Capítulo 4: 1904 La tristeza de los hermanos

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La princesa Cataleya se encontraba acariciando la mejilla de su hija mayor, quien desconsoladamente sollozaba en el regazo de su madre, sintiéndose indefensa como una niña. Su madre llena de ternura la mimaba y le preguntaba "Hija mía, ¿Por qué lloras?", pero su hija no le respondía rehusándose a mostrar su debilidad.

Kouyou estaba inmersa en su propia pena. Su mente solo pensaba en su futuro del matrimonio, o eso era lo que le daba a entender a su madre, quien le daba consejos sobre el matrimonio y que no era tan espeluznante, pues era una etapa de madurez que se pasaba con el amor de su vida.

— Adalric no es el amor de mi vida.

— Hija mía, Adalric es tu esposo, amante y confidente. El amor de tu vida es él, ya que Dios lo quiso así, tal vez tu no lo sepas, pero el señor ya tiene tu camino preparado desde el momento que te di la oportunidad de nacer.

Kouyou suspiro con una tristeza tan dolorosa que Chuuya, quien estaba en la puerta observando la escena se cuestionó si pasar a aclarar sus dudas.

— Hijo mío, mi dulce soldadito, ¿Qué haces ahí? Ven con nosotras.

— Gracias, pero madre. —Guardo silencio unos segundos pensando—. Quisiera hablar con Kouyou a solas.

— Entiendo.

Cataleya se removió un poco quitando su hija de su regazo. Se levantó de la cama ordenando su vestido de colores pálidos, que resultaba algo arrugado. Se acerco a su hija despidiéndose con un pequeño gesto de apoyo y luego se despidió de su hijo menor dándole un pequeño beso en su mejilla y dos palmadas en sus hombros.

Cerró la puerta dejando a los dos hermanos solos en silencio. Kouyou dejó de sollozar para mirarlo estresada, Chuuya no lo comprendía y no entendía porque le estaba evitando de tal forma que lo hería.

— Hermana, ¿Por qué-...?

— Chuuya, no lo vas a entender. —Dijo cansada—. No hay manera que lo comprendas, si te lo explico ahora o antes de todo esto no lo lograrías, me odiarías.

—¿Y evitarme es la mejor solución a tu desprecio? —Contrapuso Chuuya mostrándose adolorido—. Solo explícame. Todos en la familia sabemos que no fue un robo, ni mucho menos un secuestro como quisiste hacernos pensar, algo muy inteligente de tu parte, pero basta ya, no podemos con esto, ¿Cuál fue tu razón y la razón de ellos?

— Chuuya, ¿Nunca te has sentido como un objeto al casarte? ¿Has sentido amor a tu prometida?

— Por favor, dime que no estas loca ahora.

— ¡No estoy loca! —Alzo la voz apretando su vestido entre sus manos—. No estoy loca...no estoy loca, ¿Por qué creen que mi tristeza es de demencia? Chuuya, nunca me quise casar y mucho menos con Adalric. No lo amo y no lo amare, porque mi corazón le pertenece a otro hombre.

— ¿Y ese hombre es...?

— No te lo puedo decir, no ahora Chuu.

Chuuya dejo de apretar los puños ablandando su cuerpo, respiro profundo y luego exhalo dejando fluir todas sus emociones. Kouyou trago saliva limpiando sus lágrimas con su pulgar para enfrentarse a la mirada atenta de su hermano.

— Yo amo a un hombre, ese hombre es quien me ha "secuestrado", me ha robado el corazón. ¡Y tú lo arruinaste! Ahora estoy condenada a vivir en este martirio con Adalric, a quien no amo y a quien tú respaldas, me siento traicionada por ustedes, pero más por ti.

Petrificado movió un pie hacia atrás escuchando como su hermana se desahogaba de todo lo que estaba reprimiendo hace 3 semanas cuando ocurrió tal incidente, donde ella dejo de hablar con ellos y los trataba con una actitud indiferente. El orgullo que antes estaba revoleteando por todo su cuerpo, ahora estaba muerto ante el llorar de su hermana mayor.

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⏰ Última actualización: Mar 04 ⏰

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