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Aun cuando sabia que esta fue la mejor elección, no evitaba que me sintiera muy culpable por no haber hecho nada.

—Lo siento, por no haber podido ayudar a los demas— dice el azul.

Lo miro a los ojos, y le creo cuando dice que lo siente.

Relajo mi postura a una tranquila, aunque aún me encuentro debajo de el.

—Está bien, lo entiendo ahora—digo aun con mi mirada fija en la suya—¿Puedes soltarme ya?— pregunto apartando la mirada avergonzada.

Daiki me suelta, se pone de pie y toma la carne desconocida de el fuego; se sienta junto a mi de nuevo y me aserca la carne.

Aun dudosa tomo la flecha que sostiene la carne y doy la primera mordida. Para mi sorpresa no sabe mal.

—Gracias— le digo bajo, en parte por la comida. Pero también por no matarme o dejarme ahí a que me mataran y ahora darme de comer.

El solo asiente con una sonrisa amable.

Termino de comer y de vez en cuando estuve dándole a el para que comiera también.

—Puedes dormir en la tela, yo dormiré por acá— me ofrece.

No me negué, hasta que vi que se acostó en el suelo solamente, lo miré sorprendida y me decidí.

—Ey no, no es justo que tengas que dormir en el suelo. Esta es tu cama; ven conmigo—le pido, me siento tímida pero estoy decidida a dejar que duerma conmigo.

—¿Estas segura?— me pregunta dudoso de venir.

Yo asiento calmada en respuesta, lo observo como se pone de pie y se acuesta a mi lado. Al ver que apenas cabemos ambos, me pego a él.

El se sobresalta, pero después se relaja. Me quedo dormida con mi espalda muy serca de su pecho.

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Me levanto por un sonido extraño. Miro en direccio a la entrada de la cueva, parece que todavía es de noche.

Me doy cuenta de que ahora mi cuerpo está pegado a el de Daiki, cuando me remuevo para alejarme un poco escucho un jadeo.

Y me percato de que siento un bulto bajo mis nalgas, un bulto que creo saber que es.
Me volteo despacio a mirar a Daiki; y me encuentro con su mirada fija en mi.

Bajo la mirada para confirmar que el bulto si es lo que pienso, el se levanta rápidamente; parece que le avergonzó que lo mirara ahí.

—Lo siento, no fue a propósito. Vuelve a dormir— me pide dándome la espalda.

Pacientemente, me pongo de pie y camino hacia el, con cuidado paso mi mano por lo largo de su espalda y accidentalmente roso su cola. Escucho claramente como jadea y veo su cola temblar un poco.

—Yo... ¿Quieres que te ayude con eso?— pregunto entre tímida y atrevida.

El voltea a mirarme muy sorprendido.

—Yo ¿sabes como quitarlo?—me pregunta nervioso mientras trata de tapar su entrepierna.

La pregunta hasta me ofende. Pero lo paso por alto, porque me da curiosidad. Parece no entender bien qué es lo que sucede con su cuerpo ¿Aquí no tiene educación sexual?

—Si, solo si tu me dejas te ayudaré—le digo amable, si se niega lo ignoraré y ya. El duda un momento y asiente—¿No te enseñaron como quitarlo?— indagó mientras tomo su mano y lo guió hasta las telas en el suelo.

—Yo, fuí expulsado de la tribu a los 12 años. No me enseñaron muchas cosas—me contesta tranquilo— Me pasó antes, pero si lo dejaba estar o me sumergía en el río se calmaba— explica mientras me mira directamente.

One-shots {Daiki Aomine x Lectora}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora