Capítulo 2

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Cuándo me desperté por la mañana vi la hora en mí móvil.

—Las ocho y media, un poco tarde, ¿no?—Miré a Toby que se acababa de despertar igual que yo, lo acaricié un poco— que hambre, vallamos a desayunar.

Lo cierto era que no tenía muchas ganas de encontrarme con mis padres pero el hambre me ganó.
Me levanté de la cama y bajé por las escaleras, el perro me siguió.

—Buenos días Pau.

—Mh -dije evitando mirarlos.

No me apetecía conversar así que ignoré el intento de conversación de mamá.

Fuí a la cocina, agarré pan y lo puse en la tostadora. Saqué de la heladera la caja de jugo y me serví en un vaso. Cuándo las tostadas saltaron las puse en un plato y las llevé a la mesa.

Me senté a comer hasta que mí mamá empezó a hablar.

—Hoy tu papá y yo queremos llevarte a pasear.

—Ajá, ¿y? —le dí un mordisco a mí tostada.

—Por que ahora cuándo termines de comer esa tostada te vas a tener que poner una ropa... Eh... ¿Especial?

Casi me ahogo con la tostada que estaba comiendo —tomé un poco de agua que había en un vaso para no morir ahogada—.

—¡¿Ropa especial?! ¡¿Adónde me vais a llevar?!

—Ahora no te lo diremos— intervino mí papá— ya te darás cuenta.

Le dí el último bocado a mí tostada y mamá se levantó.

—¡Ven que te muestro tu atuendo de hoy!

Sonaba muy entusiasmada así que me levanté y la seguí. Minutos después me encontraba en mí clóset parada al lado de mí madre rebuscado entre la ropa nueva.

—Sabes...— dijo sin mirarme concentrada en la ropa— Esta salida la hemos planeando desde que tuvimos la idea de mudarnos —me dijo mientras seguía rebuscando entre la ropa—.¡Aquí está! —Sacó unas botas muy altas que llegaban hasta mis rodillas, una camisa con cuello bastante elegante, un pantalón, unas medias MUY largas y un ¿casco?

No sabía adónde quería llegar con eso, pero me mandó a ponerme esa ropa.

El pantalón era cómo yo creía, ajustado, la camisa era bastante elegante. Me recogí el pelo en una coleta, y fuí hacia abajo dónde estaban mis padres. Estaban sentados en el sofá mirando el móvil.

Mí madre me miró, se levantó rápidamente y vino hacia mí.

—No, no Pauli— me miró las piernas- las medias van por arriba del pantalón— la miré con cara rara pero hice lo que ella me dijo.

Me fuí a sentar al sofá dónde estaba mí padre para ponerme las botas y mí madre me siguió— se sentó a mí lado y se puso a mirar el móvil—.

Cuándo terminé me levanté del sofá y me puse enfrente de ellos.

—Ejem— los dos se voltearon hacia mí—. ¿Vamos?

—Si, si vamos— mi madre se levantó y me dió un... ¿palo?— Toma, esta es una fusta, ya lo entenderás.

Era un palo que terminaba en un cuerito, juguetee un poco con el pa... ejem fusta hasta que me pegué accidentalmente con ese cacharro.

—¡Ay! ¡Cómo pega esta cosa!

—Ten cuidado con eso, cariño, a no ser que te quieras pegar— Mí madre soltó una pequeña risa—.

—Bueno vamos de una vez, —mi padre cogió les llaves del coche— sinó llegaremos tarde.

Amor a caballoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora