𝕽𝖊𝖚𝖓𝖎𝖔𝖓 𝕱𝖆𝖒𝖎𝖑𝖎𝖆𝖗

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La navidad pasada no había sido de lo más agradable, para nadie en realidad, pero quien más mal la había pasado fue el pobre de Aemond.


Fue en aquella cena que, aprovechando la oportunidad de que toda la familia estaba reunida, decidieron que lo mejor sería poder anunciar su compromiso, Aemond y Lucerys habían estado juntos durante bastante tiempo, y aunque intentaron mantenerlo en secreto, aunque para aquel punto era un secreto a voces. Las reacciones fueron variadas, por el lado de la familia de Lucerys no hubo mayor problema, su madre y su padrastro se lo habían tomado con bastante calma, incluso se podía decir que estaban felices, siempre que eso hiciera feliz a su dulce niño, todo estaría bien, y aunque el más reacio a aceptar aquel compromiso fue su hermano Jacaerys, al final no tuvo más opción que resignarse y darles su apoyo, no tenía en corazón para destrozar la felicidad de su hermanito con su mala voluntad hacia Aemond, si Luke estaba feliz, él estaba feliz, sin embargo... por el lado de Aemond las cosas no fueron tan simples como hubiera deseado, la única que parecía aceptarlo sin mayores complicaciones era su hermana, Helaena se mostró feliz y los felicitó a ambos por su decisión, deseándoles la mejor de las suertes. No esperaba mucho de Aegon, el tipo ya estaba lo suficientemente borracho como para entender lo que estaban diciendo, y si bien él también los felicitó, dudaba mucho que la reacción de su hermano fuera totalmente genuina, cuando se pusiera sobrio y se diera cuenta probablemente no pararía de burlarse. Y ya por ultimo... su madre.

Alicent no se veía para nada contenta con aquel anuncio tan repentino, es más, se veía muy molesta con Aemond, tanto así que después de la cena, le reprochó a su hijo el que quisiera casarse con Lucerys, aunque al menos tuvo la decencia de hacerlo en privado.

-¡¿Cómo puedes siquiera pensar en casarte con ese... con ese bastardo?! Es una vergüenza para la familia, ¡Es una deshonra a la memoria de tu padre! ¡Él y su familia se han burlado de nosotros, se han burlado de tu padre por años! ¡¿Cómo puedo tener un hijo tan desagradecido?!

Aquellas palabras lograron penetrar en la dure e inquebrantable coraza de Aemond y llegaron a su corazón como puñales, ver la decepción en los ojos de su madre le dolía, siempre había hecho de todo para verla orgullosa, pero ahora... era como si se avergonzara de tenerlo como hijo. Luego de aquella discusión se sintió bastante deprimido, no sólo por la decepción que le causó a su madre, había esperado tanto tiempo para poder anunciar su compromiso y tenía la esperanza de que su madre sería la primera en apoyarlo, se sentía como un tonto por haber confiado tan ciegamente en que eso pasaría. Durante la noche, Luke tuvo que consolarlo, le dio un fuerte abrazó mientras le repetía que todo estaría bien, que sólo había que darle algo de tiempo, que ya cambiaria de opinión.

Pero ya había pasado un año desde aquella ocasión, nuevamente era Navidad y nunca recibió una sola disculpa de Alicent ni nada que le demostrara un cambio de opinión, nada... Aemond jamás lo iba a admitir, pero toda aquella situación lo entristecía de una forma que nadie podía imaginar, tenía la leve esperanza de que al menos su madre aceptara la invitación de ir a cenar.

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Los primeros invitados en llegar, como siempre, eran Rhaenyra y Daemon, quienes saludaron calurosamente a Luke, sobre todo su madre, quien lo llenó de besos en toda la cara y le dio el abrazó más apretado y afectuoso que una madre podría dar, Aemond, quien mirada todo desde la distancia, no pudo evitar sentir celos de su pareja y de su relación con su mamá, en el fondo deseaba poder tener esa misma relación con Alicent, ansiaba que su madre volviera a abrazarlo y besarlo de la forma en la que Rhaenyra lo hacía con su hijo... Estos celos fueron notados por Rhaenyra, quien al instante se dirigió hasta su hermano y le dio un abrazo igual de tierno.

-¡Cuanto tiempo, Aemond! Me alegra tanto que estés bien - El saludo fue tan afectuoso que terminó por confundir al rubio, y para cuando Rhaenyra le dio un beso en la frente, se quedó prácticamente sin palabras.

No supo que hacer ni que decir, entonces buscó a Luke con la mirada, quien sólo le dedico una pequeña sonrisa y le levantó el pulgar, dándole a entender que no pasaba nada malo, que lo estaba haciendo bien, sólo entonces Aemond pudo devolver el abrazo, intentando aguantarse las ganas de llorar que traía atoradas en la garganta.

Los siguientes en llegar fueron Aegon y Jacaerys, quienes estaban sospechosamente juntitos, la pareja de casados coincidió en que algo debían traerse entre manos, pues no era normal verlos a los dos juntos, considerando que se llevaban mal... supuestamente.

-¡Wow, Aemond! Ustedes dos tienen una casa muy bonita - Felicitó Aegon, algo muy fuera de su personalidad.

-Aegon... ¿estas borracho? - preguntó Aemond con incredulidad.

-Nada de eso, hermanito - negó, colocando su brazo alrededor del hombro de Aemond - ¿Quieres saber por qué estoy tan contento? Pues bien, resulta que Jace es muy bueno en la ca...

-¡CIERRA EL HOCICO! - lo interrumpió Jace, dándole un golpe en la cabeza, estaba notoriamente avergonzado, con la cara roja.

(un poquito de humor no mata a nadie)

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Ya estaban todos reunidos en casa, pero Aemond sentía que le faltaba alguien, claro... era su madre, sólo Dios podía saber por lo que estaba pasando el joven en ese momento, había esperado que ella apareciera en la puerta, tuvo la tonta esperanza de que así fuera, que en cualquier momento escucharía un golpe en la puerta y sería ella, pero aquella ilusión murió en el mismo lugar donde nació, en el corazón de Aemond, la tristeza se apoderó de él en ese momento, se lo estaba tragando vivo y Luke notó eso, hizo el intento de animarlo con un suave y cálido beso en los labios.

-Anímate, seguro sólo se retrasó, sabes lo pesado que está el trafico en estas fechas...

Las palabras de Lucerys lograron tranquilizarlo pero sólo por unos momentos, cuando se sentaron en la mesa para comer y Alicent aún no había llegado, fue cuando se dio cuenta de que quizás ya nunca llegaría, incluso si intentaba disimular frente a la familia, su tristeza era notoria para todos. Pero entonces, a mitad de la comida, hubo un pequeño rayo de esperanza para el pobre de Aemond cuando escuchó que llamaban a la puerta, rápidamente se paró de su asiento para ir a ver quien era y cuando abrió la puerta se quedó prácticamente sin aliento.

-Hola... perdón por llegar tarde... ¿Puedo pasar?

Su madre finalmente había llegado, Aemond no pudo ocultar su felicidad y rápidamente la hizo entrar.

-¡Adelante! Hasta te hice un lugar en la mesa...

Por el resto de la noche, Aemond irradiaba felicidad, y esa felicidad contagió a Lucerys, estaba tan feliz por su esposo, tomó su mano por debajo de la mesa y lo acarició con cariño, si Aemond estaba feliz, entonces él también lo estaba. Nada podría haber hecho a Aemond más feliz como en aquella noche, finalmente era un hombre casado, toda su familia estaba con él y, por sobre todo, su madre lo apoyaba, lo que más había deseado, pedido y suplicado un año entero... se había cumplido.

Fin!

(que si, que si, que se que no es muy Lucemond, pero no tenía más ideas ese idea, se hizo lo que pudo)

𝕷𝖚𝖈𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕮𝖍𝖗𝖎𝖘𝖙𝖒𝖆𝖘 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora