Soul Of Ice

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Maldije una y otra vez el momento en el que acepté acompañar a Jake a esa maldita carrera. Odiaba esas carreras, no le encontraba la emoción a jugarse la vida para ganar unas pocas libras. La mayoría de las ocasiones en las que aceptaba ir, era para demostrar que no era como todos pensaban. Casi todo el instituto se preguntaba que hacía una chica como, con un chico como Jake. Yo prefería pasar el fin de semana en casa, leyendo un buen libro o viendo alguna película, él prefería salir de fiesta o acudir a carreras.

Era bastante inusual que saliese con mis amigos. Desde que falleció mi padre hace dos años, decidí centrarme al máximo con los estudios para entrar a alguna universidad que me asegurase la mejor formación posible, y así, encontrar un buen empleo. Mi madre se partía la espalda haciendo más turnos en el hospital y yo quería contribuir económicamente cuanto antes.

Bufé mientras daba pequeños saltitos, intentando subir mis pantalones negros ajustados. Para estar a mediados de Abril la temperatura era bastante agradable, por lo que decidí acompañar mis pantalones con una camisa fina blanca y unos botines negros de tacón.

Rocié unas gotas de colonia en mis muñecas y detrás de mis orejas. Observé la imagen que me devolvía el espejo del baño, tenía que reconocer que para ser una de las primeras veces que me maquillaba había quedado bastante bien.

El rugido de una moto indicó que Jake había llegado. Me di un último repaso frente al espejo comprobando que estaba lista. Bajé rápidamente las escaleras, agradeciendo que mi madre tuviera turno de noche. Jake no le agradaba en lo absoluto y posiblemente no me hubiera dejado salir esa noche. Se preocupaba demasiado por mí, pero la comprendía. Ella tenía miedo de perder a alguien más.

Cerré la puerta, escondiendo mi juego de llaves bajo el felpudo de la entrada, sabía que si me las llevaba lo más posible es que terminara perdiéndolas, y no me gustaría ver la cara de mi madre cuando me viera esperándola en el pequeño porche.

El cielo estaba totalmente despejado, permitiéndome ver el manto de estrellas que se alzaba en el cielo con total claridad. Aquella noche, la luna brillaba como nunca.

Jake se apoyaba en su moto, sonriéndome abiertamente. Vestía sus típicos tejanos rotos y una camiseta negra, y por supuesto, aquellas botas que siempre usaba para las carreras, adornaban sus pies. En aquel momento me cuestioné a mí misma el cómo había conseguido salir con un chico tan guapo como él.

Una vez frente a él, tomó mi cintura con su brazo, apegándome a él y uniendo nuestros labios en un dulce beso. Moví mis labios al compás de los suyos, disfrutando de su calidez. Una vez nos hubimos separado, Jake juntó nuestras frentes, hipnotizándome con sus ojos pardos.

-          ¿Vamos? – Susurró.

-          Sí. –

Besó mi nariz y me tendió el casco. Jake se subió a la moto y yo imité su acto, aferrándome a su torso. A pesar de estar de espaldas a mí, pude notar como sonreía ante mi agarre.

Arrancó el motor y comenzamos a avanzar por las transitadas calles de Londres.

***

Mi mano agarraba fuertemente la de Jake, temiendo perderle entre todo el barullo de adolescentes. La carrera tendría lugar en unos viejos almacenes a las afueras de la ciudad. El lugar estaba formado por viejos edificios de ventanas rotas o paredes medio destruidas por el abandono y el paso del tiempo. El sitio me provocaba escalofríos, pero con el ambiente que en aquel momento tenía, parecía menos tenebroso. La atmósfera estaba cargada de un olor a tubo de escape, alcohol y cigarrillos. Para ser tan solo las diez de la noche ya había varios adolescentes borrachos o colocados.

Fallen Angel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora