Capítulo 3

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Minhyun se paseó lentamente por la larga alfombra del centro de la sala de entrenamiento, mientras esperaba para ver si Minki realmente tenía el coraje de presentarse. Sus labios se torcieron con el inicio de una sonrisa. En realidad, se sentía bastante seguro de que el jaguar se mostraría irritado. La única cuestión era si entrenaría o regañaría a Minhyun.

Recordó cómo la furia había brillado en los ojos de color ámbar de Minki cuando había defendido a sus hermanos. Era obvio que, si bien se había reencontrado recientemente con su familia, ya se había encariñado con ellos. Minhyun ociosamente se preguntó si su propio hermano, Henry, desarrollaría el mismo parentesco si alguna vez volviera a casa, o si la separación habría sido demasiado larga para cualquier esperanza de reconciliación.

Un susurro de pequeños movimientos le hizo saber a Minhyun que ya no estaba solo. Giró la cabeza a la derecha y vio a Minki de pie vacilante justo en la puerta. Como siempre, ver al joven afectó a Minhyun de la forma más cruda y más visceral que podía imaginar. La necesidad, el hambre, el deseo, afecto y un sentido de propiedad, estaban todos presentes, y cada uno confundía a Minhyun un poco más que el anterior.

Porque, después de más de dos décadas de soledad auto impuesta, este pequeño jaguar llamaba a Minhyun como ningún otro, ocultándolo misteriosamente en este momento tanto como lo había hecho hacía seis meses. Todo lo que sabía con certeza, era que Johnny tenía razón en una cosa, Minki suponía un problema con una P mayúscula.

Minki dio un paso vacilante hacia adelante. En vez de los pantalones vaqueros que había usado la noche anterior, unos anchos pantalones negros y una sudadera roja con capucha cubrían su pequeño cuerpo. Sus pies estaban obstaculizados con unas endebles zapatillas de deporte, pero al menos era una leve mejoría. Esa era la pista de que Minki había venido con la intención de hacer trabajar algo más que su boca.

—He estado pensando sobre lo que me dijiste —la sensual voz ronca de Minki rompió el silencio.

—¿Y? —respondió Minhyun simplemente, lo que obligó a Minki a continuar la conversación.

Minki frunció el ceño, algo que hacía demasiado a menudo para el gusto de Minhyun. Retorciendo los dedos en un gesto nervioso, se encogió de hombros. —No estaría de más entrenar contigo. Ya que estoy retrasado con respecto a todo el mundo, algunas de las sesiones extra me vendrán bien.

Minhyun casi sonrió ante la lógica de Minki. Aunque no era capaz de admitir que Donghae y Yunho habían hecho mal, sí parecía dispuesto a reconocer la necesidad de que Minhyun lo ayudara. Minhyun se preguntó si Yunho se daría cuenta ahora de que tenía un diplomático en ciernes en sus filas. —No estaba seguro de que aceptaras mi oferta —admitió Minhyun.

Minki levantó la vista por encima del borde de su flequillo oscuro. —Como dijiste, si va a venir por mí, voy a tener que saber cómo protegerme.

Minhyun no se perdió cómo Minki se negó a mencionar el nombre de Declan. —¿Saben Yunho y Donghae que estás aquí?

—No, tenía miedo de que no me dejaran sin uno de ellos aquí.

Minhyun tuvo que trabajar duro para mantener su indignada mirada de incredulidad. ¿Los hermanos jaguares realmente irían tan lejos como para incluso no dejar que Minki caminara alrededor de la sede sin un guardaespaldas?

—Me sorprende que Yunho no te haya insertado un chip de localización.

La esquina de los labios de Minki inició una sonrisa irónica. —En realidad, querían poner uno tanto en Minwoo como en mí, pero la idea no cayó muy bien.

—Déjame adivinar... Donghyun le dijo a Yunho dónde se podía meter el chip y no en algún lugar de cortesía.

—Bueno, ya que Yunho es su líder, Donghyun no podía entrar en detalles con una respuesta, pero la esencia estaba allí. —La sonrisa de Minki se hizo más pronunciada.

Serie de los CP 05 - Caricia PerversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora