人柱 HITOBASHIRA || Jujutsu Kaisen || Itadori Yuji

CAPITULO 2.

Ijichi, Shoko y Gojo se encontraban en la morgue de la institución. Ambos hombres miraban cómo Shoko preparaba sus instrumentos para llevar a cabo la autopsia.

—¿Sabes? —llamó de pronto Gojo—. Tengo una personalidad terrible.

—Lo sé.

—Ijichi, te estás ganando un golpe —le reclamó Gojo, señalando con ambas manos.

—¿Eh? ¿Un golpe?

Gojo suspiró y bajó los brazos, cruzándolos sobre su regazo.

—Ser profesor no es mi estilo. ¿Sabes por qué decidí enseñar en nuestra escuela? Anda, pregúntame.

—¿Por qué? —Gojo se volvió serio entonces.

—Porque tengo un sueño.

—¿Un sueño, dices...?

—Sí. Como Yuji demostró, los mandamases de la hechicería son unos corruptos. Ese lugar está repleto de tercos conservadores, nepotismo, estúpidos arrogantes y simplemente imbéciles... son un montón de personas podridas.

La expresión de Gojo era severa; se podía sentir el odio en su voz, mientras que la postura de Ijichi estaba rígida ante las palabras del albino. Si él dijera algo así, seguramente sería despedido de inmediato.

—Voy a reformar todo eso... Ah~ —suspiró sin ganas—. Sería fácil matar a todos esos cerdos superiores, pero solo serían remplazados y nada cambiaría. Y bueno, cualquiera que los mate no tendría el apoyo de los demás. Es por eso que elegí ser maestro. Para educar a fuertes e inteligentes aliados.

Ijichi asintió, su rostro impasible, pero con un deje de esperanza en su pecho. Claro que sabía del problema entre los de arriba, así que saber que alguien estaba haciendo algo.

—Por eso es que a veces les encargo a mis estudiantes mis misiones —Ijichi lo miró desconfiado.

—¿Eh? ¿No es porque no quieres hacer tus misiones? —Satoru lo miró indignado antes de negar.

—Todos son excelentes estudiantes, especialmente Hakari de tercero y Okkotsu de segundo. Ellos algún día serán hechiceros de mi calibre... Yuji también estaba a su altura —su semblante de nuevo era serio. Sus puños se apretaron con fuerza ante el enojo que recorría sus venas, marcándolas y haciéndolas aún más visibles.

—Ey, ustedes dos. Voy a comenzar —avisó Shoko, interrumpiendo la charla.

Ambos hombres la miraron y de inmediato sus expresiones cambiaron drásticamente a una sorprendida. Shoko los miró, extrañada, se dio la vuelta para ver lo que ellos y se topó de frente con el cuerpo de Yuji Itadori sentado sobre la mesa y con una expresión alarmada.

—¡Oh! ¡tengo todo al aire!

—Gol-Gol-Gojo-Sa-san e-e-está vi-vivo —

Gojo dejó escapar una ligera risa cargada de alivio: "...Eres muy ruidoso, Ijichi".

Shoko, por su lado, miraba al chico con aire abatido: "Esto es un poco decepcionante..."

Itadori entonces la miró y se sintió cohibido, estaba desnudo y aquella mujer estaba justo frente a él.

—Ummm~ esto es vergonzoso... ¿Quién eres tú?

—¡YUJI! —Le llamó Gojo con una enorme sonrisa en los labios y la mano alzada—. ¡Bienvenido de vuelta!

Yuji le devolvió la sonrisa y de igual forma alzó la mano—. Hola. ¡He vuelto!

Ambos chicos chocaron las palmas en un gesto amistoso.