C A P Í T U L O | 20

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Aparté las manos de Hyunjin de mi cabeza, rodando los ojos. Hyunjin solo sonrió mientras bajaba mis brazos hacia mi regazo, su otra mano continuaba tirando de mi cabello recién oscurecido.

"¿Es este realmente tu color natural?" Preguntó Hyunjin con su rostro genuinamente asombrado mientras pasaba los dedos por los mechones marrones.

"Sí, natural desde que nací" le dije rotundamente alejando sus manos delicadas de nuevo y mirándolo a modo de advertencia "Ya ha pasado casi una semana Hyunjin, la sorpresa ya debería haber desaparecido".

"Es solo que ..." Hyunjin comenzó pero su rostro se apagó y se transformó en uno de exagerada pensativa.

"¿Aburrido?" Sugerí completando el espacio en blanco. Hyunjin sacudió la cabeza rápidamente arrugando la nariz.

"No, es solo que no estoy acostumbrado a verte con cabello oscuro pero te queda bien" dijo Hyunjin, sus palabras y la sonrisa que lo acompañaba me hicieron sonrojar.-"Todo te queda bien". Tosí mientras tiraba de las mangas de mi sudadera que saltaba sobre mis manos, llevándolas hacia arriba para cubrir mis mejillas sonrosadas.

"Eso espero, ya que es como nací" suspiré sacudiendo mi cabeza para remover mi cabello de mi cara, había crecido una cantidad significativa desde la última que lo corté y a menos que lo peine hacia atrás con gel, caería sobre mis ojos. Soplé con gusto los mechones marrones rebeldes solo para que cayeran sobre mis ojos, Hyunjin se rió entre dientes mientras volvía a soplar.

No detuve que Hyunjin extendiera la mano para quitarme el cabello de los ojos, sus dedos recorrieron mis mejillas calientes después, la sonrisa relajada y con los labios cerrados de Hyunjin se profundizaron cuando me apoyé en su toque, casi acariciando su palma como un animal domesticado.

No sabía cuándo la presencia de Hyunjin se había vuelto tan normal pero fue cuando él no estaba allí que sentía su presencia aún más, si es que tiene sentido.
Karen estaba sobre mí en la escuela y los únicos momentos de alivio que pude encontrar fueron esos últimos momentos al final de la pausa de almuerzo cuando me iba a la piscina sabiendo que hyunjin ya estaría allí esperando, se había convertido en mi escape y me encontré con ganas de estar a su lado más que antes; realmente lo deseaba, lo anhelaba. Esos momentos de revelación solían ser cuando estaba acostado en la cama a altas horas de la noche con las sábanas un poco frías. A veces me sorprendía pensando que sería agradable sentir su calor a mi lado, sus brazos alrededor de mi cintura, me preguntaba cómo se sentiría despertarse con el olor de su champú y su voz ronca mientras gruñía ante los rudos intentos del sol de despertarlo; el solo pensamiento me hizo temblar haciendo que Hyunjin frunciera el ceño a mi lado.

"¿Tienes frio?" Hyunjin preguntó comenzando a quitarse su suéter, mi corazón dio un vuelco, le acaricio el brazo y sacudí la cabeza a lo que Hyunjin inclinó la cabeza hacia un lado inquisitivamente.

"No tengo frío" le tranquilicé doblando las rodillas contra mi pecho, de hecho se había vuelto un poco más frío el clima pues estaba entrado el otoño. El almacén de la piscina se heló en particular sin la unidad de calefacción encendida ya que no estaba destinada para que las personas pasaran su hora de almuerzo abrazados aquí.

"Tienes la piel de gallina" comentó Hyunjin pellizcando la parte posterior de mi cuello, me sonrojé sabiendo que la piel de gallina no era porque tenía frío sino porque mi cuerpo se estaba calentando con la idea de despertar con Hyunjin en la cama.

Gracias a Dios por el clima frío.

No pasó mucho tiempo antes de sentir a Hyunjin deslizarse detrás de mí, sus fuertes brazos envolviéndose alrededor de mi, sus manos me rodearon hasta tocar sus bíceps opuestos, encerrándome en una jaula de músculos y tatuajes.

Entre Sabanas | Hyunlix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora