal conexión.
Llego el viernes por fin, y Pedro y yo habíamos quedado para ir a Tribunal, ya que Paula nos dijo de quedar allí, y nos quedamos en un bar cerca. Yo todavía era menor de edad, pero Pedro me invito a una cerveza, bastante gracioso ya que la cerveza no me gustaba y me sigue sin gustar. Después de un rato vinieron Marcos y Sofía.
-Que guapa estás- me dijo Sofía.
Llevaba un vestido negro y unas convers blancas, y tenía el pelo suelto con las lentillas puestas.
-¿Te has visto a ti?-la conteste
Nos reímos juntas y durante una hora estuvimos hablando de cómo habíamos llegado a la carrera que estábamos por cursar.
Después de un rato vino Paula con su chico y decidimos irnos al bar donde habíamos quedado en un principio. Lo gracioso aquí es, cómo ya he comentado, yo era menor de edad, y pedían el DNI, por lo que tuve que falsificarlo con ayuda de Sofía y así pude entrar al local.
Nos pedimos un par de bebidas, Marcos un ron-cola, Pedro, Sofía, Paula y Dani (el novio de Paula), se pidieron un tercio, y yo en cambio, como todavía no bebía, me pedí un nestea.
Al cabo de un rato Paula me dijo que si podía ir a buscar a Apolo, y le dije que no había problema, así que, le escribí por whatssapp.
Ey, me ha dicho Paula que ibas a venir, que voy a buscarte con Pedro al metro~Amelia
¿Cuánto tardas? ~Amelia
Holaaaa~Apolo
Pues tardo 10 mins~Apolo
Okay, pues en 10 minutos te vemos~Amelia
Pedro y yo fuimos al metro de Tribunal a recoger a Apolo y mientras Pedro aprovechó a preguntarme por Roberto, que qué intenciones tenía con él, que si me gustaba, y otras mil preguntas similares, pero yo, sinceramente, no sabía que responderle, porque no es que me gustara, sino que me gustaba su forma de ser y me parecía atractivo, pero no como para estar con él de algo.
-Ey, ¿que tál?-Dijo una voz que venía desde las escaleras.-Hola Pedro, y bueno, hola a ti también-se rió.
-Hola tío, ¿qué tal?-le dijo Pedro a Apolo.
De ahí nos fuimos al local, nos sentamos en una mesa y estuvimos hablando y hablando hasta que dieron las diez y media de la noche. Marcos ya se había ido, Paula estaba bailando con Dani y Sofía, y yo estaba en la mesa con Sergio, otro chico del grupo, Pedro y Apolo. Decidimos ir a por algo de comer, teníamos un hambre canino, así que nos despedimos de Sofía, Paula y Daniel y nos fuimos a comprar algo de comida.
Acabamos metidos en un McDonalds, donde yo me pedí un apple pie, y Apolo dos Big Mc, y de ahí nos fuimos a un sitio que decía Pedro que estaba muy bien porque tenían jarras de cerveza a un euro y comida a modo de tapa que también estaba muy bien de precio, así que bajamos toda la calle del metro de sol para llegar hasta allí.
Mientras bajábamos todos, Apolo se juntaba cada vez más y más a mi y no paraba de hablarme.
-Oye,¿y tú tienes novio o algo?
-Pues la verdad es que no, no tengo la verdad, pero tampoco lo veo necesario, hace no mucho salí de una relación muy tóxica y no me quiero volver a meter en algo así.- le conteste a Apolo.
-Te entiendo, a mi me pasa algo similar.
-¿Y tú qué?¿Tienes pareja?
-Sí, tengo novia, pero ahora no estamos muy bien.
Seguimos hablando de nuestras cosas, y resultó que vivía cerca de donde vivían mis tíos, a dos paradas en metro de Colombia, y resultó que al igual que yo, era cristiano, y que hacía voluntariado. Eso me encantó y creo que fue ahí cuando empecé a perder la cabeza por Apolo.
Al llegar al bar nos sentamos todos en una mesa larga, y Apolo y yo nos sentamos juntos.
-Oye, vamos a hacernos una foto para mandarla por el grupo de tu curso. -Me dijo él.
-Venga, vale, ¿por qué no?
Y así fue, nos hicimos la foto y la mandamos con mi móvil por el grupo de mi clase. Su móvil había muerto, no tenía batería, pero le dio igual, porque cogió el mío para seguirse a sí mismo en Instagram.
Miré el móvil y vi que faltaban veinte minutos para que me recogiera mi padre en el metro de Tribunal, lo malo es que era de noche y no quería subir toda la calle sola, ya que no me traía buenos recuerdos y aún menos, seguridad.
-Apolo, ¿me puedes acompañar hasta Tribunal?
El asintió.
Nos despedimos de los demás y nos fuimos.
Al llegar quedaban todavía un par de minutos para que viniera mi padre.
-Oye, ¿me puedes dejar tu móvil para llamar a mi madre y decirla que en una hora más o menos estaré en casa? Por favor.
-Sin problema-le dejé el móvil- no tardes mucho que no sé cuándo va a venir mi padre.
Tardo un par de minutos y justo cuando me devolvió el móvil me dio un abrazo por el cuello y aproveché para hacernos un par de fotos.
A los cinco minutos vino mi padre.
-Apolo, avísame cuando llegues y tengas algo de batería por favor.-le dije antes de subirme al coche.
-Sin problema-me dijo sonriendo-te escribo mañana.-me dijo mientras se perdía en la boca de metro.
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The Day I Found Out
Fiksi RemajaApolo fue mi perdición; tal fue la perdición que acabe sumirgiéndome en un mar de agonía y dolor del que no podía salir.