Te pido perdón

941 37 0
                                    

Había terminado el ensayo, tenía bastante hambre y ya no tenía pastillas.

Pili—¡Caleb! ¿Cuando viene Osbaldo?

Caleb—No sé, me ha dicho que está bastante ocupado. ¿Se te acabaron las pastillas, verdad?

Pili—Si y tengo un hambre que no puedo ni con mi vida.

Caleb—Pues come, no porque comas un sándwich vas a engordar.

Pili—Caleb, engordó hasta cuando respiro aire.

Caleb—Eso es mentira, tu estás muy bien, podría decirte que tienes el cuerpo perfecto.

Pili—Eso quisiera yo, bueno, me voy, que tengo que arreglar unas cositas con alguien.

Caleb—Vale, nos vemos mañana.



(..........)

Necesitaba hablar con Pablo, quería que ambos estuviéramos bien, así que me dirigía al club, para poder verlo.

Caminando por los pasillos me encontré a Sira...

Sira—¡Pili! Linda. (Mi amiga se acercó y me dio un abrazo).

Pili—Hola Sira, ¿cómo te va?

Sira—Muy bien, ¿y a ti? No me digas... vienes a ver a Pablo.

Pili—Si, ¿sabes dónde está?

Sira—Justo los chicos fueron a los vestidores.

Pili—Ah, perfecto, entonces lo busco ahí, gracias, guapa.

Sira—Necesito que salgamos a tomarnos algo.

Pili—Ah... bueno, yo puedo ir contigo, pero no como, ya sabes el ballet me tiene una dieta estricta, así que solo como lo que yo me preparo. ¿Por qué no te vienes a mi casa y yo te preparo algo?

Sira—Me parece perfecto, nos ponemos de acuerdo ¿okey?

Pili—Si, si.



Me dirigí a los vestidores, claramente escuchaba las voces de los chicos, pero tenía que hablar si o si con Pablo.

Ansu—¿Y esta visita?

Pili—Nada, venía a verlos, bueno, también vengo a hablar con Pablo.

Ferran—¡Pablo! Te habla Pili.

Pablo—¿Pili está aquí?

Ferran—Si, y te está buscando. Bueno los dejamos solos, así pueden hablar tranquilamente.

Todos los chicos se salieron y yo me quede con Pablo a solas. Ambos estábamos en un silencio muy incómodo, pero al final lo terminé rompiendo.

Pili—Te quería pedir perdón... por lo de anoche y por las veces anteriores, me he comportado muy mal contigo y tú solo me ofreces tú ayuda.

Pablo—Perdóname tu también a mi, por insistirte tanto y no darte tu espacio, lo qué pasa es me preocupo mucho por la gente que quiero, y tú sabes que yo a ti te... te amo.

Pili—¿Me amas?

Pablo—Si, ¿por qué lo dudas?

Pili—No, no lo dudo, sólo siento que es muy pronto.

Pablo—Pili, yo te amo desde que somos niños, tú lo sabes.

Pili—Bueno... si es así, yo también te amo.

Me acerqué a Pablo y le di un beso.

Pablo—Dame otro.

Pili—Vale.

Me volví a acercar a él, nuestro beso se empezó a tornar más rápido. Pablo comenzó a quitarme la blusa que traía pero al instante lo detuve.

Pili—Estas loco si piensas que...

Pablo—¿No te excita? Todos están afuera, pensando que nos estamos reconciliando, anda, tú disfruta.

Pablo se acercó a mi cuello y comenzó a besarlo, rápido quite su camisa y lo acerqué a mi para besarlo. Ambos empezamos a caminar para sentarnos en una de las bancas.

Me puse arriba de él, baje su pantalón y al instante pude sentir su erección, ya estaba duro, sólo lo mire picara y comencé a moverme lentamente, la fricción, estar cerca de él, todo era perfecto.

Pablo bajo sus manos a mi ropa interior y las quito rápidamente que no me di cuenta.

Pablo—¿Lista?

Pili—¿Y todavía lo preguntas?

Pablo entró dentro de mi, bruscamente, eso me hizo soltar un gemido, pero al instante el chico tapó mi boca y comenzó a reír.

Pablo—Se que te gusta, pero no nos pueden escuchar.

Pili—¿Ahora si te importa?

Me junté más a Pablo y era yo la que ahora estaba moviéndose más rápido, que hizo que Pablo también soltara un gemido.

Ambos nos besábamos para callarnos, pero era imposible, lo estaba haciendo muy bien, que no quería que parara.

Después de varios minutos, ambos nos corrimos y yo solo me quede abrazada de él.

Pablo—Quien lo diría ¿no? Los niños que se odiaban, acaban de terminar de hacer el amor.

Pili—Del odio al amor hay un solo paso.

Pablo—Pili, me encanta estar contigo, tu piel, tus labios, tu sonrisa, todo de ti me gusta, desde siempre me ha gustado. Esa niña que siempre me hacía reír, aunque estuviera molesto, o esa niña que aunque aveces me quería tirar del balcón de su casa, tenía un poquito de corazón y una que otra vez me hizo sentir mejor, todo eso, me encanta.

Pili—A mi me encantas tu, y también digo lo mismo de ti, que fuiste un tonto cuando éramos niños, pero no niego que tuvimos buenos momentos.

Pablo—Por cierto... mañana Ester reservo en la discoteca, vamos a ir todos ¿quieres ir?

Pili—Vale, me parece buena idea, así pasamos más tiempo tú y yo.

Pablo—Okey. Ahora si me vas a bailar más de cerquita ¿eh?

Pili—¿Te estás aprovechando de que soy bailarina?

Pablo—Ajá.

Pili—Bueno... un novio que juega fútbol, no se que de me pueda servir ¿eh?

Pablo—Te puedo servir de mucho, estoy guapo, fuerte.

Pili—¿Solo eso? Amo me gustan inteligentes.

Pablo—Por ti, me vuelvo lo que quieras.

Pablo me volvió a besar y así nos quedamos por un buen rato.

Solamente si es con él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora