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Bakugou levanto la mirada -¿Niños?-

-Tu eres menor que yo- dijo Kirishima y el rubio no pudo decir nada así que continúo -Te contaré bien todo-

-Tu eres menor que yo- dijo Kirishima y el rubio no pudo decir nada así que continúo -Te contaré bien todo-

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•••

Un niño de cabello negro caminaba por el bosque, hasta llegar a un río muy hermoso, de aguas cristalinas -Odio mi casa- devia para su mismo, se sentó en una de las piedras más grandes cerca del río

-Aqui es más tranquilo ¡¡Aquí viviré!!- se puso de pie muy feliz que no noto que colocó mal uno de los pies y resbaló.

-Ah- exclamó esperando caer al río pero alguien lo había tomado de su tobillo.

-¿Un casa aquí? Eso es muy tonto- un niño de ojos rojos escarlata y cabellos rubios sonreía sujetandolo.

-No es tonto, no quiero ir a mi casa- se quejo él otro mientras recobraba la compostura.

El rubio sonrió con un leve rubor -Entonces ¿Puedo visitarte?-

Kirishima lo vio sorprendido -¡Claro!-

-Pero ¿Qué comerás?- sonrió.

El niño pelinegro llevo su mano a la barbilla pensando bien en todo eso, cuando de la nada vio los zapatos del otro, eran muy elegantes, subió su mirada.

Se encontró con una sonrisa segura y una pregunta -¿Qué?-

-Es que te vez muy elegante para estar solo en el ... Bosque-

Bakugou desvió su mirada al río -Eso no importa, lo importante es tener madera sabes, ven- hizo un gesto con sus manos para que lo siguiera y Kirishima lo hizo.

Ambos se la pasaban bien, Kirishima había subido al árbol por qué era más alto y cortaba ramitas arrojandolas al suelo, para que Bakugou las recogiera.

-¿Cómo te llamas?- pregunto el rubio mientras estaban sentados en la orilla del río.

-Eijiro, pero no me lleves a casa-

-¿Por qué lo haría? Yo también quiero salir de mi casa y debe ser cosa del destino encontrarme con un chico tímido con las mismas intenciones-

Se hacía de noche y ambos niños estaban dentro del río atrapando peces.

Hasta que el rubio escucho unos caballos y se escondió detrás de la roca en la que había salvado a Kirishima -¿Qué pasa?- dijo el mismo susurrando.

Bakugou puso uno de sus dedos en la boca indicando que no haga ruido.

Unos guardias pasaron en caballo y le hablaron fuerte a Kirishima.

-¡Niño! ¿No haz visto a otro chico de tu edad por aquí?-

Lo que Kirishima negó con la cabeza y ellos vieron a su alrededor, para luego irse sin decir nada, eran una gran cantidad.

Al no escuchar ruido Kirishima miro a Bakugou quien se asomaba para ver -¡Ja! No regresaré con esa vieja!-

(¿Vieja?) Pensó Kirishima pero no quiso preguntar.

Después de un rato el rubio logro encender una fogata de fuego vivo y pusieron los peces en el fuego.

-¿Cómo sabes tanto de eso?-  pregunto el mayor.

-Solo, me han enseñado en mi casa estás cosas- luego de calentar el pez, se lo paso al pelinegro -Come algo-

Luego de comer eso ambos se sentaron, Bakugou se recostó en las piernas del mayor y se quedó profundamente dormido.

Kirishima se quedó viendolo un rato más y pensando en sus palabras (¿Soy un chico tímido?)

Luego viendo al cielo se quedó dormido. Para la mañana siguiente el rubio no estaba, no había dejado nada ahí, cómo si hubiera sido un bello espejismo o un sueño.

•••

Bakugou tenía un anotada confusa -¿Me estás diciendo que el niño soy yo?- dijo tratando de recordar.

Kirishima asintió con la cabeza -Perdona si estoy ofendiendote pero- lo callaron con la mano alzada del presente.

-No quiero que me digas nada más, solo vete, ya es tarde-

El Príncipe & Su GuardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora