¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
P.O.V.: (____) Nakamura.
— Nakamura, ¿Podemos hablar en privado un momento?- me agarró alguien del brazo, impidiéndome avanzar.
Traté de girarme para saber quién era esa persona, y me sorprendió ver quién me había hablado.
— ¿Chigiri…?- me extrañó mucho que él me llamase, la única vez que le hablé me dio la impresión de ser alguien reservado y callado, aunque la verdad es que no hemos hablado apenas nada. Chigiri tenía una expresión seria.- ¿Hay algún problema?
— Será sólo un minuto, por favor.- yo asentí levemente para después salir de la habitación juntos y ver como él cerraba la puerta detrás nuestra.
Nos quedamos en el pasillo, al lado de la puerta de nuestro cuarto. Estábamos en silencio, cada uno en frente del otro, él apoyado y cruzado de brazos en la pared y yo en la contraria, esperando a que hablase.
— Nakamura, ¿Por qué paraste el balón cuando me iba a golpear a mí?- yo le miré extrañada, porque para ser honesta, me esperaba de todo menos esta pregunta.
— Pues…- me quedé pensando por un momento- Porque te lo debía por haberme ayudado.
— No me sirve esa respuesta.- me respondió francamente.- Tú y yo sabemos que te convenía que me diera a mí el balón, pero aún así interveniste, ¿Por qué?
— En verdad, no tengo un motivo del porqué lo hice…- comencé a decir tratando de buscar las palabras para explicarlo.- Simplemente reaccioné sin pensarlo, creo…
— ¿Crees? Es una respuesta un tanto ambigua, la verdad.- me dijo mientras agachaba la cabeza, impidiéndome ver sus ojos al ser tapados por mechones de su pelo.- Si te soy sincero pensaba que me irías a decir algo más concreto...
— Bueno, en realidad hay algo más que reaccionar sin pensarlo…- Chigiri levantó la vista y me miró atentamente con sus ojos rosados.- Es verdad que actué por inercia, pero algo de mí me decía que debía ser yo la que tuviera el balón… Como si yo quisiera ser la que eliminase a alguien.
Chigiri se quedó mirándome fijamente, con una expresión un poco desilusionada, dándome a entender que no era esa la respuesta que esperaba.
Volvió a mirar hacia abajo, ocultando su cara de mí. Sin embargo, esta vez me dió la sensación de que él estaba sonriendo, cómo si algo de lo que yo hubiese dicho le hubiera causado gracia.
— Con que de verdad no me recuerdas.- dijo en un tono de voz casi inaudible, como si en verdad no quisiera que me enterase de lo que había dicho.- Es normal, no sé por qué no me lo imaginé.
— ¿Eh…? Perdona, ¿a qué te refieres con “no recordarte”?- le pregunté un poco dudosa de si en verdad era eso lo que dijo el pelirrojo.
